COVID-19:
Las TIC y la ruptura del velo de la desigualdad social en la Educación
COVID-19: ICTs, Tearing the veil of social inequality
in Education
Gricel
Martínez
Diana
Londoño
DOI: https://doi.org/10.36955/RIULCB.2022v9n1.010
Recibido:
12/12/2021 Revisado: 16/12/2021 Aceptado: 25/12/2021 Publicado: 15/01/2022
RESUMEN
La crisis generada por la pandemia del
COVID-19 ha afectado a la sociedad en diferentes áreas, dejando pérdidas a
nivel social, económico y especialmente en el ámbito educativo. El efecto más
claro que se ha develado durante la crisis, han sido las debilidades de las
políticas educativas, no solamente a nivel nacional sino a nivel mundial. Lo
anterior ha sido el resultado de la gran desigualdad económica de los grupos
sociales frente al proceso educativo y muy particularmente al acceso a la
tecnología. La vulnerabilidad y la desigualdad social se hicieron aún más
latentes en esta crisis mundial, siendo, una vez más, los grupos desfavorecidos
los más afectados.
El
enfoque de este artículo es desglosar la visión clara del impacto causado por
la pandemia del COVID-19 y el efecto desolador que ésta dejó, especialmente en
aspectos relacionados con la convivencia
humana. Aunque el mundo se haya transformado con la aparicion de las TIC y la
idea de conectividad que se ha generado a nivel mundial, produce una sensación
de cercanía, no ha sido más que un espejismo bajo el cual se ha ocultado la
negligencia con la que se ha manejado tanto el sistema gubernamental, como el
educativo. La necesidad de ejecutar cambios con el fin de generar una educación
igualitaria para aquellos que no gozan de poder económico es, sin lugar a
dudas, una prioridad.
Palabras
claves: TIC, desigualdad, pandemia, educación, brecha, vulnerabilidad.
ABSTRACT
The COVID-19 crisis has wounded society in different
areas, such as social, economic, but particularly, the educational field as a
result, of the great economic inequality of social groups in the face of the
educational process and, particularly, access to technology. The clearest
effect revealed during the crisis is the weaknesses of educational policies,
not only at the national level, but also at the global level. Vulnerability and
social inequality became even more latent in this global crisis, with disadvantaged
groups being, once again, the most affected.
The purpose of this article is to examine the bleak
effect of the Covid-19 pandemic, especially as it relates to humanity's
coexistence. Although the appearance of
ICT has transformed and connected us on a worldwide level, producing a feeling
of closeness, this has only been a mirage which disguises negligence on both a
governmental level as well as an educational level. The need for changes to
generate an egalitarian educational system-- one which doesn't economically
favor some over others-- is, without doubt, a priority.
Keywords: ICT, inequality, pandemic, education, gap,
vulnerability.
Introducción
La
desigualdad ha estado presente en la sociedad desde sus inicios. Son muchos los
intentos que se han dado a través de la historia para aminorar las inequidades
sociales; sin embargo, el pasar de los años ha creado una barrera que inhibe
ver el contexto real por el que pasan las diferentes poblaciones. El propósito
de este artículo es hacer un análisis crítico de la disparidad que se generó a
nivel educativo, tecnológico y social, a raíz del cierre de las instituciones
educativas por causa de la pandemia originada por el COVID-19. A principios del
año 2020 el mundo entero se vio enfrentado a uno de los virus con mayor índice
de mortalidad en los últimos tiempos, el cual registra para el mes de mayo del
2021, de acuerdo con Statista (2021), alrededor de 3,74 millones de personas
fallecidas a causa de la pandemia. Ésta, que también es conocida como coronavirus,
es un virus silencioso, invisible e intangible, capaz de causarle la muerte a
cualquier persona, en particular a aquellas que poseen condiciones
preexistentes de salud o edades avanzadas. Para la Organización Mundial de la
Salud (La OMS caracteriza al COVID-19 como una pandemia, 2020), el nivel de
propagación y gravedad de la enfermedad hizo que fuera declarada pandemia a
nivel mundial el 10 de marzo del 2020. Con la llegada de este patógeno a nivel
global la humanidad tuvo que asumir retos inimaginables y generar alternativas
sociales, especialmente en los aspectos relacionados con la educación. Es en
este momento cuando los colectivos necesitan redefinirse y generar nuevas
politicas que incluyan a todos equitativamente.
