Las
representaciones sociales de los padres de familia sobre la docencia masculina
en un jardín de niños de Tabasco, México
The
social of representations parents on male teaching in a kindergarten in
Tabasco, México
Nilda
Elena de la Peña Bermúdez
Universidad
Pedagógica Nacional
https://orcid.org/0000-0002-5000-4750
Olga
Morales de los Santos
Universidad
Pedagógica Nacional
https://orcid.org/0000-0003-2533-0623
DOI: https://doi.org/10.36955/RIULCB.2022v9n2.002
Esta
obra está bajo licencia internacional Creative Commons
Reconocimiento 4.0
Recibido:
22/02/2022 Revisado: 13/03/2022 Aceptado: 01/05/2021 Publicado: 01/07/2022
RESUMEN
Las
representaciones sociales permiten a las personas percibir el mundo que los
rodea, relacionarse con otros y comunicarse entre sí El presente artículo está basado
en una investigación cualitativa, sobre las representaciones sociales de padres
de familia de un Jardín de Niños, donde se aprecian una serie de prejuicios que
enfrenta el docente masculino al desempeñar su función en este nivel escolar. Entre
los hallazgos, de esta indagación, se encuentran que: los padres de familia no
están confiando en el trabajo del docente masculino, pues temen que pueda
hacerles daño a sus hijos o que este no pueda ejercer su función de manera
eficaz, como lo haría una docente femenina. Por otro lado, las autoridades
educativas están haciendo muy poco al respecto. Estas representaciones sociales
pudieran estar dadas a consecuencia de las experiencias, costumbres y
tradiciones que han sido transmitidas de generación en generación, mismas que
requieren especial atención para no ver afectado el trabajo de los docentes
masculinos en el nivel Preescolar.
Palabras claves: Representaciones sociales,
docente masculino, Preescolar, cultura, padres de familia.
ABSTRACT
Social
representations allow people to perceive the world around them, relate to
others and communicate with each other This article is based on qualitative
research on the social representations of parents of a Kindergarten, where a
series of prejudices faced by male teachers when performing their duties at
this school level. Among the findings of this investigation are that: parents
are not trusting the work of the male teacher, because they fear that he may
harm their children or that he may not be able to perform his function
effectively, as he would a female teacher. On the other hand, educational
authorities are doing very little about it. These social representations could
be given as a result of the experiences, customs and traditions that have been transmitted
from generation to generation, which require special attention so as not to
affect the work of male teachers at the Preschool level.
Keywords:
Social representations, male teacher, Preschool, culture, parents.
INTRODUCCIÓN
A lo
largo del tiempo, la enseñanza de niños en edad preescolar se ha venido dando
mayormente con la figura de la educadora, pues socialmente hablando, las
personas relacionan esta labor con la crianza y el cuidado del niño, situación
que ha dado ventaja a la labor de una educadora frente a la de un educador en este
nivel educativo, no obstante, hoy en día este modelo está siendo modificado por
la presencia de educadores masculinos.
En
este nivel es extraño encontrar a un educador masculino, o al menos en México
lo es. Al respecto, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE,
2011) menciona que: “en el año 2011 la plantilla académica de los preescolares
en el país estaba integrada en su mayoría por mujeres (96.7%), como
tradicionalmente ocurre en este nivel educativo, aunque se aprecia que también
existen varones dedicados a la docencia en preescolar (3.3%)” (p. 2). De
acuerdo a estas cifras, evidentemente el porcentaje de educadores masculinos en
este nivel es menor al de las educadoras, razón por la cual es difícil
observarlos que desempeñen su labor en los diferentes jardines de niños de
nuestro país.
Palencia
(2000) señala que en México: “la incorporación de varones a preescolar se
inició en 1982, época en que se impulsó este nivel educativo en todo el país y
se presentó una escasez de educadoras para atender la demanda que se incrementó
significativamente” (p. 150). Esto
significa que la inserción de docentes masculinos al nivel Preescolar ya tiene
más de 30 años y, aun así, en pleno siglo XXI sigue siendo extraño para la
sociedad ver a estos desempeñar su función y trabajar con niños tan pequeños.
