Seguridad alimentaria y pobreza infantil en Perú: Análisis para el diseño de políticas públicas hacia el 2030

Food security and child food poverty in Peru: Analysis for public policy design toward 2030

Julio C. Navarro Falconi (1)
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú
https://orcid.org/0000-0002-5821-1164

(1) Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú

Esta obra está bajo licencia internacional Creative Commons Reconocimiento 4.0
Recibido: 01/08/2024   Revisado: 29/08/2024  Aceptado: 02/10/2024  Publicado: 10/01/2025


RESUMEN

La seguridad alimentaria constituye uno de los desafíos más apremiantes del siglo XXI, especialmente en lo que respecta a la población infantil. Este artículo analiza la situación de la seguridad alimentaria y la pobreza alimentaria infantil a nivel global, regional y nacional, con énfasis en el caso peruano. A través de una revisión de datos actuales, se examina la prevalencia de la inseguridad alimentaria que afectó al 51 % de los hogares peruanos en el 2021 y su evolución hasta el 2023. Los datos revelan que globalmente 181 millones de niños menores de cinco años viven en situación de pobreza alimentaria grave, mientras que en Perú el 56,5 % de hogares con presencia de niños menores de 5 años presenta inseguridad alimentaria. El análisis identifica tres factores estructurales clave: entornos alimentarios precarios, malas prácticas alimentarias en la primera infancia y bajos niveles de ingresos. Los hallazgos demuestran que más del 54 % de los niños en pobreza alimentaria grave pertenecen a hogares de clase media o alta, indicando que el problema trasciende las barreras económicas tradicionales. Se proponen recomendaciones específicas para tomar en cuenta en la implementación de las políticas públicas peruanas orientadas a la Agenda 2030, incluyendo la transformación de sistemas alimentarios, el fortalecimiento de los sistemas de salud, la activación de mecanismos de protección social y la mejora de los sistemas de datos para lograr un monitoreo continuo.

Palabras clave: Inseguridad alimentaria, pobreza infantil, primera infancia.

ABSTRACT

Food security is one of the most pressing challenges of the 21st century, especially concerning children. This article analyzes the situation of food security and child food poverty at the global, regional, and national levels, with emphasis on the case of Peru. Through a review of current data, it examines the prevalence of food insecurity that affected 51 % of Peruvian households in 2021 and its evolution through 2023. The data reveal that globally, 181 million children under five years of age live in severe food

poverty, while in Peru, 56.5 % of households with children under five are affected by food insecurity. The analysis identifies three key structural factors: poor food environments, inadequate feeding practices in early childhood, and low-income levels. The findings show that more than 54 % of children in severe food poverty belong to middle- or upper-class households, indicating that the problem transcends traditional economic barriers. Specific recommendations are proposed to be considered in the implementation of Peruvian public policies aligned with the 2030 Agenda, including the transformation of food systems, strengthening health systems, activating social protection mechanisms, and improving data systems to enable continuous monitoring.

KEYWORDS: Food insecurity, child poverty, early childhood.

INTRODUCCIÓN

DESARROLLO

Este artículo analiza de manera integral la situación de la seguridad alimentaria y la pobreza alimentaria infantil en Perú, identificando las causas subyacentes, los factores contextuales que intensifican el problema y algunas experiencias internacionales que ofrecen lecciones valiosas. A partir de este análisis, se proponen recomendaciones específicas para el diseño e implementación de políticas públicas sostenibles orientadas a garantizar el derecho a la alimentación adecuada hacia el 2030.

La inseguridad alimentaria no solo se traduce en carencia de alimentos, sino también en el acceso limitado a dietas diversas y nutritivas que puedan satisfacer los requerimientos específicos


de la primera infancia. Este fenómeno tiene consecuencias profundas para el desarrollo físico y cognitivo de los niños y perpetúa ciclos intergeneracionales de pobreza y exclusión. Por ello, comprender sus múltiples dimensiones es esencial para formular intervenciones efectivas y adaptadas a las particularidades culturales, geográficas y socioeconómicas del Perú.

