Ernesto
Reaño
Equipo
de Investigación y Trabajo en Autismo. Lima, Perú
https://orcid.org/0000-0003-2648-3592
DOI: https://doi.org/10.36955/RIULCB.2023v10n1.005
Esta obra está bajo licencia
internacional Creative Commons Reconocimiento 4.0
Recibido: 04/11/2022 Revisado:
13/11/2022 Aceptado: 01/12/2022 Publicado: 06/01/2023
Resumen
La teoría de la electronalidad, nacida de los estudios
literarios y
semióticos, empieza a ser usada desde el 2017 para
comprender el funcionamiento
de la mente autista. En este artículo se actualizan
conceptos y terminología
producto de la investigación y de la práctica en
el trabajo cotidiano con
personas autistas en EITA - Perú. El autismo es una
condición de vida asociada
a un neurodesarrollo atípico (neurotipo) donde se aprecia
talento en las áreas
de sistematización de la información,
procesamiento en detalle y búsqueda de
patrones. La forma de producción de sentido en nuestra
sociedad actual -en
tránsito aún de la etapa escribal a la electronal
propiamente dicha- encuentra
similitudes con la manera como la mente autista procesa y percibe la
información del mundo, privilegiando la subjetividad por
sobre lo objetivo, la
comunicación diferida antes que la inmediata y el uso de la
lógica extensional
preferentemente a la intensional. Esto no quiere decir que las nuevas
tecnologías favorezcan la aparición del autismo
dado que este no se ocasiona
por influencias externas, quiere decir que hay un nexo entre la cultura
de la
cibernética y la cultura del autismo. Así,
conocerla es comprender nuestra
semejanza y cómo habitar esta etapa de arribo a la sociedad
electronal.
Palabras clave: autismo,
electronalidad, semiótica, categorización,
significado.
Abstract
The theory of electronality,
born from literary and semiotic studies has been used since 2017 to
understand
the functioning of the autistic mind. This article updates concepts and
terminology resulting from research and practice in daily work with
autistic
people in EITA - Peru. Autism is a life condition associated with an
atypical
neurodevelopment (neurotype) where talent is appreciated in the areas
of information
systematization, detailed processing and pattern search. The form of
production
of meaning in our current society -still in transit from the scribal to
the
electronal stage- finds similarities with the way in which the autistic
mind
processes and perceives information from the world, privileging
subjectivity
over the objective, the deferred communication rather than immediate
and the
use of extensional logic rather than intensional. This does not mean
that new
technologies favor the appearance of autism since it is not caused by
external
influences, it means that there is a link between the culture of
cybernetics
and the culture of autism. Thus, to know it is to understand our
similarity and
how to inhabit this stage of arrival in the electronal society.
Keywords: autism,
electronality, semiotics, categorization, meaning.
El retorno a la normalidad, luego del levantamiento de las
restricciones de
reunión en el Perú, es una ocasión
propicia para analizar las consecuencias que
los sistemas electronales de comunicación han supuesto en la
forma en la que se
conciben los espacios y la interacción entre los sujetos.
Actualmente, la realidad se compone más que nunca de
distancias que se
decodifican en un sentir de cercanías. El uso de
mensajerías instantáneas, de
videoconferencia (nótese que el correo
electrónico, un resabio escribal en el
mundo electronal, ha conocido un franco declive) permitió la
continuidad de los
servicios educativos, laborales y de salud prolongándose, en
nuestros días, en
el mantenimiento de formas híbridas de acceso -presencial y
virtual- hasta la
fecha.
El retorno a las interacciones presenciales luego de la pandemia ha
terminado
por demostrar un extrañamiento de la realidad como un
conjunto de
acontecimientos sensibles donde se buscaban patrones de objetividad.
Hoy se ha
consolidado la función de producción de sentido
donde se privilegia la
subjetividad que revisten los datos y la información de la
palabra electrónica
por sobre el acontecer que pueda ser juzgado como verdadero o falso,
real o
ficticio. El dato
puede ser interpretado
según el punto de vista sin levantar necesariamente la vista
a otros criterios.