En
un estudio más reciente en América Latina, la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) indica que: “Una de
las características que prevalecen en el campo profesional de la educación para
la primera infancia, en los distintos países estudiados, es la feminización de
la profesión. En América Latina y el Caribe el porcentaje de docentes mujeres
que se desempeñan en el nivel inicial de educación, supera ampliamente el
porcentaje de hombres”. (2014, p. 53) Tomando como referencia lo anterior, se
puede notar cómo en México y otros países de Latinoamérica reflejan un
desequilibrio en la igualdad y equidad de género para quienes desempeñan la
docencia, no dudando, pudiera existir este caso en otras profesiones.
Es
importante mencionar que los Planes y Programas de Estudio y documentos de
apoyo para la práctica educativa, en México, comúnmente están dirigidos a la
educadora, sabiendo que esta labor también es desempeñada por docentes
masculinos, lo cual causa inquietud porque deja entrever la vulnerabilidad de
estos agentes educativos desde el diseño de los documentos normativos que rigen
este nivel educativo.
Los
docentes son parte fundamental de las instituciones educativas, pues además de
educar y guiar a los alumnos en sus procesos de aprendizaje, tienen el
compromiso social de trasmitir valores, fomentar la creatividad y la
imaginación, despertar la conciencia social, acompañarlos en su crecimiento,
forjar su personalidad, fomentar la toma de decisiones responsables y
brindarles las herramientas necesarias que les permitan desenvolverse mejor en
la vida, a fin de contribuir a la transformación de la sociedad; funciones
estas no relacionadas con el género del
docente sino con su preparación y
su valor para educar. A pesar de lo
dicho, sabemos que en la institución de educación Preescolar la figura de la
educadora es más frecuente, situación que crea desventaja frente al educador
masculino por la serie de ideas, prejuicios y formas de pensar desencadenada por
factores sociales y culturales de los padres de familia y de la misma sociedad.
La esporádica presencia de docentes masculinos
en el nivel Preescolar muchas veces constituye una situación complicada en los
Jardines de Niños, pues algunos padres de familia prefieren que sea una
educadora quien atienda y cuide a sus hijos. Ante esta situación, se hizo más
notoria la necesidad de indagar las Representaciones Sociales de los padres de
familia sobre la docencia masculina en preescolar, a fin de comprender sus
posturas, entender la realidad de esta institución educativa y buscar
estrategias de mejora que permitan mejorar la equidad de género desde la
aceptación que se les brinda a los docentes en las Escuelas Formadoras de
Educación Preescolar.
Al
hablar de representaciones sociales tomamos la idea de Moscovici en Piña
(2004), quien señala la representación social como: “un corpus organizado de
conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los
hombres hacen inteligible la realidad” (p.109). Esta definición muestra las
representaciones como un conjunto de conocimientos que permiten comprender e
interpretar el mundo desde la mirada de otras personas, en este caso, desde la
mirada de los padres de familia de un Jardín de Niños multigrado. En este
estudio fue importante conocer las representaciones de los padres de familia
sobre el trabajo de un educador para ver de qué manera esto estaba influyendo
en el trabajo que se realiza con los alumnos en el aula, pues como bien señala
Cuevas (2016) “las representaciones sociales que construyen los sujetos
influyen en el curso de las prácticas educativas” (p. 110).
En
reflexión con lo señalado posiblemente, estas representaciones que los padres
de familia se hacen sobre la labor del docente masculino, pudieran estar
mediando la práctica que realiza en el aula y con la propia comunidad escolar
en la que se desenvuelve. Es por ello que resultó relevante visibilizar estas
representaciones sociales, analizar la temática y sentar las bases para abrir
camino a otros espacios de atención e investigación que pudieran estar
influyendo en la práctica de estos docentes y su trabajo en el aula, pues es
importante romper paradigmas y buscar diferentes vías que permitan que los
docentes cuenten con el apoyo intrínseco de los padres de familia en la
compleja tarea de enseñar.
