Desarrollo de competencias en el ámbito
educativo: Definiciones conceptuales y operacionales
Development of
competences in the educational field: Conceptual and operational definitions.
Lucía Anderson
Universidad Metropolitana de
Educación, Ciencia y Tecnología
https://orcid.org/0000-0001-7479-9300
Diana Londoño
Universidad Metropolitana de
Educación, Ciencia y Tecnología
https://orcid.org/0000-0003-0518-8623
Gricel Martínez
Universidad Metropolitana de
Educación, Ciencia y Tecnología
https://orcid.org/0000-0002-8776-1448
DOI:
https://doi.org/10.36955/RIULCB.2022v9n1.002
Esta obra está bajo licencia internacional
Creative Commons Reconocimiento 4.0
Recibido: 05/08/2021 Revisado: 20/09/2021
Aceptado: 29/11/2021 Publicado: 15/01/2022
RESUMEN
La
educación de calidad se apoya hoy más que nunca en la formación por
competencias. El avance y las exigencias de la sociedad actual, hacen necesario
formar profesionales capaces de responder a las necesidades y retos del siglo
XXI, sus expectativas laborales, sociales y personales. El artículo es el
resultado de un análisis documental de distintos autores, expertos en el campo
de la enseñanza por competencias. La aplicación de éstas por parte del docente
en la práctica pedagógica, hace que se contribuya a la formación de individuos
altamente calificados, integrales, con destrezas investigativas; cuyo aporte se
ve finalmente reflejado en una sociedad competitiva, de vanguardia y
equitativa. En conclusión, el artículo sostiene el postulado de que los
conocimientos adquiridos previamente por el educando; son la fundamentación
para que la enseñanza por competencias sea significativa, pertinente y esté
presente a lo largo de su vida. En este sentido la educación por competencias
va más allá del seguimiento temático y sustenta la flexibilidad curricular
adentrando al estudiante en el nuevo
ámbito contemporáneo e informacional.
Palabras clave: Competencias, sistemas
educativos, aprendizaje, estrategias, conocimiento previo.
ABSTRACT
Currently, education
relies more than ever on the developing of competence-based learning. The
progress and demands of today's society poses the need of training
professionals that are capable of responding to the 21st century challenges,
jobs, social and personal expectations. This article is the result of a
documentary analysis of different authors, and experts in the field of teaching
by competences. This framework results in the formation of highly qualified,
comprehensive, and research oriented individuals. Contributions are finally
reflected in a competitive, vanguard, and equitable society. In conclusion, the
article supports the thesis that learners’ background knowledge is at the core
of competency meaningful teaching, leading to relevant, lifelong learning
skills. In this sense, the education by competencies model, goes beyond
academic units and contents to enhance curricular flexibility, while
introducing the student into the modern informational era.
Keywords:
Competences, educational systems, learning, strategies, knowledge previous.
INTRODUCCIÓN
La globalización y sus exigencias conducen a
una nueva forma de enseñar, que prepara al estudiante para realizar un trabajo
de calidad, por medio de la adquisición de conocimientos nuevos, utilizando los
previos y combinando sus actitudes y habilidades. Esta forma de enseñar busca brindarle al
individuo un aprendizaje por y para la vida, a través de lo que se conoce como
enseñanza por competencias.
La formación por competencias busca
desarrollar un ambiente crítico en el ámbito escolar con la finalidad de
impactar positivamente, el desempeño del estudiante a través de la puesta en
práctica del conocimiento adquirido dentro y fuera del aula para que éste pueda
autocorregirse y perfeccionar sus habilidades continuamente.
El aprendizaje basado en competencias rompe
con los paradigmas tradicionales de una educación que se enfoca principalmente
en el docente y en la repetición de contenidos extrapolados; transformándola en
una formación por competencias, cuyo eje gira alrededor del educando. A nivel
universitario la meta es el fortalecimiento del proceso investigativo, apoyado
de contenidos procedimentales, conceptuales, y actitudinales pasando de
impartir únicamente conceptos repetitivos,
a un despertar de la motivación y la curiosidad intelectual del estudiante.