El
discurso humano ha ido
perdiendo su poder ordenador. Tal como señala Byung-Chul Han
(2020), los datos,
las informaciones que aparecen profusamente no sólo ya en
noticieros sino en
redes sociales, no son narrativos (no permiten construir una historia)
sino son
aditivos; enumeran, se acumulan, no se encadenan en unidades
superiores, no
narran. El mito ha cedido su lugar al dataísmo; el primero
explicaba el mundo,
el segundo desaparece en su inmediatez.
Reaño (2020) señaló que,
aparentemente, las personas autistas se adaptaron
mejor que la población neurotípica, a los cambios
impuestos por las sucesivas
cuarentenas durante de la pandemia de la COVID-19. Esta mayor
adaptabilidad se
explicaría, principalmente, porque el tipo de
comunicación que empleaban antes
de la pandemia privilegiaba un tipo diferido (a través de la
conectividad) que
uno directo (en lo inmediato).
Empero, como muestran Pellicano et al. (2022), no se debe caer en el
juicio
anticipado de creer que lo social no es importante para los autistas.
Muchos de
ellos han visto afectada su salud mental, al igual que el resto de la
población, producto de no poder recibir servicios de apoyo
de manera presencial
o de ver sus círculos de interacción y de rutina
severamente limitados.
Sin embargo, la práctica cotidiana en
intervención y acompañamiento con
personas autistas de diversas edades, muestra siempre una mayor
capacidad de
resiliencia ante la difícil situación del
confinamiento. En este artículo
intentaremos comprender la mente autista y su relación con
la forma en que se
procesa el sentido en la actualidad.
Creemos,
por otro lado, que
entender la manera cómo operan las funciones en la
electronalidad y sus
relaciones con la mente autista nos pueden servir de manera esencial
para
habitar esta etapa.
Electronalidad
y autismo.
La
electronalidad (Reaño,
2017, 2020), tal como ha sido definida, se refiere al tiempo que se
abre con la
incorporación de la palabra electrónica a nuestra
producción comunicacional y a
la manera como construimos el sentido. Surgida a partir de las
tecnologías de
la cibernética e impulsada con el arribo de la internet,
corresponde a una
etapa semiótica junto a sus precedentes, la escribalidad,
con una tecnología
comunicacional basada en la palabra escrita, y la oralidad, en la
palabra
hablada.
Las
observaciones en EITA sugieren
que esta etapa del desarrollo semiótico humano tiene un nexo
importante con la
manera como la mente autista produce significados y sentidos
(Reaño, 2017, 2020).
El tipo de cerebro-mente autista posee una capacidad privilegiada para
sistematizar información, es híper-sistematizador
(Baron-Cohen, 2020). Un
sistema se define por patrones y reglas, sistematizar implica buscar
aquellos
que rigen un sistema y predecir cómo evolucionará.
Si bien el autismo constituye el 1% de la población (OMS,
2022), esta
distribución aumenta significativamente en lugares donde se
produce tecnología
informática (Baron-Cohen, 2008; Roelfsema et al., 2012;
Silberman, 2001). Al
ser el autismo una condición poligenética, los
genes que le corresponden están
distribuidos no solo en las personas con esta condición sino
en aquellos que
presentan talentos y destrezas superiores a la media dentro de una
variación
general de la población. Por otro lado, en el autismo se da
lo que se llama el
“emparejamiento selectivo” (Baron-Cohen, 2008): los
individuos autistas suelen
encontrar entornos donde se hallan sus pares como ocurre en los
enclaves de
producción informática.
Sin caer en el estereotipo que muchas veces se ha desprendido de esta
tasa, a
saber, el autista como mayoritariamente programador o ingeniero -
preponderancia cuestionable como muestra el literato autista McGrath
(2017)-,
se puede apreciar que cuando se analizan las características
de las funciones
de la electronalidad con la manera cómo procesan el sentido
las personas
autistas, se encuentran semejanzas notables.