MATERIALES
Y MÉTODOS
Contexto y Participantes
El
Jardín de Niños José Vasconcelos, en el cual se llevó a cabo esta investigación,
es una institución estatal que se encuentra ubicado en el municipio de
Cunduacán, Tabasco en una zona rural con acceso a través de una carretera
pavimentada en buenas condiciones. En las cercanías se encuentra una escuela primaria, centro de
salud de la comunidad y diferentes iglesias de disímiles religiones.
Este
Jardín tiene un director comisionado con grupo. Es bidocente, organizado en dos
grupos, uno de primero y segundo a cargo del director, y otro solo de tercero a
cargo de una educadora; alcanzando una población escolar actual de 49 alumnos. Se
beneficia de los programas de Escuela Digna, recursos con los que se han visto
sumamente beneficiadas sus aulas; y el Programa Nacional de Convivencia Escolar
(PNCE).
La
infraestructura del plantel se encuentra en buenas condiciones, pues cuenta con
dos aulas, una bodega pequeña, áreas verdes sin juegos, una plaza cívica sin
techado, un baño de niñas, uno de niños y otro para adultos, y una cocina escolar
sin desayunador. Además, aires acondicionados que han permitido un
aprovechamiento en las actividades con los niños, se cuenta, además, con
energía eléctrica, cisterna y agua. Sin embargo, carece de muchos materiales y
otros servicios como internet, teléfono, sala de cómputo, señales de protección
civil y rutas de evacuación, áreas de juegos, material didáctico, mobiliario
suficiente para la matrícula de alumnos, entre otras necesidades.
Los
sujetos informantes de este estudio son personas que fueron seleccionadas,
porque se presume que brindarían la información necesaria para esta
investigación a través de entrevistas semiestructuradas.
Según
Martínez en Moraima los sujetos informantes son “personas con conocimientos
especiales, status y buena capacidad de información” (p.133). Por lo tanto, la
selección de estos sujetos se realizó con especial cuidado y atención para
obtener información relevante para nuestro estudio.
Entre
los informantes se cuenta con un docente masculino protagonista de esta investigación,
un padre de familia que han tenido hijos en el preescolar anteriormente
atendido por el docente masculino nombrado; un padre de familia del grupo del
educador y uno que envía a sus hijos a otro Jardín de Niño y otros padres de la misma comunidad.
Técnicas
e instrumentos
Para
recabar las apreciaciones de los informantes sobre el tema de este estudio cualitativo
se empleó la entrevista semiestructurada y se elaboraron los diferentes cuestionarios
a aplicar. Al respecto, Hernández (2014) menciona que:
Lo
que se busca en un estudio cualitativo es obtener datos (que se convertirán en
información) de personas, seres vivos, comunidades, situaciones o procesos en
profundidad; en las propias “formas de expresión” de cada uno. Se recolectan
con la finalidad de analizarlos y comprenderlos, y así responder a las
preguntas de investigación y generar conocimiento. (p. 397)
De
acuerdo a este autor, se puede notar que los datos, efectivamente, son para
analizarlos y responder de esta forma a los propósitos u objetivos de la
investigación u estudio que se realiza, además de hacer ciencia y crear
conocimiento.
RESULTADOS
Y DISCUSIÓN
Para
poder realizar el análisis de los datos obtenidos en los instrumentos
aplicados, se agruparon en una tabla matriz de datos en categorías y
subcategorías referidas al tema investigado, para la triangulación de la
información, sustentada con los diferentes referentes teóricos investigados
para darle la confiabilidad que requiere una investigación.
Imagen de un docente masculino en Preescolar.