La formación docente desde el aprendizaje por competencias debe sufrir una
transformación que equipe a los docentes
con el conocimiento, las estrategias de enseñanza necesarias y recursos de aula
para que éste incorpore cambios que involucren la asunción de nuevos hábitos en su forma de
pensar y actuar. “El reconocimiento del impacto de sus acciones y de la
relevancia de su función en la constitución de otro ser: el y la estudiante”.
Arreola Rico (2019). Así se logrará
llegar a una sensibilización introspectiva y medir, de esta manera, el impacto
que genera desde su práctica diaria.
DESARROLLO
Los sistemas educativos a nivel mundial están
enfocados en proveer educación de calidad para todos los estudiantes con el fin
de prepararlos para un futuro exitoso y competitivo. Se ha puesto la mira en el aprendizaje por
competencias ya que este provee una educación integral para todos. Sarramona,
Domínguez, Noguera y Vázquez, (2005 citado en Sánchez y Leicea, 2007) hablan
del ímpetu con el que se está llevando a las aulas este aprendizaje. La idea es
que la enseñanza por competencias este ligada a la preparación que se le debe
dar al estudiante para enfrentarse al ambiente laboral. El aprendizaje por
competencias los prepara a través de prácticas y actividades que se asemejan a
la realidad para ponerlos en contexto y mirar su conocimiento y reacciones
frente a la especificidad de cada situación.
Sánchez y Leicea (2007) denominan el
aprendizaje basado en competencias como ABC y lo explican como el desarrollo de
dos tipos de competencias, las genéricas y las específicas. Hablan de las
transversales como instrumentos sistemáticos y describen las específicas como
ajustadas a cada carrera. Ha sido la sociedad del conocimiento con su abrumador
intercambio de información la que ha puesto a la educación cara a cara con
retos que desembocan en la creación de estrategias para darle a los estudiantes
la oportunidad de educarse en el nuevo contexto. Villa y Poblete, (2007 citado
en Sánchez y Leicea, 2007) enuncian que el progreso y la aplicación de las
competencias abarcan mucho más que el saber, a la vez que integran de manera
dinámica el conocer con el hacer para lograr que la formación tenga mayor
relevancia y perdurabilidad.
Con el propósito de clarificar y dar contexto
al proceso de enseñanza por competencias, debemos aclarar que existe una amplia
gama de definiciones del término. Sánchez y Leicea (2007) las definen como la
mezcla de actitudes, valores, maestría y estrategias utilizadas durante la
actuación académica y profesional. Una
competencia es el nivel de rendimiento de una persona en un ambiente diverso y
real que permite la puesta en práctica del conocimiento a través de destrezas
aplicadas. Por otro lado, Rodríguez y Feliu (1996 citados en Valiente y Galdeano
1996) dicen que las competencias son agrupaciones de saberes, destrezas,
aptitudes y comportamientos que tiene una persona y que le permiten desempeñar
una actividad de manera exitosa. Para Ansorena Cao (1996 citado en Valiente y
Galdeano, 1996) es una cualidad del comportamiento de la persona, puede ser
considerada una característica de su conducta que va dirigida a la ejecución de
la tarea y se puede catalogar de manera confiable y certera.
A nivel universitario se puede decir que las
competencias son un grupo de cualidades relacionadas con los saberes que posee
el estudiante, su puesta en práctica, su actitud y su responsabilidad, basados
en un programa académico que la universidad le ofrece. Asimismo, las competencias a nivel
universitario se refieren a la forma en que el individuo es capaz de
desarrollarse durante todo el proceso educativo, utilizando sus conocimientos
para lograr el éxito académico. Para Cano (2008, citado en Martínez, Cegarra y
Rubio, 2012) las competencias poseen tres características, a saber:
a) Están
formadas por conocimientos conceptuales, procesos y actitudes, mismos que a la
vez trascienden. Ser competente
significa ser capaz de seleccionar entre todo el conocimiento que el individuo
posee, el necesario para resolver un problema, una situación, o un reto del
momento.
b) Las capacidades están relacionadas con la
personalidad del individuo y pueden ser aprendidas, evolucionar por medio de la
formación inicial, inculcar la educación permanente y experimentar durante toda
la vida. En otras palabras, el individuo
nunca es competente pues está en constante aprendizaje y evolución.
c)A través de su puesta en práctica las
competencias cobran sentido cuando el individuo reflexiona sobre el proceso
llevado a cabo durante la resolución de una situación o de un problema
determinado. Gracias a esta reflexión,
las competencias no se vuelven estandarizadas pues se logran reorientar las
acciones utilizadas, a fin de que el paso siguiente sea mejorado.