Dado
que la mente autista
está presente en el diseño (a través
de ingenieros programadores, operarios) de
las tecnologías que se utilizan, no es extraño
que su forma sea intuitiva para
personas autistas. Quizá ese sea el sentido por el cual
Blume (1998) señalara
que la cultura de la cibernética favorecía a un
tipo de mente autista. Estas
estructuras de la información que modelan y filtran la
manera de comunicación,
hacen por ello, que los estilos, el estilo de esta etapa electronal se
asemejen
a ciertos patrones comunicacionales de la mente autista.
Funciones de la
producción de
sentido.
La
teoría de la
electronalidad está basada en la forma en la que se produce
el sentido a través
de las siguientes funciones:
Función 1: Realidad objetiva o
realidad subjetiva.
Es un privilegio de las representaciones subjetivas sobre las
objetivas. En la
etapa anterior, la escribal, previa a la aparición de la
internet, el
objeto-libro era un depositario simbólico de la verdad, de
la objetividad. Las
definiciones marcaban en gran medida la manera como se orientaba la
producción
de sentido, cómo se podía objetivar el mundo, lo
verdadero y lo falso. Actualmente,
al desplazarse el universo de interacción a las redes
sociales y la búsqueda de
información a los buscadores de internet que son los
encargados de objetivar el
saber. El afecto se desplaza, también, a los medios
digitales, pudiendo ser,
entonces, mayoritariamente subjetiva la manera como se representa el
mundo y
sus procesos. La dificultad actual de reconocer una noticia verdadera
de una
falsa tiene que ver no tanto con la factura de la
falsificación (notable, a
veces, medianamente evidente, otras) sino en el desplazamiento de
patrones
objetivos en los juicios privilegiando los estados subjetivos al
interpretar.
En
el autismo, se encuentra también
un privilegio de las representaciones subjetivas sobre las objetivas.
Esto
tiene que ver, principalmente, con la capacidad para hiperfocalizarse y
procesar en detalles asociados a intereses profundos.
En el desarrollo neurotípico usual, la emergencia de la
intencionalidad
compartida (Tomasello, 2013) es clave para explicar los procesos del
pensamiento
social humano. Entre el primer y segundo año de vida, los
infantes se enganchan
en tareas colaborativas que suponen, en líneas generales, la
puesta en escena
de un “nosotros”, realizar acciones conjuntas bajo
el esquema “tenemos (tú y
yo) la intención de hacer X” (intenciones
compartidas) frente al esquema previo
en el desarrollo “Yo intento hacer X [porque él
está haciendo X] (intenciones
individuales), como muestran Angus y Newton (2015). En el primer
esquema,
imaginemos un niño típico que trae un carrito, lo
muestra, genera un terreno
compartido que invita al juego a través de ciertas acciones,
verifica que el
adulto comprenda lo que desea y enganche en una actividad que tenga la
forma
“nosotros jugamos con el carrito”. Este es el
presupuesto para el futuro
despliegue de las formas de cognición social
típicas que implican que yo tome
la perspectiva del otro, infiera de sus acciones sus deseos, creencias,
necesidades y monitoree mis acciones acorde a las necesidades sociales
del otro
y del grupo. Todo esto, evidentemente, si mi mente se orienta,
naturalmente, a
la interacción grupal.
Desde el nacimiento, la mente autista privilegia el procesamiento en
detalles y
la búsqueda de patrones, por ello no emerge la escena de
atención conjunta ni
la intencionalidad compartida como parte de un tejido de
significaciones
sociales con un otro (como en los neurotípicos) a modo de un
nosotros con una
recursividad estable si no está ligada a un objeto o tema de
interés profundo.