Hablar
de Representaciones Sociales, según Raiter (2001) también se refiere a: “la
imagen (mental) que tiene un individuo cualquiera, es decir, un hablante
cualquiera de cualquier comunidad lingüística, acerca de alguna cosa, evento,
acción, proceso no mental que percibe de alguna manera”. (p.1)
La imagen de un docente masculino en el nivel
Preescolar es un tema que ha sido controvertido a través de la historia de la
educación en México, debido a las diferentes perspectivas e ideas de nuestra
cultura. Al indagar con los padres de
familia que se han negado al trabajo de esta figura educativa en su labor como
educador de sus hijos sobre la imagen que tienen de un docente masculino ellos
respondieron:
“… yo siento que los niños requieren de mucha
dedicación cosas que ellos como hombres no, no entienden o no saben o no se dan
a la idea porque yo lo vi en el kínder en preescolar con mi niña cuando me
tocaba ir a la escuela y ver que el maestro como que no le prestaba mucha
atención o se enfocaba más en cosas de papeleo, o lo veías con el celular, la
computadora y siempre mi niña de eso se llegaba a quejar, por eso preferiría
mil veces mujer y no hombre”.
Otro padre de familia refiere:
“Es que fíjese que se me hizo raro porque, es
raro, porque de hecho en la escuela Normal que hay en Villahermosa, yo sé que
solamente aceptan a alumnas, no alumnos, y cuando yo supe del maestro aquí,
pues se me hizo raro, de hecho, hasta llegué a pensar que el maestro tal vez ni
tuviera la licenciatura, que pues había pescado una palanca por ahí y había
entrado al kínder (risas)”.
Esta
respuesta denota la antigua idea que solo las mujeres podían ser maestras,
porque los hombres “no saben” y no cumplen con ciertas características, que las
mujeres que son maestras sí. Esto refleja una serie de prejuicios, ideas y
tradiciones arraigadas en la voz de los padres de familia y que son difundidas
en esta escuela, influenciados quizá por la cultura y ambiente en el que se
desenvuelven.
Los padres informantes están dudando de la
capacidad de un hombre para ejercer la docencia, en este sentido, sus
respuestas tienen un estrecho acercamiento con lo señalado por la UNESCO (2016)
donde menciona que una característica que predomina en la educación para la
primera infancia, es la feminización de la profesión, pues se observan la
presencia de estereotipos y roles de género tradicionales.
De
acuerdo con Dubet en García: “las profesiones masculinas son las que requieren
fuerza física y las femeninas tienen que ver con la imagen, la limpieza y el
cuidado” (2015, p. 132) y esta situación evidencia cómo aún con el tiempo,
prevalece una imagen llena de prejuicios en este Jardín de Niños. Algunas de
las respuestas demuestran también una incredulidad sobre la formación del
profesor,
Algunas
de las respuestas demuestran también una incredulidad sobre la formación del
profesor, llegando a dudar de sus capacidades y estudios profesionales con los
que afortunadamente cuenta.
Por
otra parte, una de las madres de familia agregó que el docente se enfoca más en
cosas administrativas o en aparatos electrónicos. Situación que coincide con la
idea de Williams en Palencia (2000) quien señala que al docente masculino se
atribuye la idea de cumplir mayormente con funciones directivas o
administrativas, dando poco interés al trabajo con los alumnos. Este informante
clave quizá desconoce las responsabilidades administrativas que se atribuyen a
los docentes y más aún, a quienes cumplen con la comisión de dirección y tienen
que atender muchas tareas además del compromiso con los alumnos. No obstante,
es importante subrayar que una madre de familia difiere un poco al decir que la
imagen que ella tiene del profesor masculino es la siguiente:
“…
si ellos deciden serlo, pues es porque les gustan los niños, les gusta
tratarlos, porque si no les gustara pues yo considero que ellos hubieran
elegido otra profesión, pero pues considero que está bien, yo pienso que un
docente pues hombre no tiene nada de malo, mientras ellos ejerzan como se debe,
y le guste, le guste tratar a los niños, no hay ningún problema”.