Schunk (2008 citado en Martínez, Navarro, y
Sánchez, 2012) expone que la adaptación de la enseñanza por competencias
implica que el profesor se enfoque en el aprendizaje o sea el proceso de
recibir, analizar, generar relaciones y guardar información que se presenta
durante la acción cognitiva. Es importante que los estudiantes aprendan a ser
autónomos en el trabajo y se vinculen cooperativamente en proyectos que
reflejen su realidad.
González y Ramírez, (2011 citado en Forero,
2020). Dice que a nivel profesional la enseñanza por competencias impulsa el
desarrollo y genera procesos de calidad de manera que el educando pueda dar
soluciones a los requerimientos sociales a través del conocimiento que conlleva
su profesión.
Enfocarse en la educación por competencias
permite que los estudiantes fortalezcan sus capacidades durante el proceso de
aprendizaje, a la vez que pueden adquieren flexibilidad frente a los diferentes
retos que les presenta la sociedad.
Spencer y Spencer (1993) definen
competencia como un rasgo tácito en un ser humano, relacionado con su actuación
frente a una asignación. O sea, un conjunto de conductas que se amoldan a una
circunstancia.
Los rasgos tácitos pertenecientes a las
competencias están estrechamente ligados a la personalidad del educando y le
ayudan a decidir su reacción frente a cualquier situación, en este caso
académica o profesional. Estos rasgos son: motivos, lo que el educando piensa
con frecuencia. Son las metas que desea alcanzar (notas altas, reconocimiento,
y otros) estos pueden ser explícitos o implícitos. Rasgos de la personalidad,
las peculiaridades físicas de reacciones constantes frente a una situación o al
recibir información. En este rasgo se ve cómo los educandos reaccionan de
diferente manera y tiempo a estímulos relacionados con su quehacer estudiantil y
se puede visualizar la iniciativa de cada uno, al recibir los requerimientos
del educador o de los otros estudiantes.
El auto concepto, denota la postura, valores, o la imagen que cada
estudiante tiene de sí mismo. Se definen
aquellos que son líderes, los que no desean llamar la atención o aquellos que
valoran la calificación como lo más importante, frente a los que aprecian las
relaciones sociales, sobre todo. El
conocimiento, o datos que posee el estudiante acerca de conceptos que están
contenidos dentro del plan de estudios, su habilidad, destreza o capacidad al
desempeñarse en una actividad relacionada con su campo de experiencia, sea ésta
física o no. Las competencias son de gran ayuda ya que facilitan la
identificación de destrezas o deficiencias al desarrollar una actividad. Estas
destrezas se miden con herramientas basadas en estándares específicos.
Es importante entender que la actualización
en el uso de competencias es primordial. Según Díaz (2005) las competencias que
posee un educando “no son para siempre” lo que era apto para el pasado, ya no
es adecuado hoy en día. En este sentido,
en los últimos años la educación por competencias se convierte en una
estrategia de gran importancia, al fusionarse con las TIC, como apoyo a nivel
educativo con el fin de continuar el proceso de enseñanza - aprendizaje. De
este modo, se desprende el argumento que la educación por competencias debe
mantenerse en constante actualización y favorecerse de los cambios que trae
consigo el desarrollo de la información y el avance tecnológico.