Asimismo, la situación de pobreza alimentaria infantil se ve agravada por las profundas desigualdades existentes entre las áreas urbanas y rurales, así como por las brechas de acceso a servicios básicos de salud, educación y protección social. El análisis de estos factores evidencia que no existe una única causa del problema, sino un entramado de determinantes que requieren soluciones intersectoriales y coordinadas, la complejidad del problema obliga a mejorar y superar aquellos enfoques fragmentados o aislados para avanzar hacia políticas integrales y sostenibles.

Finalmente, es necesario destacar que el cumplimiento de la Agenda 2030 y el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre Cero (ODS 2) implican compromisos concretos y sostenidos por parte del Estado, la sociedad civil y el sector privado. Algunas experiencias

internacionales han demostrado que es posible reducir de manera significativa la pobreza alimentaria infantil mediante la implementación de estrategias adaptadas a la realidad peruana que permitan garantizar el derecho a la alimentación adecuada para todos los niños y niñas del Perú.

DESARROLLO

La seguridad alimentaria

La seguridad alimentaria, según la definición establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), existe “cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana” (FAO, 2024). Este concepto multidimensional se sustenta en cuatro pilares fundamentales que interactúan de manera compleja para determinar el estado nutricional de las poblaciones.

La disponibilidad de alimentos constituye el primer pilar, referido a la cantidad de alimentos disponibles a nivel nacional, regional y local. Esta dimensión está relacionada con el suministro suficiente de alimentos frente a los requerimientos de la población y depende de la producción local, regional, nacional o la importación de alimentos (FAO, 2024). Además, como lo señala el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social de Perú (MIDIS), los factores determinantes incluyen la estructura productiva (pesca, agropecuaria, industrial), los sistemas de comercialización y distribución, factores productivos (tierras, crédito, agua, tecnología, recursos humanos), condiciones ecosistémicas (clima, biodiversidad)


políticas de producción y comercio y

conflicto sociopolítico (MIDIS, 2024).

El acceso a los alimentos representa el segundo pilar, y se refiere a la posibilidad de los hogares de obtener alimentos en la cantidad y calidad necesaria para satisfacer las necesidades nutricionales. Este acceso puede lograrse a través de la adquisición directa, la asistencia social, donaciones o la autoproducción (MIDIS, 2024). Los principales determinantes del acceso incluyen el nivel y la distribución de los ingresos económicos, los precios de los alimentos y la producción primaria, así como el alcance de los programas de asistencia vinculados a la alimentación (FAO, 2024).

La utilización de alimentos constituye el tercer pilar, refiriéndose a la posibilidad de que el consumo de alimentos permite aprovechar de manera efectiva su potencial nutricional. Esta dimensión depende de factores como la cultura, el nivel de educación alimentaria y nutricional, y el acceso a bienes y servicios básicos para la preparación de alimentos. La utilización efectiva requiere prácticas adecuadas de almacenamiento, procesamiento y preparación, así como la disponibilidad de agua limpia y combustible adecuado (MIDIS, 2024).

Finalmente, la estabilidad representa el cuarto pilar, referido al acceso constante y confiable a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos a lo largo del tiempo. Esta dimensión incluye factores como la producción estable de alimentos, los sistemas de distribución eficientes, el acceso sostenido a los mercados y la capacidad de resistir y recuperarse de diversas crisis que podrían amenazar la disponibilidad y el acceso a los alimentos.

La pobreza alimentaria infantil

La pobreza alimentaria infantil, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), se define como “la incapacidad de los niños y niñas para obtener y consumir una alimentación nutritiva y variada en la primera infancia, es decir, en los cinco primeros años de vida” (UNICEF, 2023). Esta condición se caracteriza por la falta de acceso a una dieta diversa que incluya al menos 5 de 8 grupos alimentarios esenciales para el desarrollo saludable.

Los ocho grupos alimentarios necesarios para alcanzar la diversidad alimentaria mínima incluyen: leche materna, productos lácteos, alimentos cárnicos y pescados, huevos, legumbres y frutos secos, frutas y verduras ricas en vitamina A, otras frutas y verduras, y cereales, raíces y tubérculos. Los niños que acceden únicamente a entre cero y dos grupos diarios se encuentran en situación de pobreza alimentaria grave, mientras que aquellos que acceden a tres o cuatro grupos diarios se encuentran en situación de pobreza alimentaria moderada (UNICEF, 2024).