En
la mente autista emergen,
sobre todo, las destrezas propias al análisis detallado de
los sistemas, no los
de la cognición social típica. Para la mente
autista es altamente complicado
sistematizar reglas sociales que poseen patrones altamente difusos y,
en
esencia, convencionales, es decir, pactados por una comunidad y, por
ello
mismo, inestables. Sin embargo, este análisis detallado que
se dirige a
intereses profundos busca y encuentra la necesidad de un otro con el
cual
compartir y recibir información. Es entonces, desde esa
subjetividad que se
establece la interacción.
No es raro, para quienes interactúan con autistas de ese
mismo rango de edad
(entre uno y dos años) que se observe que la
atención sostenida con el otro y
los espacios para mediar el compartir información se
encuentran altamente
ligados, como se ha señalado, a un objeto o tema de
interés, un dinosaurio, por
ejemplo. En el autista la representación es altamente
subjetiva y el
establecimiento de lazos - en principio - va conjuntamente con sus
temas de
interés profundo, del yo al tú, para establecer
un “nosotros” intermitente, que
privilegia conectarse según la necesidad de compartirlo.
En
la forma como la población
general produce sentido en la etapa electronal, se encuentra que los
afectos y
pasiones se despliegan desde el yo sin considerar, necesariamente, un
“nosotros”, las redes sociales perfilan un
autocentramiento a la validación del
yo a través del reconocimiento del
“like”.
Al perder los parámetros objetivos que la colectividad
compartía, importa, primordialmente,
mi perspectiva y lo que esta decide seleccionar. En palabras de
Byung-Chul Han
(2020).
La
comunicación digital se
está convirtiendo hoy cada vez más en una
comunicación sin comunidad. El
régimen neoliberal impone la comunicación sin
comunidad, aislando a cada
persona y convirtiéndola en productora de sí
misma. Hoy nos “damos tono” en
todas partes y forzosamente, por ejemplo en la redes sociales. Lo
social se
somete por completo a la autoproducción. Todo el mundo se
autoproduce, se “da
tono” para llamar más la atención (P.
25).
Función 2: Privilegio de la comunicación directa
(diálogo) o privilegio de la
comunicación diferida (conectividad).
En tiempos anteriores a la electronalidad, eran muy usuales los tipos
de
comunicación directa (cara a cara) en el intercambio social
y la comunicación
diferida, que no requiere de la inmediatez, quedaba reservada para las
cartas
manuscritas, primordialmente y, parcialmente, para la
telefonía fija.
Un
tipo de comunicación
directa es un acontecimiento altamente complejo. No es el objetivo de
este
texto abordarlo en profundidad pero basta darle una mirada al modelo
cooperativo de la comunicación planteado por Tomasello
(2013) para dar una idea
del nivel de sofisticación social típico
requerido:
En
primer lugar, emisor y
receptor deben establecer, gracias al mecanismo de atención
conjunta, un
terreno común donde se desarrollará el
intercambio comunicativo. Un terreno
donde ambos participantes saben interpretar (inferencialmente) los
estados
intencionales del otro y, asimismo, este terreno contiene un
“mundo
compartido”, es decir la cultura y sus convenciones, normas e
instituciones. En
éste, no sólo se plantearán los
productos comunicativos, por ejemplo el
lenguaje, sino todo un aparato para-verbal que implica gestos,
señalamientos y
mímicas.
El
emisor tiene, en
principio, diversas metas individuales que transmitir, las cuales deben
ser
expuestas a través de un móvil, una
intención social que señale su deseo de que
el receptor haga, conozca o comparta algo con él. Esa
intención debe querer
comunicarse, debe poder señalarle al otro, el deseo de que
ese móvil sea tomado
en cuenta por él. Sólo allí
podrá marcar referencialmente su intención al
señalar, expresamente, aquello que desea que el otro
considere.
El receptor n el campo del receptor, se debe identificar a
qué se refiere,
concretamente, el emisor en su demanda. Debe presuponer, que el otro es
cooperativo conmigo y que lo que me señala es relevante dado
que me involucra
para poder comprender lo que el emisor quiere, decodificar su
intención social.
Recién en ese momento, puede tomar una acción
respecto de lo que se le ha
referido inicialmente.