La
pandemia del COVID-19 ha desembocado en diferentes problemáticas que han
marcado el presente milenio de manera devastadora. En primera instancia, el
desbalance económico, el desempleo, las pérdidas monetarias y la caída de los
mercados financieros, ha traído al límite la capacidad de respaldo por parte de
los gobiernos a nivel mundial. En segundo lugar, el gran abismo que ha dejado
al descubierto la falta de acceso tecnológico en el campo educativo, vinculado
directamente al déficit económico de los
grupos sociales, ha marcado una diferencia insondable entre los grupos de
estudiantes económicamente solventes y aquellos que no lo son. Finalmente, la
falta de preparación de los entes educativos para afrontar los nuevos retos de la enseñanza a través de las TIC, ha puesto en jaque al
sistema educativo y a su capacidad de respuesta frente a las necesidades de los
sectores sociales en condiciones de riesgo.
Desarrollo
Este
virus ha puesto a la raza humana en total estado de vulnerabilidad, cambiando,
la cotidianidad del ser humano, sus interacciones sociales y las prácticas
culturales más superficiales. El contacto físico, hablar con el otro, mostrar
el rostro, reunirse con amigos y coexistir en comunidad, son hoy en día un
privilegio. El COVID-19 no solo ha traído transformaciones en el núcleo del
hogar, sino que ha puesto a las naciones en un estado de emergencia que las ha
forzado a tomar decisiones y desarrollar estrategias en el área social,
económica y educativa. Todo esto, con miras a permitir la superación de la
crisis de salud pública; que ya ha afectado severamente a los grupos sociales
más vulnerables como niños, adultos mayores, personas en situación de
discapacidad e inmigrantes; entre otros.
Por otro lado, la pandemia ha
evidenciado no sólo la disparidad social, sino las falencias del sistema
educativo referente al manejo de las TIC y la falta de capacitación docente en
las mismas; tres grandes problemáticas que han generado un desfase en el avance
socioeducativo de muchos países. El COVID-19 no hace distinción entre clases o
niveles de educación, pero sí ha logrado desmantelar el engranaje de estos,
atacando a la sociedad desde más ángulos de los que se pueden manejar. En
consecuencia, según la (UNESCO, 2015), surgen interrogantes sobre garantías en
la calidad, inclusión y equidad en el proceso de aprendizaje. Se espera que
este cambio de rumbo intempestivo permita mejorar las normativas en la
educación, ampliar el conocimiento de las TIC mediante capacitación, no solo
para docentes sino para todos los ciudadanos, sin importar su grupo social,
reduciendo la brecha de inequidad que se ha incrementado.
Después
de un año y diez meses de la declaración oficial del COVID-19 como pandemia, ha
salido a la luz la desigualdad que el virus ha ocasionado en las diferentes
naciones del mundo. Dicha situación agrava las condiciones de crisis sociales,
económicas y políticas preexistentes, poniendo a sus dirigentes en un estado de
emergencia frente a la gestión de recursos que puedan ayudar a mitigar el
impacto económico en la sociedad, especialmente de aquellos en riesgo.
Ulrich (1998) se refiere a la crisis como un legado de contingencias
mundiales que ignoran los límites fronterizos y que no están siendo
distribuidos de manera igualitaria. Boschiero (2019) declara que los inconvenientes
que se presentan, afectan a las comunidades, de acuerdo con su nivel social y
cultural y a la facultad que tienen de responder a dichos inconvenientes a
través de planes de intervención. Este argumento explica la desigualdad marcada
y evidente ante la pandemia. Ésta se empieza a materializar con la prontitud de
cada estado por identificar el COVID-19, como un problema existente que demanda
un actuar efectivo de las instituciones al servicio de la comunidad.
Desde
la aparición del COVID-19, el mundo no volvió a ser el mismo, mucho menos la
educación. Ésta, no quedó exenta a los
cambios abruptos que se originaron a partir del brote de coronavirus.