Esta
pregunta es abordada desde otra mirada, otra Representación Social que nos
lleva a comprender la diversidad de ideas y opiniones de la sociedad. Esta imagen,
por el contrario, demuestra mayor aceptación y reconocimiento de la labor de un
docente masculino, dejando ver los diferentes criterios, ideas y forma de ver
las cosas. Lo anterior tiene relación con la Teoría de la Representaciones
sociales y el conocimiento del sentido común, que desde el punto de vista de
Jodelet: “este conocimiento se constituye a partir de nuestras experiencias,
pero también de las informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que
recibimos y transmitimos a través de la tradición, la educación y la
comunicación social” (1986, p. 473). Se sabe que la influencia cultural es
determinante en las conductas, formas de pensar e ideas de las personas,
situación que se puede constatar al escuchar las diferentes Representaciones
Sociales de los informantes clave.
Inquietudes
de los padres de familia.
Otro
aspecto que conforma a las Representaciones Sociales, son las inquietudes o
expectativas que tienen las personas sobre algo o alguien, en este caso, sobre
el trabajo de un docente masculino en el nivel Preescolar. Por ello, es importante
abordarlas en este epígrafe desde la idea de los padres de familia de esta
institución para comprender un poco más sus posturas.
En
sus respuestas uno de los padres expresó:
“ muchas mamás no quieren mandar los niños ahí
en ese jardín por el maestro Alberto, porque dicen que esto no está bien y que
no sé qué cosa, y pa’ esto le falta al respeto a las niñas y a veces los niños,
en fin… un fin de cosas que se comentaba y hasta que la maestra llegó ahí, fue
que empezaron a llegar niños, de hecho yo a mi niña la iba a sacar de ahí, pero
pues… ya nada más era un año y pues la tuve que seguir mandando a que terminara
ahí, y pues no me parece justo tanto por las niñas, yo hablo en especial por
las niñas, pues los niños igual tienen algo de riesgo porque pues ya ahorita
tanta maldad que hay en este mundo, los hombres ahorita no se tintan el alma
para ver el daño que le hacen a los niños, bueno esa es mi opinión.”
Aquí
se puede observar cómo el trato del docente hacia los niños pudiera confundir a
los padres de familia, llegando a pensar que como sus hijos son pequeños y
requieren más apoyo y acompañamiento de un adulto, estos corren más riesgo al
estar con el docente masculino, mostrando inquietud más que nada por el género.
Otras inquietudes que menciona uno de los padres de familia que no envía a sus
hijos a este Jardín de Niños son las siguientes:
“Cuando
a mí me tocó llevar a la niña que fue hace dos años, a primero de preescolar,
en el kínder …de hecho era maestro, y para empezar pues eso no me gustó porque
la niña todavía estaba en control de esfínter y este pues obviamente necesitaba
ayuda para ir al baño, y no sé, no tenían niñeras tampoco, creo, y esa fue uno
de los inconvenientes, luego de que manejaba un solo maestro los tres grados,
primero, segundo y tercero, y pues yo la verdad me pareció que cómo el maestro
iba a poder con todo eso, o qué clase de contenido iba a usar el maestro, con
los niños de primero o con los niños de segundo o con los niños de tercero, o
tal vez el maestro hacía todo junto, y la verdad pues es un poquito preocupante
para mí, por eso decidí mandarla a otra escuela”
Estas
respuestas manifiestan expresiones fuertes de una sociedad machista, pues de
acuerdo a García et al (2015) una de las desventajas del ejercicio docente en
la Educación Preescolar es el machismo de la sociedad, en especial de los
padres de familia o la comunidad en la que se encuentra inmersa la escuela,
esto debido ideas y costumbres familiares.