A
partir de este momento, los
roles se invierten, el receptor pasa a ser emisor y así se
da la alternancia
que genera una cadena dialógica, como
señaló Bajtín (2008).
La sociedad actual, globalizada, puede ser vista como una
“hiperculturalidad”, según
Byung-Chul (2019), es decir, una construcción de espacios
culturales que no
tiene centros y donde se privilegia la cercanía, la
yuxtaposición, la mezcla,
en un universo de interconexiones digitales que hace que se pueda estar
en
muchos y ningún lugar a la vez. Este es el sentido de la
gran red que
presagiaba Foucault (1967/1994). En ella, la forma privilegiada de
comunicación
y su modo de producción de sentido es electronal.
La electronalidad, privilegia formas de comunicación
diferidas, se hace uso de
herramientas diseñadas, justamente para generar la
ilusión de la supresión de
la distancia. Por ejemplo: a través de la
aparición de las charlas virtuales (webinar),
se ha logrado un efecto de abrir una ventana al diálogo que
supera la
distancia, y que privilegia la conexión. Se pueden tener
varias conversaciones
al mismo tiempo donde algunas serán prioritarias y otras se
darán por el hecho
de señalar un “aquí estoy”
que enganche una cercanía que no busque una
respuesta inmediata más que la certeza de la posibilidad de
una interacción
futura; se privilegia, entonces, el sabernos conectados antes que el
diálogo
inmediato. Los detalles se superponen al todo, la posibilidad a la
efectividad.
El
estar “conectado” a través
de la comunicación diferida mediante mensajerías
de texto, por ejemplo, brinda
una manera de poder estar conectado sin la sobrecarga de la
comunicación
directa o poder manejar, controlar,
múltiples conversaciones virtuales.
Nuevamente, se observa una similitud entre esta función de
la electronalidad y
su manera de producir sentido en la población general y el
tipo de
procesamiento de la mente autista.
Función
3: Privilegio de la lógica intensional o privilegio de la
lógica
extensional.
Hay dos formas en las que se concibe el significado, de modo
intensional o de
modo extensional. De manera general, la
“intensión” alude al sentido o concepto
de una expresión y la
“extensión” a los objetos del mundo a
los que la
expresión se refiere.
Por ejemplo, al decir: “el celular está sobre la
mesa”, se recurre intensionalmente
al concepto de “celular” para entender que se
encuentra situado en algo que se
conceptualiza como “mesa”. La extensión
es ese objeto del mundo, el celular,
que se encuentra sobre otro objeto del mundo que es una mesa.
El significado desde la intensión:
Esse est percipi, (“existir quiere decir ser
percibido”) señalaba Berkeley,
Obispo de Canterbury. Sentencia que inaugura una visión
conceptualista en el
estudio de la relación mente - mundo. Jackendoff (2002)
retomó dicha concepción
(la cual es compartida por muchos planteamientos de la ciencia
cognitiva) bajo
la siguiente fórmula:
Un hablante H de una lengua L juzga la frase F, enunciada en el
contexto C,
como referida a una entidad E en [el mundo tal como es conceptualizado
por H]
De
manera genérica, podemos
decir que el mundo está compuesto de cosas: objetos y
ruidos. Existe [el mundo]
para un observador y
el mundo está en la
mente de éste. Ésta posee una serie de reglas
generales para la formación de
pensamientos de donde podremos crear conceptos.
Figura
1: La
visión conceptualista.
El
mundo como entidad
abstracta sin un observador que le dé sentido carece de
interés conceptual. Una
alucinación, por ejemplo, es una manera no menos correcta de
conceptualizar el
mundo en tanto es el mundo según lo conceptualiza H.
Figura
2. Triángulo semiótico
de Baldinger.
Fuente:
Baldinger (1972).
Trabajos
en neurociencias
como los de Sacks, O. (2010a, 2010b, 2012) muestran que el mundo
está en la
mente. Los colores están en el cerebro, no en la realidad.