Sorpresivamente, los estudiantes no pudieron regresar a las aulas. En algunos
países las escuelas han permanecido cerradas por varios meses en espera de que
pronto se vuelva a la normalidad. Esto ha provocado que tanto las escuelas de
enseñanza primaria y secundaria, así como las de nivel superior, hayan tenido
que ingresar involuntariamente al mundo de la enseñanza virtual. El aislamiento
físico decretado para impedir que se propagara el virus, dio campo a tratar de
mantener la salubridad nacional a salvo, y al mismo tiempo generó en el
ambiente escolar, la urgencia de garantizar que los estudiantes tuvieran acceso
a la educación, obligando al sistema educativo a embarcarse en el mundo de la
virtualidad por medio de la tecnología, la información y la comunicación (TIC).
Las
TIC se refieren a una tecnología que permite desarrollar una comunicación
pronta y efectiva, generando cambios en la manera como se adquiere la
información, modificando e implementando nuevos usos de herramientas digitales.
La innovación y creación han llegado a tal escala, que las redes se multiplican
para dar mayor alcance al intercambio de datos e información, al cual, Levi
(2007) llamó la cibercultura. Estas tecnologías facilitan el proceso de
enseñanza-aprendizaje, a través del intercambio rápido de información, de su
incorporación como herramienta dentro del plan curricular, con el fin de
posibilitar la obtención y el seguimiento de las competencias TIC. Se espera
que el uso de estas herramientas, en el contexto de aula, esté acorde a las
destrezas y habilidades tecnológicas que posea cada estudiante. En
consecuencia, las TIC deben transformarse en el puente por medio del cual el
educando adquiere nuevo conocimiento tecnológico, a la vez que se relaciona con
otras áreas del saber.
Escobar
y Mira (2019) exponen los cambios
mundiales que han sucedido debido a la aparición de las TIC. Dichas
herramientas han generado que la cultura y las relaciones interpersonales hayan
dado un giro novedoso a nivel mundial, a la vez que se desarrollan situaciones
adversas social y culturalmente. El COVID-19 puso a prueba el andamiaje de la
educación pública y la inhabilidad que tiene de cubrir las necesidades de los
estudiantes, entre estas el acceso de un inmenso número de discentes a la
educación virtual. Aquellos que no poseen la facilidad de adquirir tecnología y
que no tienen el conocimiento para usarla resultaron ampliamente afectados. Se
puso en tela de juicio la equidad con que se debería manejar el uso y
aprovechamiento de las TIC, especialmente a nivel educacional.
Ha
sido en este momento en que la humanidad se encuentra abatida por una pandemia,
que se puede dilucidar con claridad y sin temor a equivocarse, que la brecha
digital, de la que habla Alva de la Selva, (2015) desemboca en la
marginalización de grupos sociales frente al acceso, uso de las
telecomunicaciones y las TIC; impidiéndoles integrarse a la nueva sociedad. Es
no solo el poder conectarse a las redes, sino el hecho de cómo las personas
generan o no interacción dentro de esta época cibernauta. Conexiones de
provecho que les permitan continuar y mejorar su día a día. En este contexto de
reflexión crítica frente al tema objeto la pregunta es ¿Hasta qué punto se está
apoyando a los grupos sociales más abatidos para que la digitalización y las
TIC sean un instrumento positivo de cambio y mejoramiento?
Ruano
y Serrano (2014) enuncian que la brecha digital está ligada a dos variantes que
son: el acceso a beneficios y la preparación de los ciudadanos para el uso de
las TIC, de tal manera que aporten a la autosostenibilidad del grupo. Pero,
¿qué sucede cuando la población estudiantil se ve desprotegida y aislada sin
poder conectarse con el exterior porque las TIC no llegan hasta sus hogares?
Aparte de estar abatidos por el COVID-19, se encuentran segregados económica,
política y socialmente, debido a la inequidad en que viven cada día. Al
respecto, Sánchez (2020) agrega que este cambio abrupto de la educación
presencial hacia la virtualidad trae consigo consecuencias que están
estrechamente ligadas al nivel de educación.