Ahora
bien, la manera como el educando desarrolle su competencia está relacionada con
el medio ambiente en el que se desenvuelve, el manejo que tenga del tema y sus
propios rasgos de personalidad. Se ven implicadas también con sus intenciones,
limitaciones, motivaciones y rendimiento. De lo anteriormente expuesto, se
puede desprender que las competencias son el conjunto de conocimientos,
actitudes y habilidades que tiene un individuo para realizar una tarea de
manera exitosa, efectiva y responsable, teniendo la capacidad de ponerlas en
práctica en distintos contextos. También se puede decir que las competencias
son observables por medio del desempeño de trabajos y aunque no están ligadas
al éxito, éstas ayudan a obtenerlo.
Gracias a una reflexión profunda sobre el proceso desarrollado durante
la solución del problema, éste puede mejorarse hasta alcanzar su
perfeccionamiento.
Las
instituciones educativas a nivel superior, se han visto en la necesidad de
ofrecer a los estudiantes programas académicos centrados en las demandas
laborales y por tanto, en las competencias.
El término competencias tiene sus orígenes en el ámbito educativo desde
hace aproximadamente cinco décadas. Las
mismas, son el resultado de distintos factores que convergen: la expansión que ha sufrido el proceso de
globalización y el nacimiento de lo que se conoce como la sociedad del
conocimiento. Por una parte, este
concepto fue renombrado por las teorías de la comunicación de Noam Chomsky en
el año 1965. Según el autor, la palabra competencias está vinculada a la forma
en que las personas se adueñan del lenguaje y la forma en que lo utilizan para
llevar a cabo el proceso comunicativo. Por otra parte, Barbero (2003 citado en
Valiente, 2009) menciona que la reingeniería considera el término como la suma
de las habilidades del saber-hacer con las de saber competir y obtener mayores
resultados económicos en un ambiente competitivo. En resumen, la lingüística relaciona el concepto
competencias con las habilidades intelectuales mientras que la reingeniería lo
utiliza para referirse a la habilidad del individuo para producir riqueza y ser
competitivo.
A
partir de los años treinta, el término competencias se introdujo en el ámbito
educativo en los Estados Unidos cuando, según Posada (2004, citado en Valiente,
2009), se propone una educación basada en las competencias. Alrededor de los años sesenta, se hizo
referencia al término competencias laborales en el entrenamiento de los trabajadores
utilizando técnicas conductistas. A
nivel empresarial la formación por competencias tiene un enfoque funcional ya
que considera los conocimientos, las actitudes y las aptitudes como las bases
de éstas, las cuales deben ser estimuladas para obtener mayor efectividad
productiva. Hoy en día, las teorías modernas se basan en el enfoque dinámico,
el cual relaciona el término competencia con el nivel de funcionalidad de la
persona en su actuar (su responsabilidad, su interactuar con perseverancia y
con autonomía y su flexibilidad) a la hora de realizar un trabajo, más que a un
simple listado de sus atributos y de sus cualidades que la categorizan como
calificada para desempeñarse eficientemente.
Las múltiples dimensiones de las
competencias y la proyección del
individuo en las distintas profesiones hacen que éstas se vuelvan
intrincadas. No obstante, en un
escenario complejo como éste, las competencias hacen frente a la situación
mediante la movilización de distintos recursos.
Por tanto, la formación por competencias busca que las personas puedan
desarrollar una gran variedad de capacidades, que les ayuden a aprender y a
desaprender durante toda su vida para que tengan la capacidad de adaptarse a
las distintas situaciones cambiantes que se le puedan presentar. Cabe señalar que a nivel superior se debe
promover el desarrollo de competencias profesionales por medio del saber, saber
hacer y saber ser y estar; esto, según Echeverria (2002, citado en Martínez,
2012) debe “asegurar o acreditar el saber profesional”.
Ahora bien, para lograr probar la adquisición
de distintas competencias por parte del estudiantado, se hace necesaria la
implementación de un sistema de evaluación basado en los resultados de este
aprendizaje. Este sistema permitirá que
se logre monitorear el proceso desarrollado como eje central para tomar
decisiones y lograr un mejoramiento.