Los casos de
acromatopsia visual son ejemplo de ello. Resta saber si los modelos que
otorga
la ciencia cognitiva no encasillan la conceptualización a la
puramente verbal. La
primera dificultad para el tema del autismo respecto de lo que es el
patron de
desarrollo típico: muchos de ellos no adquieren oralidad y
su procesamiento
perceptual se da con mayor fuerza sobre la base de una mayor agudeza de
los
sistemas sensoriales. En muchos de ellos el canal visual es el
privilegiado en
el momento de conceptualizar. ¿Cómo se sabe?
Porque hay comunicación,
conectividad, relacionada con sus temas de interés profundo,
y esto es lo que
se suele olvidar frente a la idea de la omnipresencia de las relaciones
del
lenguaje con la cognición.
Arnheim
(1972) señaló que prejuiciosamente,
se cree que sólo se razona verbal o
matemáticamente. Esta creencia asume que
mediante el lenguaje se aseguraría la
"abstracción" y el acceso a
categorías deductivas. A este propósito, expuso
sobre Einstein: “(…) Albert
Einstein alguna vez describió su pensamiento como un
“juego combinatorio” de
ciertos signos e imágenes más o menos claras
incluso visuales o musculares,
cuyos resultados tenían que ser laboriosamente trasladados
en palabras u otros
tipos de signos luego”.
Para
hablar sobre “algo” (lo
referido, la representación, los objetos y el estado de las
cosas) la
condición, más allá que la simple
noción de contexto, es que Yo y Tú tengan una
representación mental compartida sobre el referente (el
objeto o aquello de lo
que hablamos), un “conocimiento compartido, un terreno
conceptual común que
supone, de acuerdo a Tomasello (2013, 2019):
Esta
representación mental
compartida supone que también sea mutua la manera como se
clasifican los
referentes (objetos del mundo).
Entonces, para hablar del “celular que está en la
mesa”, hay que atender
conjuntamente a los objetos (celular y mesa) de los que se
está hablando, ya
sea porque se le pide (proceso descendente), ya sea porque se escucha
sonar
(proceso ascendente), sabiendo que se encuentra en una mesa
determinada. La
manera cómo se responderá (si se alcanza el
celular o si se pide que se alcance
para contestarlo) dependerá de la capacidad de razonar y
actuar
cooperativamente de acuerdo a lo que es usual hacer en tales
situaciones.
El
“prototipo”
es el ejemplar que mejor define a una clase, por
ejemplo “ave”.
Para que un ejemplar puede entrar en la asociación
categorial dependerá de
cuánto se aproxime o aleje del prototipo. En nuestra habla
de Lima, un
prototipo de ave sería “paloma”, un
colibrí entra por semejanza de modo más
claro en la categoría que una avestruz.
El
tipo de procesamiento del
sentido depende de la impronta del sistema: oral, escribal, electronal.
La
conceptualización del mundo (aquello percibido) tiende a lo
objetivo (escribalidad)
o a la subjetivo (oralidad, electronalidad); dependiendo del tipo de
proceso
que se privilegie, se establecerá, entonces, la forma de
construir los
conceptos y su agrupamiento (categorización). En la etapa
escribal, el
predominio era la categorización en cuanto a prototipos y a
los estereotipos
socialmente compartidos, y la lógica intensional en la
gramática de las cosas.
La lógica neurotípica, por siglos, ha sido
eminentemente intensional. Una
condición del procesamiento en la escribalidad es el
pensamiento lineal: la
lectura de estas frases hace que su mente se tenga que focalizar en las
letras
y su combinación en unidades morfosintácticamente
mayores.
En el autismo: el significado desde la extensión.
Se
sabe que el autismo es una condición de vida que se asocia a
un
neurodesarrollo atípico, caracterizada por un tipo de
procesamiento divergente:
el cerebro-mente de estas personas está más
preparado para sistematizar información
mediante el procesamiento en detalle que para adquirir las formas de la
cognición social típica.