La medición de la pobreza alimentaria infantil utiliza el indicador de diversidad alimentaria mínima desarrollada por UNICEF y por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este indicador evalúa la diversidad dietética de niños entre 6 y 23 meses de edad, extrapolando estos datos a la población menor de 5 años. La base de esta medición radica en que la diversidad dietética está asociada con la adecuación de micronutrientes y representa un indicador confiable de la calidad dietética en la primera infancia.

Las consecuencias de la pobreza alimentaria infantil son profundas y


multidimensionales. A corto plazo, incrementa el riesgo de enfermedades infecciosas, deficiencias de micronutrientes e incluso mortalidad infantil. A largo plazo, compromete el desarrollo físico, reduce el rendimiento escolar y limita severamente las oportunidades económicas en la adultez, perpetuando un ciclo intergeneracional de pobreza (UNICEF, 2023).

Panorama mundial

La situación global de la seguridad alimentaria presenta un panorama alarmante que se ha deteriorado significativamente en las últimas décadas. Según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” (SOFI 2023), a nivel mundial la inseguridad alimentaria moderada o grave afectaba entre 1500 a 2000 millones de personas antes de la pandemia. Durante el 2020, primer año de la pandemia de COVID-19, se estimó que un 29,4 % de la población mundial (2 307 millones de personas) se encontraba en situación de inseguridad alimentaria, manteniéndose este porcentaje alrededor del 29,6 % para los años 2021 y 2022.

En términos de subalimentación o hambre, la situación se agravó considerablemente después de la pandemia, pasando de 621,8 millones de personas que padecían hambre en 2019 a más de 700 millones para los años siguientes, estimándose en 733 millones para 2023, equivalente a casi el 10

% de la población mundial (OMS, 2023) y un nivel similar de los años 2008 y 2009. Esta tendencia indica que el objetivo de erradicar el hambre al 2030 (ODS 2) parece inalcanzable, estimándose que alrededor de 600 millones de personas padecerán hambre para esa fecha.

En el contexto específico de la pobreza alimentaria infantil, los datos de UNICEF revelan que globalmente

181 millones de niños menores de 5 años (27 % de la población mundial en la primera infancia) viven en situación de pobreza alimentaria grave sin cambios significativos desde el año 2020. Esta crisis afecta desproporcionadamente a las regiones de Asia Meridional y África Subsahariana, que concentran más de dos tercios (68 %) de los niños afectados; respecto a Somalia, el 63 % de los niños sufren pobreza alimentaria grave como consecuencia de las sequías e inundaciones, en tanto que, en la Franja


de Gaza, el 90 % de los niños sobreviven con solo dos grupos alimentarios diarios (UNICEF, 2023).

Un hallazgo particularmente revelador es que más de la mitad (54 %) de los niños que sufren pobreza alimentaria grave pertenecen a hogares de clase media o alta. Este dato evidencia que el problema no radica exclusivamente en la falta de ingresos, sino también en factores como la desinformación nutricional, las prácticas culturales inadecuadas y el acceso facilitado a alimentos no saludables.

Tabla 1.

Factores relevantes que impactaron sobre avances o retrocesos en la seguridad alimentaria

Factor


Impacto: avance / retroceso


Escenario

Intervenciones integradas

Crisis climáticas

Conflictos armados

Dietas de mala calidad


Avance: Reducción del 50 % en

Burkina Faso.

Retroceso: Pérdida de cultivos.

Retroceso: Colapso de sistemas.

Retroceso: Obesidad y desnutrición.


Programas que combinan agricultura, salud y protección social.

Sequías en Somalia (63 % de afectados).

Gaza: 90 % de niños con dietas insuficientes.

Asia Oriental: 45 % de niños con pobreza alimentaria por exceso de azúcar y sal.

Fuente: UNICEF. (2024).

Panorama en América Latina

América Latina presenta particularidades significativas en términos de seguridad alimentaria. Para 2022, se estimó que 36,4 % de la población de América del Sur se encontraba expuesta a la inseguridad alimentaria moderada o grave, mientras que 12,7 % enfrentaba inseguridad alimentaria grave. Es importante destacar que los países de esta región no cuentan


en su mayoría con mediciones sistemáticas de inseguridad alimentaria, dependiendo de estimaciones realizadas por organismos internacionales.