Según lo plantea Moreno (2012), La evaluación educativa ha sido conocida
tradicionalmente como el medio por el cual el docente registra el avance cognoscitivo
en cuanto a determinados productos de aprendizaje, suele ser unilateral y
enfocado en medir el alcance de logro del estudiante. En el método tradicional,
el centro del proceso es el maestro y los instrumentos que permiten revisar el
impacto o no del proceso de formación, mismo que gira alrededor de pruebas
estandarizadas. Sin embargo, en el proceso de enseñanza-aprendizaje a través de
competencias, la evaluación gira alrededor del rol activo del estudiante. Éste,
indiscutiblemente, es el autor y partícipe de su evaluación, pues es quien tendrá
la tarea de demostrar las capacidades adquiridas sin que haya otra persona que
pueda hacerlo por él.
Como
lo señala Moreno (2012), al facilitar diversos ejercicios de evaluación en
contexto, se le otorga al discente los medios para demostrar el grado de
dominio de las competencias antes trabajadas en el ámbito escolar. En este
sentido, la evaluación formativa a través de proyectos, ejercicios grupales,
actividades escritas y orales, portafolios, exámenes, entre otros, aportarán
múltiples escenarios para que los estudiantes puedan probar el nivel de
competencia alcanzado. Así como la
evaluación es multiforme, también deberá serlo la implementación de diversos
acercamientos desde la co-evaluación, autoevaluación y heteroevaluación
(Moreno, 2012).
Algunos
métodos tradicionales, que no necesariamente son de uso exclusivo de la
formación educativa por competencias, aún se encuentran vigentes en su
aplicabilidad para el desarrollo de habilidades que se transfieren del ámbito
escolar a la vida cotidiana. Para comenzar, se habla de la observación como una
técnica que permite verificar la propiedad con la que se desempeña la persona
al poner en práctica ciertas habilidades en su contexto. La observación ha de
ser objetiva, sistemática y precisa de tal manera que proporcione información
del nivel de dominio de las competencias en el individuo.
Por otra parte, la técnica de la entrevista
formal o informal, es un ejercicio
planeado y dotado de intencionalidad que
supone una conversación entre las partes, en igualdad de condiciones. Ésta, ha
de propiciar espacios de escucha, confianza y naturalidad que le permiten al
estudiante y al maestro generar un espacio armonioso de respeto, en el cual se
habla de los logros alcanzados, a la vez que se plantean posibles dificultades
en el proceso. Según Poblete Ruiz et al. (2015), en el ámbito educativo, la
entrevista vinculada a la evaluación permite ver esta etapa como una parte del
proceso formativo más no como su único fin. Es decir, la evaluación por medio
de la entrevista es un escalón más en el proceso formativo.
Adicionalmente, un recurso más de evaluación
son las actividades de aula basadas en proyectos. Estas poseen la virtud de ser
aplicables dentro y fuera del aula de clase. Diaz Barriga (2006) establece la
multiplicidad de formas que puede tomar un proyecto y que bajo condiciones de
complejidad permite el alcance de los logros previamente establecidos. Los
proyectos trascienden las paredes del aula de clase y permiten la aplicabilidad
de las competencias en la vida real. Su
autenticidad genera un interés único en el educando puesto que ve la función de
los proyectos de aula en pro de sí mismo y de la sociedad.
Otro recurso de evaluación por competencias
es el aprendizaje basado en problemas, (ABP) definido por McGrath (2002), como
el método de aprendizaje colectivo que emplea situaciones problémicas del
diario vivir, para promover habilidades de resolución de conflictos y así
desarrollar conocimiento en áreas particulares. Éste se orienta en el
pensamiento constructivista dado que parte de una situación problémica y de
forma colaborativa se buscan soluciones y/o la comprensión del mismo. Aquí
entra en juego la interdisciplinariedad que debe llegar a la vinculación de
habilidades generales y específicas en los educandos. El ABP pretende descentralizar la enseñanza
tradicional a partir de lecturas y lecciones, llevándola a un trabajo
colaborativo por medio de objetivos concertados, diálogo entre pares,
formulación de hipótesis y un plan de trabajo que hace de cada integrante del
equipo un elemento único e indispensable. Según lo planteado por Moreno (2012),
son tres los elementos claves para la evaluación por medio de ABP: la reflexión cooperativa sobre el problema,
el estudio auto dirigido de la temática que permita entender y solucionar el
planteamiento y la aplicación en grupo de los conocimientos adquiridos.