Sistematizar implica buscar las reglas por las que se rige el sistema
para
poder predecir cómo evolucionará, donde lo
más importante es lo que diferencia
a los sistemas entre sí, por ejemplo: ningún
celular es igual a otro aunque,
por procesos de categorización, neurotípicamente,
se asuma que pertenecen a una
misma clase.
Si
la tarea que debe realizar
la persona autista se encuentra asociada a la capacidad de
sistematizar, se
encontrará talento dentro del área
específica del sistema de su interés.
Si
la tarea supone que deban
ponerse en marcha los mecanismos de la cognición social que
implican el lado
cognitivo de la empatía, se presentarán
dificultades asociadas con el tipo de
interacción que neurotípicamente se
esperaría. En el autismo, las tareas que
implican procesamiento de información, y de la
producción del sentido, a
diferencia del procesamiento neurotípico, se requiere un
tipo de percepción
centrada en el detalle, como lo ha reportado Hilde De Clercq (1999) en
sus
trabajos. Son “buscadores de patrones” como
señala Baron-Cohen (2020).
Otro
punto que explica la
proclividad de la mente autista para percibir en detalles es la
hipersensibilidad sensorial, la cual hace que muchos de ellos puedan
notar, de
manera más rápida, cambios en lo que ven, oyen,
tocan, huelen: esto se conoce,
también, como la “función
perceptual mejorada”.
Procesar en detalles es un punto crucial para comprender la diferencia
entre la
conceptualización y la categorización
neurotípica y autista. La manera en que
se procesa la información y la Gestalt involucrada,
determina la manera como se
conceptualiza el mundo.
Los objetos y ruidos del mundo (figura 2) serán procesados
dependiendo de la
hipo o hipersensibilidad que presente la persona. Son procesados por un
aparato
sensorial que percibe diferente, que hace que el mundo, en la mente,
sea
diferente a la realidad neurotípica: esta es la base de la
idea de “neurodiversidad”.
Las
reglas generales para la
formación de pensamiento, estarán sujetas a la
tendencia a la sistematización,
hiperselectividad y procesamiento en detalle. Los conceptos, entonces,
no serán
producidos, necesariamente, de manera categorial sino de una forma
extensional
que sigue un procesamiento secuencial, por ejemplo: un iPhone13 no es
igual a
un iPhone14 dentro de un sistema de intereses profundos donde lo que se
busca,
desde un marco de sistematización, es encontrar aquello en
lo que difieren, así
no pertenecen a un conjunto cerrado sino a un listado abierto. El
significado
de algo no es el concepto, prototipo, sino todos los objetos que
conforman (o
puedan conformar) la categoría.
Esta
forma de producir
sentido, es secuencial y va de acuerdo al tipo de procesamiento en
detalle, lo
cual hace que la lógica que prime sea la extensional. Por
ello muchos autistas
alinean objetos. Justamente, es lo que cabe esperar de un cerebro/mente
sistematizador, para alguien con esta capacidad es más
importante lo que
diferencia a los sistemas entre sí que lo que tienen en
común. Como señala
Baron-Cohen (2008): “Un buen sistematizador desmiembra, no
une, porque cree que
unir las cosas le hará perderse diferencias fundamentales
que le podrían ayudar
a predecir en qué medida funcionarán de forma
diferente dos cosas”(p. 70).
El
procesamiento en detalle,
la hiperselectividad, ha sido visto como dificultad, desde el punto de
vista
neurotípico, en el proceso de categorización. Un
autista tiende a definir un
ejemplar de una categoría por sus detalles
específicos. Thomas, chico con
autismo, llama a los “vasos”:
‘vaso
del fondo’,
‘malteada’,
‘vaso
cristal’ y
‘especial
del día’
(De Clercq, 1999).
Temple
Grandin (2015)
señala que cuando era niña, sabía que
los gatos y perros eran diferentes porque los perros eran
más grandes que los
gatos, hasta que encontró perros que eran del
tamaño de los gatos. Luego
observó las narices de los perros y de los gatos para poder
hacer la distinción
en categorías separadas.