Las comparaciones regionales revelan disparidades significativas entre los países sudamericanos. Uruguay presenta la menor prevalencia estimada con 15,2 %,

seguido por chile con 18,1 %, Paraguay con 25,9 %, Colombia con 30 %, Brasil con 32,8 %, Argentina con 36,9 % y Ecuador con 37,3 %. En términos absolutos, Brasil supera a todos los países de la región con 70,3 millones de personas en inseguridad alimentaria, seguido de Perú con 16,9 millones de personas estimadas (FAO, 2023).

La región ha enfrentado desafíos adicionales derivados de la pandemia de COVID-19, conflictos geopolíticos y crisis económicas. Según el Banco Mundial, durante la pandemia se observó un incremento significativo de empleos informales y disminución de horas trabajadas, con efectos directos en la reducción de ingresos laborales. El porcentaje de hogares en inseguridad alimentaria en América Latina y El Caribe casi se duplicó del 12,8 % en el 2020 al 23,9 % en el 2021 (Banco Mundial, 2021).

Análisis de la situación en Perú

Evolución de la inseguridad alimentaria

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Esta primera medición coincidió con el segundo año de la pandemia de COVID-19, caracterizado por aumentos significativos en los precios de los alimentos básicos, baja demanda laboral debido a los efectos económicos de la


pandemia, y medidas restrictivas de movilidad que causaron pérdidas masivas de empleos, especialmente en el sector informal.

Los resultados del ESAE 2023 muestran una evolución en la situación, aunque los datos específicos de prevalencia no se detallan completamente en la documentación disponible. Sin embargo, se identifica que el 56,5 % de los hogares con presencia de niños y niñas menores de 5 años presenta una situación de inseguridad alimentaria, lo que representa un dato particularmente preocupante para la población más vulnerable.

Factores contextuales que agravaron la situación

El período post pandemia en Perú se caracterizó por un mejor desempeño económico, con un crecimiento del 2,7

% en 2022 respecto al año anterior. Sin embargo, la pobreza monetaria se mantuvo en niveles altos, afectando al 27,5 % de los peruanos durante el 2022, mientras que la inflación alcanzó el nivel más alto de los últimos 26 años con un 8,6 %.

Adicionalmente, el país enfrentó múltiples crisis simultáneas que exacerbaron la inseguridad alimentaria. Las protestas sociales, con más de mil protestas colectivas registradas a inicios de 2023, la inestabilidad política evidenciada por 8 cambios ministeriales en el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego durante el 2022, y eventos climatológicos adversos como la peor sequía registrada en 50 años, heladas, altos costos de insumos y escasez de fertilizantes afectaron significativamente la producción agrícola.

El contexto internacional también impactó negativamente sobre la situación

peruana. El conflicto entre Ucrania y Rusia repercutió en el incremento de los precios del petróleo, granos, trigo y cereales, influyendo en el alza de precios del transporte y alimentos. Particularmente relevante fue que el 80 % de los fertilizantes se importaban de Rusia, siendo la urea el más utilizado, cuya importación se redujo en 84% durante el primer trimestre de 2022 (MIDIS, 2023).

Características demográficas y geográficas

El análisis de la inseguridad alimentaria en Perú revela disparidades significativas según las características demográficas y geográficas. A nivel del ámbito geográfico, las diferencias entre regiones naturales (costa, sierra y selva) y entre áreas urbanas y rurales muestran patrones distintivos que requieren intervenciones diferenciadas.

La metodología empleada en el ESAE 2023 utilizó el Enfoque Consolidado para Reportar Indicadores de Seguridad Alimentaria (CARI) del Programa Mundial de Alimentos (WFP), que evalúa tres indicadores principales: consumo de alimentos, vulnerabilidad económica y estrategias de afrontamiento de medios de vida. Esta metodología permite una comprensión integral de las dimensiones múltiples de la inseguridad alimentaria.

El estudio abarcó 4 700 hogares distribuidos en los 25 estratos del país (23 departamentos, Lima metropolitana y Lima provincias), con representatividad nacional, urbana nacional, rural nacional y por dominios geográficos. La recolección de datos se realizó entre marzo y julio de 2023 a través de encuestas telefónicas estructuradas.