Otro método para evaluar por competencias es
el estudio de casos en el que los estudiantes se familiarizan con situaciones
que se asemejan a problemáticas de su entorno. Éstas cumplen la función de
escenarios reales o hipotéticos, donde los discentes analizan normas de cada
contexto y, al mismo tiempo, fortalecen sus habilidades sociales.
Las simulaciones son otra herramienta que
utiliza la tecnología para crear diferentes panoramas y recursos novedosos que
le permitan al estudiante más práctica y exponerse a las competencias en cuestión. Es
indispensable que las simulaciones tengan un alto contenido de aproximación a
la realidad del discente, de tal manera que sean aplicables a su día a día. De
esta forma se pretende modelar y reforzar las cualidades de un ciudadano y
profesional íntegro. Para utilizar las simulaciones como herramientas de
evaluación es indispensable que éstas culminen con una evaluación y
autoevaluación de lo aprendido, mismas que otorgan el componente reflexivo de
la formación a través de competencias.
Por
lo que se refiere al aprendizaje cooperativo, Sharan (1980) plantea éste como
una serie de estrategias sistemáticas que se pueden emplear en cualquier área
del conocimiento y nivel de escolaridad.
Dos características particulares del aprendizaje cooperativo son, por un
lado, la creación de grupos heterogéneos (según los niveles de desempeño, sexo,
raza, edad, entre otros); por el otro, generar en los equipos de trabajo un
ambiente positivo de recompensa que les invite a alcanzar los objetivos
propuestos. Se destaca como un valor agregado del aprendizaje cooperativo el
hecho de que permite, no sólo demostrar el nivel de desempeño según las
competencias planteadas, sino que también se desarrolle un ambiente idóneo para
fortalecer las competencias socio afectivas entre pares. Otras ventajas agregadas del aprendizaje
cooperativo radican en el desarrollo del conocimiento, la negociación de reglas
y normas, el fortalecimiento de valores como la responsabilidad, respeto mutuo
y trabajo consensuado hacia un objetivo en común.
El portafolio es otra forma de evaluación por
competencias que consiste en una serie de documentos que muestran el avance de
los estudiantes. Algunos ejemplos de
trabajos del discente, dentro o fuera del contexto de aula, pueden ser cartas,
ensayos, fotografías, dibujos, presentaciones orales, entre otros. Una de las ventajas del portafolio es que el
estudiante puede elegir qué documentos va a incluir, puede agregar comentarios,
discusiones con el profesor e incluso influir la forma en que su portafolio
será evaluado. Otra ventaja, en el campo
de las ciencias, es que permite el pensamiento científico, pues proporciona las
evidencias necesarias para probar o debatir algo. Esta herramienta de evaluación explica,
provee alternativas, ofrece nuevas opciones de actuación y aclara conceptos a
través de los trabajos que el estudiante selecciona. Según Barbera (2005), en el campo de las
ciencias sociales se incrementa el entendimiento y el análisis a profundidad de
nuevos conceptos y hechos, su explicación, así como los argumentos de
perspectivas personales que han sido adoptadas.
La construcción del portafolio sigue un esquema básico. Primero, debe comprenderse el fenómeno (esto
se logra mediante la observación, la decodificación, el análisis y la
síntesis). Luego, se debe realizar una selección significativa de habilidades
(de discriminación y de valoración) y una defensa explicativa (demostrada por
medio de la composición y la argumentación).
Durante la reflexión, el estudiante debe tomar conciencia de su propio
proceso de aprendizaje, a través de las habilidades metacognitivas.
De lo anterior se desprende que el uso del
portafolio le ofrece al estudiantado dos ventajas. La primera, es un alto grado de motivación
pues el estudiante ve plasmada la continuidad de su trabajo, su conocimiento y
creatividad. La segunda ventaja es que
los criterios de evaluación los conoce desde el día uno al igual que su
transparencia para que según Barbera (2005), el discente pueda comprenderlos.