La
capacidad por parte de los estudiantes de manipular los recursos tecnológicos,
su nivel de independencia para utilizarlos y la cantidad de recursos al alcance
de ellos, son algunos de los factores determinantes en el éxito o no de la
educación a través de las TIC. Cáceres-Muñoz y otros (2020) añaden a la lista
de aspectos limitantes, que están fuera de control de los mismos estudiantes y
maestros, la falta de alfabetización de los acudientes y la carencia de
recursos tecnológicos en el núcleo familiar, decisivo al momento de apoyar al
aprendiz desde la educación virtual.
Es
importante resaltar que, una vez más la disparidad social se deja ver entre
países desarrollados como Estados Unidos y aquellos en vía de desarrollo.
Mientras que la mayoría de los estudiantes estadounidenses recibieron una
computadora o tableta, y las escuelas adquirieron internet portable para los
educandos que no contaban con conexión en sus casas, en otros países, como
Colombia, los estudiantes no poseían los medios para vincularse a las clases
virtuales o acceder en línea a materiales que el maestro había dispuesto para
su aprendizaje.
En
su análisis, Lopera-Zuluaga (2020), plantea una alternativa denominada
-Aprender Digital- del Ministerio de Educación Nacional de Colombia; que
consiste en una plataforma virtual de contenidos académicos que pueden ser
accedidos de forma gratuita por toda la comunidad educativa, independientemente
de la edad y nivel escolar. También pueden ser compartidos a través del correo
electrónico, descargados y vinculados a las páginas web de las instituciones
educativas. Esta propuesta buscaba contrarrestar el impacto de la cancelación
de clases presenciales en instituciones públicas del país y lograr dar
continuidad al proceso educativo, aún en época de coronavirus. Sin embargo,
haciendo uso del eslogan -Contenido para Todos-, la ciudadanía dejó ver su
inconformidad en las redes sociales, expresando su rechazo a la estrategia
-Aprender Digital-, ya que esta solución tecnológica pone a las personas en
condiciones de homogeneidad y da por hecho que todos los escolares se
encuentran en igualdad de condiciones para embarcarse en el aprendizaje por
medio de las TIC, siendo esto totalmente lo contrario.
Lopera-Zuluaga
(2020) deja claro que, aunque la propuesta anterior busca innovar y favorecer a
los estudiantes en su formación académica a través de la tecnología; ésta
parece estar apuntando a una realidad social y económica de un país diferente a
Colombia. Quedan al descubierto las diferencias abismales entre los estudiantes
y maestros ubicados en la zona urbana y aquellos del área rural, donde aún los
servicios básicos como luz y agua son de difícil acceso. Hablar del uso de
herramientas TIC, es un tema ajeno a su realidad. El autor enfatiza que en época
de COVID-19 se hace más evidente la desigualdad en términos de educación y
acceso a las TIC; la cual, no solamente muestra la realidad educativa en
Colombia, sino que en general, plasma las condiciones de acceso tecnológico de
los países latinoamericanos.
Se
necesita que las normativas generadas desde los estamentos gubernamentales, se
centren en la realidad socio-económica de los estudiantes, sus familias, la
facilidad de acceso y la capacitación de los ciudadanos con respecto al uso de
las TIC. Esto, según Escobar y Mira (2019) incrementará la competencia crítica
y reflexiva que permite el manejo de la información en internet. Hay que
detener el aumento de esta disparidad educando a la sociedad, especialmente
aquellos grupos menos favorecidos. Éstos, ya han sido relegados a nivel
económico, social, político y ahora también se encuentran en desventaja frente
a la aparición de las TIC.
No
solamente son estudiantes y familias los afectados por el cambio abrupto al
ámbito virtual de enseñanza. Zhou et al. (2020) describen la dificultad que han
tenido los docentes al adaptar materiales, formas de comunicación, recursos
audiovisuales y excesiva carga laboral. Lo anterior se añade a otros retos que
desde antes de la pandemia ya se le imponían a la educación; como son las
necesidades de grupos diversos y desarrollar niveles de aprendizaje favorables
para los educandos. En este sentido, los docentes han tenido que hacer frente a
la nueva realidad para que la educación sea accesible y significativa para cada
uno de los estudiantes.