Factores estructurales identificados que perpetúan la inseguridad alimentaria

Entornos alimentarios deficientes

Los entornos alimentarios en Perú presentan características que contribuyen significativamente a la perpetuación de la inseguridad alimentaria, especialmente en la población infantil. En las zonas rurales, remotas y afectadas por conflictos, el abastecimiento de alimentos frescos y variados se ve frecuentemente interrumpido por fenómenos climáticos extremos, violencia, infraestructura deficiente o falta de mercados locales. Esta situación crea lo que se denomina “desiertos alimentarios”, donde incluso cuando las familias tienen medios económicos, simplemente no existe disponibilidad física de alimentos nutritivos.

En contraste, las zonas urbanas enfrentan el problema opuesto, pero igualmente grave: la sobreoferta de alimentos ultra procesados y de bajo valor nutricional. Estos productos, que suelen ser más baratos y ampliamente promovidos, relegan a un segundo plano las opciones saludables. Esta situación no sólo reduce la diversidad alimentaria, sino que genera hábitos alimentarios inadecuados que persisten hasta la adultez.

La transformación de los sistemas alimentarios requiere intervenciones específicas para garantizar que los alimentos saludables sean más accesibles, asequibles y atractivos. Esto implica abordar tanto la disponibilidad física como la accesibilidad económica,

considerando las particularidades geográficas y socioeconómicas del territorio peruano.

Prácticas alimentarias inadecuadas

Las prácticas alimentarias en la primera infancia en Perú están profundamente influenciadas por factores culturales, sociales y educativos que frecuentemente limitan la diversidad y calidad de la dieta infantil. La transmisión intergeneracional de creencias y prácticas tradicionales, como evitar ciertos alimentos por temor a alergias o considerar que no son apropiados para niños pequeños, restringe significativamente las opciones alimentarias.

La falta de información confiable o la presencia de desinformación constituye otro factor crítico. Los sistemas de salud no siempre cuentan con recursos suficientes ni personal capacitado para ofrecer orientación nutricional adecuada y personalizada. Las madres y cuidadoras frecuentemente no reciben apoyo y capacitación para implementar prácticas adecuadas de alimentación complementaria, particularmente crítica entre los 6 y 24 meses de edad.

Adicionalmente,persisten estructuras sociales que limitan el acceso de las mujeres a la educación y a la toma de decisiones, afectando directamente la nutrición infantil. Esta situación se agrava en contextos rurales y en poblaciones indígenas, donde las barreras culturales y lingüísticas pueden impedir el acceso a información nutricional apropiada.

Vulnerabilidad económica

La vulnerabilidad económica constituye uno de los determinantes más significativos de la inseguridad


alimentaria en Perú. Las familias que viven con ingresos por debajo del umbral de pobreza enfrentan limitaciones severas para acceder a alimentos frescos y nutritivos. Estas familias tienden a priorizar la cantidad sobre la calidad, adquiriendo alimentos calóricos pero pobres en nutrientes, como cereales, raíces o productos procesados, que resultan más accesibles económicamente.

Los alimentos de origen animal, vegetales frescos y productos lácteos son significativamente más costosos por caloría, especialmente en países de ingresos medios como Perú. Esta situación se agrava por la inflación alimentaria y la fluctuación al alza de los precios de los alimentos, junto con la ausencia de redes de protección social adecuadas.

La situación se complica por la prevalencia del empleo informal en el Perú, que caracteriza una proporción significativa de la fuerza laboral peruana. Los trabajadores informales enfrentan inestabilidad de ingresos, falta de beneficios sociales y ausencia de mecanismos de protección ante crisis económicas. Durante la pandemia, este sector fue particularmente afectado por las medidas de restricción, evidenciando la vulnerabilidad estructural del sistema económico peruano.

Sistemas de respuesta ante la inseguridad alimentaria en el Perú

Sistema alimentario

El sistema alimentario peruano presenta características mixtas que requieren transformaciones sustanciales para garantizar la seguridad alimentaria. Por un lado, el país cuenta con una

biodiversidad excepcional y tradiciones agrícolas milenarias que constituyen fortalezas fundamentales. Sin embargo, el sistema enfrenta desafíos significativos en términos de productividad, distribución y acceso.