Estas características de la agrupación bajo
formas de contigüidad, de
simultaneidad, de secuencialidad tienen que ver, no con dificultades en
la
capacidad de coherencia global sino con lo positivo de las capacidades
de
sistematización. Tienen que ver con una Gestalt inversa a la
neurotípica. El
neurotípico tiende a procesar los objetos del todo hacia las
partes, el autista
privilegia el procesamiento que va de las partes al todo. En el mundo
escribal
el procesamiento es lineal (la decodificación de la frase
escrita), en el mundo
electronal es secuencial.
El
procesamiento en detalles,
gobernado por la capacidad de sistematizar, es, principalmente un
procesamiento
perceptivo que privilegia la secuencialidad. De allí que la
lógica que gobierna
el sistema sea extensional. Y nuevamente hallamos una
correlación entre la
mente autista y la era electronal. Google imágenes es un
ejemplo de agrupaciones
extensionales, los motores de búsqueda funcionan o
categorizan como índices no
de modo intensional. El uso de ventanas en la navegación
privilegia el
pensamiento secuencial.
Epílogo:
el malestar en la
electronalidad y el tiempo bueno en el autismo.
Todo
tiempo que es puente de
cambios trae esperanzas y malestares. La pandemia ha acelerado el
tránsito
definitivo a la electronalidad. Aquello que borra distancias es
percibido como
lo que destruye los límites que permitían ciertos
contornos y fronteras para
vivir en comunidad. La globalización genera una hipercultura
que borra las
diferencias generando un “infierno de lo igual”
como señala Byung-Chul (2020)
donde el ser deviene apátrida y la añoranza de
elementos reales o imaginados de
un pasado mejor vuelven en formas de retrotopía.
Todo tránsito de una tecnología de la
comunicación a otra ha traído temores
similares. En el Fedro de Platón se imagina el momento de la
aparición de la
escritura en Egipto a través del miedo a la
pérdida de la memoria de una
sociedad oral ante la tecnología escribal. Años
después una sentencia resumiría
no sólo la victoria de la escritura sino, incluso, la
desconfianza
sobre la anterior tecnología oral: verba volant spcripta
manent, “las palabras
vuelan, lo escrito permanece”.
El privilegio de la subjetividad en la representación del
mundo ha traído la
dificultad en el reconocimiento de la exactitud de las informaciones,
en la
pérdida de parámetros para lograr la
objetivación de criterios compartidos en
lo que solíamos llamar “verdad”.
La comunicación diferida trae la añoranza de un
tiempo de diálogo en un mundo
donde las redes pueden concentrar el afecto que deviene en
vacío cuando se
cierra la pantalla. La comunicación por sí misma
nunca puede generar una real comunidad.
El pensamiento secuencial es el causante, para muchos, de la dificultad
para
centrar la atención en el procesamiento en profundidad de
contenidos en
aquellos que han nacido con las tecnologías electronales. He
allí al autista
que privilegia la subjetividad para volcarla en el compartir de sus
intereses
profundos, que utiliza la comunicación diferida para poder
privilegiar ese
momento de conexión, por intermitente que sea. Que en la
secuencialidad
focaliza profundamente antes para agrupar cada elemento con los que
realiza las
categorías, donde cada objeto no escapa al ritual que
permite ordenar el azar. El
ritual autista recuerda generar un espacio,
como señala Byung-Chul (2020) donde no se repite algo
idéntico sino uno donde
se puede asegurar lo estable que trasciende lo efímero y
donde la persona puede
re-conocerse cada vez que lo realiza.
Nuestra
época electronal,
respecto de la manera cómo procesamos y producimos sentido
(percibimos) el
mundo muestra un privilegio de la representación subjetiva,
de la comunicación
diferida y de la lógica extensional.
Las
características antes
señaladas correlacionan con la manera por la cual la mente
autista produce
sentido.
Referencias
Bibliográficas