Dentro de estos criterios están la importancia, la coherencia, la intención, la
auto-evaluación, entre otros. Se
recomienda que el docente ofrezca distintas formas de evaluación dentro del
mismo portafolio.
Las rúbricas son una herramienta formada por
pautas que especifican los parámetros bajo los cuales se evalúa un diseño o
proyecto; permitiendo al estudiante entender lo que se espera de su trabajo a
través de una retroalimentación clara. Se manejan dos clases de rúbricas: las
analíticas y las holísticas, que a su vez se pueden constituir en genéricas
(enfocadas en las competencias transversales como la oralidad y la escritura) o
específicas a determinada materia u ocupación. La función primordial de una
rúbrica es la evaluación veraz y opcional del estudiante, de su trabajo y
rendimiento de forma imparcial y estable, además de generar una
retroalimentación que tenga significado para el dicente en un tiempo corto.
Según Goñi (2005), las rúbricas son instrumentos que apoyan el pre, el post y
la evaluación continua de una unidad; ya que le permiten al educador
redireccionar las metas de aprendizaje y la manera en que se evaluará. Al mismo
tiempo generan un espacio de comunicación entre docente y estudiante con el fin
de proveer contexto sobre el trabajo realizado de manera constante, generando
en el estudiante la capacidad de autoevaluarse. Se aconseja la aplicación de
las rúbricas con el fin de emitir observaciones acerca de un proyecto o trabajo
del estudiante a nivel oral o escrito. También se pueden emplear en trabajos
técnicos o científicos. Lo más
importante para el uso de una rúbrica es enfocarse en el objetivo a evaluar y
en el tema de aprendizaje planteado.
Aunque se conocen las pruebas escritas como
elementos típicos de la enseñanza tradicional, éstas no se descartan de su
aplicabilidad en el aprendizaje a través de competencias. No existe un veto en
el uso de las pruebas escritas cuando se busca formar educandos competentes;
más bien, se deberá analizar con detenimiento el tipo de preguntas que se
formulen y el propósito por el cual se recurre a la aplicación del examen. Si el maestro usa la prueba escrita como
mecanismo para medir su instrucción y redireccionar a los educandos, estas
pruebas serán de real beneficio para la formación de competencias. Por el
contrario, es necesario evitar la aplicación de exámenes que busquen la
recopilación de respuestas automáticas y memorísticas. Se destaca que la
aplicación de pruebas escritas, por lo general, apunta a los niveles más
básicos en la taxonomía del aprendizaje.
CONCLUSIONES
El
aprendizaje basado en competencias busca el desarrollo y la implementación de
los conocimientos previos y nuevos, las actitudes y habilidades del individuo
para resolver situaciones problemáticas y retos, permitiendo al estudiante
tomar decisiones, con base en el dominio de su propio repertorio.
La enseñanza por competencias proporciona las
herramientas necesarias para que la persona genere un aprendizaje imperecedero.
Además, la auto-reflexión le permite optimizar sus habilidades durante el
proceso, así como identificar las debilidades con respecto a éste para
perfeccionarlo.
El uso de las competencias en educación, le
posibilita al docente enfocarse primordialmente en el proceso de aprendizaje,
facilitando un enfoque claro en la planeación de éstas con el fin de apoyar las
necesidades individuales de los estudiantes. Este planeamiento curricular debe
ir acompañado de un proceso evaluativo y flexible por parte del docente, ya que
exige la modificación del currículo para evitar la saturación temática.
El
docente debe seleccionar contenidos esenciales que permitan formar ciudadanos
activos, capaces de desempeñarse con éxito en su profesión. Es importante
generar un espacio de tiempo que permita el desarrollo de las competencias del
estudiantado tanto dentro como fuera de la institución educativa.
Los
retos modernos han colocado al alumnado en una posición de competitividad y
desafíos, por lo cual el educador debe estar capacitado para cubrir las nuevas
necesidades del estudiante y así éste pueda desempeñarse y satisfacer las
exigencias del mercado laboral moderno de manera exitosa.
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