La producción agrícola peruana se caracteriza por una marcada estacionalidad y vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos. La sequía reportada como la peor en 50 años, junto con heladas y otros fenómenos meteorológicos adversos, ha demostrado la fragilidad del sistema productivo. Adicionalmente, la dependencia de fertilizantes importados, particularmente de Rusia, expone al sistema a vulnerabilidades geopolíticas.

Los mercados de alimentos presentan deficiencias en términos de infraestructura, cadenas de frío y sistemas de distribución, especialmente en áreas rurales y remotas. Esta situación genera pérdidas postcosecha significativas y limita el acceso de los productores a mercados que valoren la calidad y diversidad de sus productos.

Sistema de salud

El sistema de salud peruano enfrenta limitaciones sustanciales para proporcionar servicios esenciales de nutrición, especialmente en el ámbito de la prevención y tratamiento de la malnutrición infantil. La insuficiencia de personal capacitado en nutrición, particularmente en establecimientos de primer nivel de atención y en comunidades rurales, limita la capacidad de brindar asesoría nutricional de calidad.

Los programas de crecimiento y desarrollo representan una oportunidad significativa para la intervención temprana,


pero requieren fortalecimiento en términos de cobertura, calidad y seguimiento. La integración de servicios nutricionales con otros servicios de salud materno infantil podría optimizar el uso de recursos y mejorar la efectividad de las intervenciones.

La capacitación y supervisión del personal de salud en temas de alimentación infantil requiere mejoras sustanciales. Los trabajadores de salud comunitarios podrían desempeñar un rol fundamental en la educación y seguimiento nutricional, pero necesitan capacitación adecuada y sistemas de apoyo.

Sistema de protección social

El sistema de protección social peruano presenta cobertura limitada y fragmentación que afecta su efectividad para prevenir y mitigar la inseguridad alimentaria. Los programas existentes como el Programa Nacional de Alimentación Escolar (antes conocido como Qali Warma, ahora llamado Wasi Mikuna) y el Programa Nacional de Apoyo Directo a los más Pobres (conocido como Juntos), representan avances importantes, pero requieren evaluación y optimización para maximizar su impacto nutricional.

La falta de articulación entre programas sociales limita la efectividad de las intervenciones y puede generar duplicidades o vacíos en la cobertura. Un enfoque integrado que considere las múltiples dimensiones de la pobreza y la inseguridad alimentaria podría generar sinergias significativas.

Las transferencias monetarias condicionadas han demostrado efectividad en otros contextos latinoamericanos para mejorar la seguridad alimentaria infantil. Sin embargo, su implementación en Perú

requiere adaptación a las características locales y articulación con servicios de educación nutricional.

Experiencias exitosas y lecciones aprendidas

La experiencia internacional proporciona valiosas lecciones para el diseño de políticas públicas en Perú. Hoy países como Burkina Faso, Nepal y Ruanda han logrado reducciones significativas en la pobreza alimentaria infantil grave mediante la implementación de intervenciones coordinadas y sostenidas.

Burkina Faso redujo la pobreza alimentaria infantil grave del 67 % (2010) al 32 % (2021), para ello combinó transferencias monetarias condicionadas con programas de educación alimentaria comunitaria, donde las madres recibieron formación sobre la importancia de la diversidad alimentaria y técnicas prácticas de preparación de alimentos nutritivos. Simultáneamente, implementaron subsidios que permitieron el acceso a productos frescos y fortalecieron las redes de producción local fomentando la agricultura familiar (UNICEF, 2024).

Nepal disminuyó la pobreza alimentariainfantilgravedel 20 % (2011) al 8

% (2022), para ello desarrolló una estrategia nacional de nutrición infantil que integró vigilancia nutricional local, servicios de salud con intervenciones alimentarias, y empoderó a promotoras comunitarias para realizar visitas domiciliarias. Este modelo de atención comunitaria generó confianza y promovió cambios sostenibles en los hábitos alimentarios (UNICEF, 2024).

Ruanda implementó un enfoque integral que combinó agricultura inteligente con nutrición comunitaria, invirtiendo en infraestructura para el acceso al agua


e irrigación de cultivos nutritivos. Los programas escolares de alimentación no sólo mejoraron la nutrición infantil, sino que estimularon la economía local mediante la adquisición de productos de los agricultores locales (UNICEF, 2024).