Dentro
de sus posibilidades, los educadores han llegado a los lugares más recónditos
para que todos los estudiantes continúen con su educación de manera “normal”;
sin embargo, la labor ha sido ardua y difícil porque para muchos, el
desconocimiento de la tecnología se ha convertido en un obstáculo que les
impide lograr su cometido. En un abrir y cerrar de ojos el teletrabajo se
transformó en la nueva vivencia, tanto para los educadores como para el
estudiantado, misma para la que muchos no estaban preparados. Algunos pedagogos
han aprovechado su manejo de las herramientas tecnológicas para ponerlo al
servicio de los estudiantes. Otros, con un conocimiento básico han logrado
llegar a los discentes y fortalecer sus habilidades tecnológicas. Aquellos que
no poseían habilidades en el uso de las TIC, valientemente se han enfrentado a
este mundo desconocido, temerosos pero movidos por el amor a la profesión
docente y a los estudiantes. Es así como los educadores, entre tanta
incertidumbre han sido capaces de demostrar entereza, valor y profesionalismo
tomando control de lo desconocido.
Arancibia
(2020 citado por Ferrada, V., González, N., Ibarra, M., Ried Donaire, Al.,
Vergara, D., Castillo, F., 2021) señala que, tanto profesores como estudiantes
no poseen la preparación académica para interactuar en entornos educativos
cibernéticos. Fernández (2015 citado por Ferrada, V., y otros, 2021) indica que
es preocupante que, en la postmodernidad, dentro de la formación académica
inicial de los educadores, el uso de las herramientas tecnológicas no esté
incluido. De igual manera, para Hernández, (2018 citado por Ferrada, y otros.,
2021) es necesaria la implementación de las herramientas tecnológicas en la
capacitación docente, con miras a mejorar el desempeño del maestro y la
integración de la tecnología en su labor. Se pretende con esto, que la falta de
conocimiento y de preparación formal en el uso de las TIC durante una situación
excepcional, no desestabilice el mundo de los docentes, provocando caos,
incertidumbre, estrés y en algunos casos, ansiedad frente a lo desconocido.
Esta vivencia debe ser una oportunidad para aprender el uso de las TIC,
adaptarse a la realidad de enseñanza en igualdad de condiciones.
Conclusiones
Las
TIC han resultado un elemento indispensable en la impartición de los cursos
escolares a pesar de las falencias evidenciadas. Es en este momento coyuntural
para la humanidad y a causa del cierre colectivo de las instituciones
educativas, que se vislumbra con mayor claridad, la necesidad del respaldo
económico hacia el uso de las TIC.
Hay
una falta de cobertura a sectores más desfavorecidos, la familia rural, los
grupos indígenas y los niños y niñas en condiciones de pobreza. Las voces de
aquellos que generalmente son acalladas por la desigualdad social podrán ser
escuchadas y obtener los beneficios que representa el avance tecnológico en la
educación.
La
pandemia ha generado un desbalance para el que nadie estaba preparado, dando
pie a la creación de planes de emergencia que han permitido resolver de manera
superficial los nuevos inconvenientes.
El
uso de las TIC, el impacto negativo que ha tenido la educación debido al cierre
de las escuelas y los cambios abruptos por los que han pasado el profesorado,
los estudiantes y sus familias, son temas de interés a nivel mundial que siguen
generando preocupación.
A
causa del cierre de las escuelas se recurrió al uso de las herramientas
digitales para facilitar la enseñanza-aprendizaje y se ha reconocido como
prioridad la necesidad de capacitar a los docentes en el uso de las TIC.
A
medida que se abren las escuelas y se embarcan en el nuevo derrotero educativo
y social, se buscan soluciones enfocadas en la recuperación académica de los
estudiantes, el bienestar de ellos y sus docentes. La experiencia adquirida
para mejorar y resolver los retrasos sufridos en cada una de las instancias de
vida del ser humano, y la ruptura del velo de la desigualdad social, se
transforman en soluciones. Ya no es solo una entidad la responsable del cambio,
ahora somos todos.
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