Desde
aquí se puede ver cómo desde la misma familia se hace esa discriminación o
diferenciación de género, como si el padre de la niña no ayudara en la crianza,
cuidado y educación de su hija, cuando existen diversos estudios que demuestran
un mejor desarrollo del niño cuando ambos padres asumen su rol como padres y
participan en la crianza. Al respecto, Asturias en Torres (2008) menciona que:
“en la mayoría de los estudios sobre paternidad se ha insistido en la
importancia que tiene la función de crianza paterna en el desarrollo social,
emocional e intelectual de los niños; el involucramiento del padre con su hijo
se refleja en mejores notas y bajos índices de sanciones disciplinarias en la
escuela o de reprobación escolar”. (p.79)
Un
ejemplo muy común es pensar que el padre no puede ayudar en las labores
domésticas o el cuidado del niño, porque eso le corresponde a la mamá, desde
ahí se ve cómo desde casa se promueven actitudes machistas, que son reflejadas
en las instituciones educativas y en diferentes contextos. Sin lugar a dudas,
todo esto se transmite de generación en generación y los mismos niños son
reflejo de ello en el aula.
Estas
respuestas tienen relación con lo que menciona King en García et al. (2015) al
decir que: “los maestros en Educación Preescolar están considerados diferentes
y peligrosos” (p. 147), y es que sin duda esto es una realidad de muchas
instituciones, debido a los diferentes prejuicios emitidos muchas veces por
padres de familia y la misma sociedad, pues se tiene la idea de que un docente
masculino no debe atender a los niños, pues se tiene la idea que pudiera
faltarle al respeto a los niños pequeños por el hecho de ser hombre.
En
los argumentos de los padres de familia se pueden apreciar sus inquietudes
relacionadas mayormente al tema de abuso sexual en sus niños y niñas, poniendo
especial atención al acompañamiento que el docente les brinda a los niños al
momento de ir al baño, y considero que
no es exageración de los tutores, pues hoy en día es más común escuchar este
tipo de casos y no solo eso, las estadísticas indican que México
lamentablemente tiene el primer lugar de abuso sexual infantil, esto según la
OCDE.
Como
se observa, esta es una de las inquietudes que mayormente se escuchan de la voz
de los padres de familia, y más aún, por la concurrencia de casos de abuso
sexual en nuestro país. No obstante, esto no debería ser una limitante para que
el educador desempeñe su función, sin embargo, la realidad nos indica lo
contrario. Lo anterior coincide con la idea de Blount en García et al. (2015)
donde menciona que: “si un varón desea trabajar en el nivel preescolar, se
presupone a menudo que es afeminado, homosexual y/o pedófilo” (p. 136), y
argumentos como estos, se pueden observar en las entrevistas realizadas a los
informantes clave de esta investigación cualitativa.
Otra
de las inquietudes que se percibe es la preocupación de los padres por la
calidad de esta persona como maestro, en especial, por la calidad educativa que
pudiera ofrecer a sus alumnos en el aula, cabe resaltar que el docente atendía
los tres grados de Preescolar en ese momento que menciona el informante clave.
Por ello, para este informante es inquietante la forma de trabajo del docente y
la manera en la que aborda los contenidos educativos con los tres grados,
dudando de la eficacia educativa que ofrece al trabajar con un grupo
multigrado.
A consecuencia de estas inquietudes, se
percibe cómo los padres de familia comentan que han dudado en enviar a sus
hijos a esta institución e incluso, han decidido enviarlos a otra escuela. Esto
pudiera ser una de las causas por las cuales la institución 74 ha tenido una
matrícula escasa y la incidencia en deserción escolar, debido a la preferencia
de los padres por llevar a sus hijos a una escuela de organización completa
donde sea más probable que una docente educadora atiende a un solo grado. Lo
anterior se puede constatar en la siguiente:
“…hasta
que la maestra llegó ahí, fue que empezaron a llegar niños.”