El análisis de experiencias exitosas revela elementos comunes que podrían ser adaptados al contexto peruano. Estos incluyen el enfoque intersectorial, la formación y acompañamiento a las familias, el apoyo financiero directo y la promoción del acceso físico y económico a alimentos nutritivos.

La voluntad política sostenida constituye un elemento fundamental, manifestada en la asignación de recursos adecuados, la continuidad de programas más allá de los cambios gubernamentales, y la institucionalización de mecanismos de coordinación intersectorial. La participación comunitaria activa y el empoderamiento de las familias emergen como factores críticos para la sostenibilidad de las intervenciones.

Además, el monitoreo y evaluación constante de resultados permite ajustes oportunos y genera evidencia para la toma de decisiones informadas. Los sistemas de información robustos facilitan la identificación temprana de crisis alimentarias y de respuesta rápida ante emergencias.

Recomendaciones para implementar en las políticas públicas al 2030

 Transformación del sistema alimentario

Diversificación y fortalecimiento de la

producción local

Implementarprogramasque

promuevan la diversificación de cultivos

nutritivos, especialmente aquellos ricos en micronutrientes esenciales para el desarrollo infantil. Esto incluye el desarrollo de bio huertos familiares y comunitarios que produzcan frutas, verduras y legumbres, con especial énfasis en variedades nativas adaptadas a las condiciones locales.

Regulación de alimentos ultra procesados

Implementar políticas regulatorias estrictas para limitar la publicidad de alimentos ultra procesados dirigida a niños, establecer etiquetado nutricional frontal obligatorio, y crear incentivos fiscales que favorezcan el consumo de alimentos frescos y nutritivos sobre productos procesados.

Fortalecimiento de la cadena de valor alimentaria

Invertir en infraestructura de almacenamiento, cadenas de frío y sistemas de transporte que reduzcan las pérdidas postcosecha y garanticen la disponibilidad de alimentos frescos en todas las regiones del país con particular atención a las áreas rurales y remotas.

Fortalecimiento del sistema de salud

Expansión de servicios nutricionales comunitarios

Desarrollar una red de promotores de salud nutricional capacitados para brindar educación, consejería y seguimiento nutricional domiciliario, especialmente en comunidades rurales y periurbanas donde el acceso a servicios formales de salud es limitado.

Integración de servicios materno- infantiles

Fortalecer la integración entre los programas de crecimiento y desarrollo, inmunizaciones, planificación familiar


y atención prenatal para crear un mecanismo continuo de atención que garantice intervenciones nutricionales oportunas desde la gestación hasta los 5 años.

Capacitación especializada del personal de salud

Implementar programas de capacitación continua para profesionales y técnicos de salud en temas de nutrición infantil, alimentación complementaria y detección temprana de malnutrición, con certificación obligatoria y actualización periódica.

Sistemas de vigilancia nutricional

Establecer un sistema nacional de vigilancia nutricional que permite el monitoreo continuo del estado nutricional infantil, la identificación temprana de crisis alimentarias y la evaluación del impacto de las intervenciones implementadas.

Mejora de sistemas de datos y monitoreo

Sistema integrado de información nutricional

Desarrollar una plataforma tecnológica que integre datos del sector salud, educación, agricultura y protección social para generar información en tiempo real sobre la situación nutricional infantil y la efectividad de las intervenciones.

Encuestas de seguridad alimentaria regulares

Institucionalizar la realización de evaluaciones de seguridad alimentaria cada 2 años, utilizando metodologías estandarizadas que permitan comparabilidad temporal y geográfica, con énfasis en la situación de la primera infancia.

Observatorio de precios de alimentos nutritivos

Crear un sistema de monitoreo permanente de precios de alimentos nutritivos esenciales en mercados locales de todo el país, permitiendo alertas tempranas ante incrementos que puedan afectar el acceso alimentario.

Evaluación de impacto de políticas

Establecer mecanismos obligatorios de evaluación de impacto para todas las políticas y programas relacionados con seguridad alimentaria y nutrición infantil, con metodologías rigurosas y publicación transparente de resultados.

Coordinación intersectorial y gobernanza

Pacto nacional por la nutrición infantil

Promover un acuerdo político de largo plazo que trascienda periodos gubernamentales, estableciendo metas específicas, indicadores de seguimiento y mecanismos de rendición de cuentas para garantizar la continuidad de las políticas nutricionales.

Participación comunitaria institucionalizada

Establecer mecanismos formales de participación de las comunidades en el diseño, implementación y evaluación de programas nutricionales, reconociendo el conocimiento local y promoviendo la apropiación comunitaria de las intervenciones.

Alianzas público-privadas responsables

Desarrollar alianzas estratégicas con el sector privado para promover la producción, distribución y


comercialización de alimentos nutritivos, estableciendo estándares de responsabilidad social y ambiental.

La implementación efectiva de estas recomendaciones puede requerir una inversión sostenida estimada en 0,5 % del PIB anual distribuida entre los sectores involucrados. Sin embargo, los beneficios esperados en términos de desarrollo humano, reducción de costos de salud y mejora de la productividad económica justifican ampliamente esta inversión. El compromiso político sostenido, la coordinación intersectorial efectiva y la participación activa de las comunidades constituyen elementos fundamentales para el éxito de una agenda transformadora que conduzca al Perú hacia la seguridad alimentaria al 2030.

CONCLUSIONES

El análisis de la situación de seguridad alimentaria y pobreza alimentaria infantil en Perú revela un panorama complejo que requiere intervenciones multisectoriales urgentes y coordinadas. La prevalencia de la inseguridad alimentaria del 51 % de los hogares peruanos en 2021, la más alta de América del Sur, junto con el 56,5 % de hogares con niños menores de 5 años en inseguridad alimentaria según datos del 2023, evidencia la magnitud del desafío que enfrenta el Perú.

Los hallazgos demuestran que la pobreza alimentaria infantil trasciende las barreras económicas tradicionales, afectando tanto a familias en situación de pobreza como a aquellas de clase media y alta. Esta realidad subraya la necesidad de abordar factores estructurales más profundos, incluyendo entornos alimentarios deficientes, prácticas

alimentarias inadecuadas y sistemas de protección social fragmentados.

La situación se agrava por factores contextuales como la inestabilidad política, eventos climáticos extremos, inflación alimentaria y dependencia de insumos agrícolas importados. Estos elementos evidencian la vulnerabilidad sistémica que caracteriza al sistema alimentario peruano y la urgencia de desarrollar mecanismos de resiliencia.

Las experiencias internacionales exitosas proporcionan evidencia de que es posible reducir significativamente la pobreza alimentaria infantil cuando existe voluntad política sostenida, enfoques intersectoriales coordinados y participación comunitaria activa. Países como Burkina Faso, Nepal y Ruanda han demostrado que intervenciones bien diseñadas e implementadas pueden generar cambios sustanciales en periodos relativamente cortos.

El marco conceptual de seguridad alimentaria, basado en los pilares de disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad, proporciona una guía estructurada para el diseño de políticas


públicas integrales. Sin embargo, su implementación efectiva requiere adaptación a las particularidades geográficas, culturales y socioeconómicas del contexto peruano.

Además, resulta esencial priorizar la transformación del sistema alimentario peruano mediante la diversificación de la producción local, la reducción de pérdidas postcosecha y el control de la oferta de alimentos ultra procesados, con políticas claras y sostenidas en el tiempo.

También es indispensable fortalecer los sistemas de salud y protección social con un enfoque preventivo y comunitario, que permita ampliar la cobertura de servicios nutricionales y mejorar la educación alimentaria de las familias, especialmente en zonas rurales y poblaciones vulnerables.

Se requiere un compromiso político de largo plazo que garantice la coordinación intersectorial, la asignación de recursos adecuados y la participación activa de la sociedad civil y de las comunidades para lograr una agenda transformadora que permita avanzar hacia la erradicación de la pobreza alimentaria infantil al 2030.

Declaración de roles de autores

Julio Navarro: Conceptualización; escritura, revisión y edición.

Financiamiento de la investigación / Agradecimientos

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Declaración de roles de autores

Julio Navarro: Conceptualización; escritura, revisión y edición.

Financiamiento de la investigación/ Agradecimientos

El artículo de investigación contó con autofinanciamiento del investigador.