Con
esta respuesta se cae nuevamente en la idea antigua de que solo una maestra
puede atender a un grupo de niños de Educación Preescolar, esto pudiera deberse
a la confianza y tranquilidad que a los padres les da, el dejar a sus hijos
bajo el cuidado y supervisión de una mujer por su relación con la crianza y el
cuidado de los niños. Otro tema abordado en este apartado y que para el
investigador resulta relevante analizar, es la percepción de la comunidad sobre
el docente masculino en preescolar desde la mirada del docente y otros agentes
educativos como la supervisora escolar, generada desde sus experiencias y en el
trabajo con otros compañeros docentes.
CONCLUSIONES
Para
que el aprendizaje y desempeño de los alumnos tenga mejores resultados, así
como la labor del docente masculino, es imprescindible conocer aquellas
Representaciones Sociales que pudieran estar dificultando su trabajo, así como
las buenas relaciones y confianza entre el docente y padres de familia del
Jardín de Niños.
Las
Representaciones Sociales de los padres de familia sobre los docentes
masculinos en el nivel Preescolar a partir de las actitudes y comportamientos
que mostraban los padres de familia al saber que un educador imparte clases en
un Jardín de Niños de la comunidad se puede apreciar que muchos no conciben y
se les hace extraño que un hombre desempeñe esa labor en este nivel educativo,
argumentos en los evidentemente permea el machismo característico de muchas
familias de la sociedad mexicana.
En
el nivel Preescolar se manifiestan sus prejuicios e ideas arraigadas, lo que
los lleva a dudar de la capacidad y preparación profesional del docente
masculino e incluso, se cree que los padres podrían estar feminizando la
profesión docente.
El
análisis de las diversas inquietudes de los padres de familia en sus
entrevistas, resaltan expresiones machistas, como si el docente o cualquier
hombre no fuera capaz de brindar atención y cuidado a su hijo o cualquier niño
que esté bajo su responsabilidad, demostrando en sus argumentos que muy
probablemente en casa los padres se inmiscuyen muy poco en la crianza de sus
hijos y por eso se tiene la idea de que el docente es incapaz de atenderlos en
la escuela.
La
exploración de la influencia que tienen las Representaciones Sociales de los
padres de familia sobre la imagen profesional del educador, indica que dichas
representaciones repercuten en gran medida en la imagen que se tiene del
docente en esta comunidad, pues aún sin conocer de cerca su labor o tener
pruebas de sus argumentos, tienen la imagen del docente un “violador”, llegando
de esta manera a desprestigiar su imagen, sin pensar en los daños morales y
legales de sus argumentos.
Esto
es sin duda, una necesidad que el propio Sistema Educativo debe resolver y
buscar diversas estrategias para favorecer la inclusión, aceptación y
revalorización del docente masculino como elemento indispensable de las
instituciones educativas y en especial, del Jardín de Niños donde se llevó a
cabo esta investigación.
En
esta exploración se pudo detectar que, a consecuencia de esta imagen
profesional del profesor, muchos padres de familia de esta comunidad optan por
enviar a sus hijos a otros Jardines de Niños de otras comunidades donde los
atienda una educadora y no un educador, por su relación de esta con la crianza
y el cuidado de los niños, pensando que una educadora les brindará una mejor
atención.
Al
analizar lo anterior, se cree que podría deberse a un problema de equidad de
género que se vive en este Jardín de Niños, derivado de las concepciones,
prejuicios y cuestiones culturales que hacen ver a la profesión docente,
específicamente en educación preescolar, como una función exclusiva de mujeres.
El
análisis de las diversas inquietudes de los padres de familia en sus
entrevistas, resaltan expresiones machistas, como si el docente o cualquier
hombre no fuera capaz de brindar atención y cuidado a su hijo o cualquier niño
que esté bajo su responsabilidad, demostrando en sus argumentos que muy
probablemente en casa los padres se inmiscuyen, muy poco, en la crianza de sus
hijos y por eso se tiene la idea de que el docente es incapaz de atenderlos en
la escuela.
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