La planeación didáctica
basada en el contexto actual, eje fundamental para el desarrollo de
competencias
Didactic planning based on
the current context, a fundamental axis for the development of competencies
Lorena Patricia Calics
Salcedo
Universidad Metropolitana de
Educación Ciencia y Tecnología.
https://orcid.org/0000-0002-1915-2958
DOI: https://doi.org/10.36955/RIULCB.2021v8n2.009
Esta obra está bajo licencia
internacional Creative Commons Reconocimiento 4.0
Recibido: 10/08/2021
Revisado: 22/09/2021 Aceptado: 26/09/2021 Publicado: 31/10/2021
Resumen
Este artículo tiene como
objetivo mostrar la relevancia que representan las competencias en el contexto
actual. La era de la sociedad del conocimiento (donde la globalización impuso
nuevas exigencias) conlleva a que se le dé un giro a la educación y al
aprendizaje de los educandos, en aras de responder de manera eficiente a los
cambios que se dan constantemente en el mundo en el cual se vive inmerso. Toda
esta situación obliga a transformar los sistemas educativos de una u otra
forma, es precisamente allí donde se vislumbra la necesidad de realizar una
planeación didáctica contextualizada y
basada en competencias, que permita la formación de individuos reflexivos, productivos,
flexibles, creativos y competitivos, contribuyendo además a fortalecer en ellos
la importancia del aprender a
convivir juntos y a forjar valores que les ayude a desenvolverse de la mejor
forma en el siglo XXI; alcanzando con esto su autorrealización, lo cual
conlleve a que disfrute de una total
emancipación.
Palabras
clave: educación, aprendizaje, globalización, competencias.
Abstract:
This article is intended to
show the relevance of competencies in the current context. The age of the
knowledge society (where globalization imposed new demands) leads to a shift in
education and learning for learners. in order to respond efficiently to the
changes that are constantly taking place in the world in which one lives
immersed. This whole situation obliges us to transform the educational systems
in one way or another, it is precisely where the need for contextualized and
competency-based didactic planning is envisioned, allowing the training of
reflective, productive, flexible, creative and competitive individuals, It also
contribute to strengthening in them the importance of learning to live together
and to forging values that will help them to perform in the best way in the
twenty-first century; thus achieving their self-realization, which leads to
their enjoyment of total emancipation.
Key
words: education, learning, globalization, competencies.
Continuamente el ser humano
está enfrentando diversas situaciones que requieren de acciones pertinentes
para generar cambios; los cuales se convierten en beneficios individuales o
colectivos. Esto, lo hace debido a que el mismo contexto o sociedad en la que
se desenvuelve se lo exige, y para ello ha tenido o tiene que poner en marcha
un cúmulo de conocimientos y diversas habilidades, las cuales le van a
facilitar su desempeño en el mismo.
Teniendo en cuenta este
aspecto es cuando precisamente se reafirma el papel trascendental de la
educación en la vida del hombre, la cual es entendida como el instrumento de
cambio y desarrollo de toda nación, que proporciona a los ciudadanos su
formación y transformación así mismos y a los medios sociales, naturales y culturales
donde habita; permitiendo con ello el desarrollo continuo de las sociedades;
partiendo de este antecedente, es cuando se visualiza la relevancia que cobra
el sector educacional, y por ende el aprendizaje basado en competencias, el
cual se fundamenta bajo las reglas de hoy, donde se hace necesario propender
por una educación de calidad con fines sociales y en donde cada día los avances
en los cuales se vive inmerso no dan tregua de quedarse rezagados, sino, que
hay que estar a la vanguardia de ellos, ya
que son indispensables para lograr dichos objetivos.
En base a los planteamientos
anteriores, se puede resaltar que de hecho todos estos cambios a los cuales se
ha visto sometido el ser humano, han sido la
respuesta a la llamada globalización, la cual trajo consigo innumerables
desafíos para la sociedad en general, entre ellos el hecho de comenzar a hablar
sobre las competencias, cabe resaltar que este término no fue acuñado en
principio por el sector educativo, este tuve su auge en el sector industrial,
más específicamente alcanzo popularidad
en los años 90, siglo XX, cuando se dio la revolución de las tecnologías
de la información y las comunicaciones, de hecho con esto se le dio paso a la llamada sociedad del conocimiento, la era de
la competitividad, lo cual condujo a aplicar nuevas pautas de desempeño en el
sector empresarial y en el trabajo
individual, trayendo consigo nuevos retos para ampliar el conocimiento y por
ende permeando el proceso de enseñanza- aprendizaje, el cual se vio en la
necesidad de estructurar un nuevo enfoque, basado en competencias.
El término competencia en
uno de los más nombrados en la actualidad, este ha cobrado mucha relevancia en
el sector educativo, donde se afirma que al educar basándose en un enfoque por
competencias, se está trabajando en un proceso de aprendizaje para toda la
vida. El Ministerio de Educaciòn Nacional MEN (s.f.) afirma “Las competencias son el conjunto de
conocimientos, habilidades, actitudes que desarrollan las personas y que les
permiten comprender, interactuar y transformar el mundo en el que viven”
(p.10). y de hecho para que las personas
puedan transformar ese mundo en el que viven deben enfrentarse a la nueva
realidad, la cual ofrece un sin número de recursos, flujos de informaciones y
experiencias tecnológicas sin
precedentes, la educación deberá responder efectivamente, al gran cumulo de
conocimientos y encontrar las
estrategias para llevarlos a la práctica con un sentido ético, en aras de
responder a los nuevos cánones impuestos en el siglo XXI, un mundo cada día en
un constante caos, agitación y alta complejidad, donde la educación basada en competencias se convierte en la
herramienta indispensable para enfrentarse de la mejor forma a estas nuevas tendencias.
Teniendo en cuenta esto se puede afirmar:
En el enfoque por
competencias, los conocimientos no son los más importantes, sino el uso que se
hace de ellos en situaciones específicas de la vida personal, social y
profesional. De esta manera las competencias requieren de una base sólida de
conocimientos y teorías, pero las habilidades junto con las actitudes y valores
serán las que darán movilidad o vida a las mismas (Morales, 2018, p.4).
Esto deja en evidencia que
en una educación donde se propenda por potenciar las competencias, el proceso
de enseñanza aprendizaje se debe resignificar, es por ello que el docente debe
dejar de ser simplemente aquel que se enfocaba exclusivamente en lo cognitivo,
redondeándolo solamente a un plano cuantitativo, ya que no daría resultado que
al educando solo se le evalué el cumulo de conocimientos que tiene la capacidad
de adquirir a lo largo de su vida. De hecho, el estudiante de la nueva era debe
estar abierto al cambio, donde visualice lo indispensable de actualizar, elevar
cada día más ese saber adquirido, y donde lleve a la praxis las habilidades y
las actitudes arraigadas durante el proceso, lo cual le permita adaptarse de la
mejor forma a un mundo en constante evolución.
Ese mundo del cual se habla
en el nuevo milenio, necesita formar personas que no le tengan miedo a las
nuevas tendencias, que sean capaces de aceptarlas y comenzar a hacer parte de
ellas; en la era moderna nadie se puede quedar rezagado viviendo del pasado,
hay que aprender a romper paradigmas. En cuanto a esto Harari (2018) sustenta que
la educación cimento sus bases bajo una línea la cual no permitía ninguna
reestructuración, pero en el siglo XXI, se abre la puerta para romper ese
modelo impuesto, considerando que esta se encuentra en una época marcada por la
revolución de las TIC, donde se hace inminente un cambio en el proceso
educacional, el cual indudablemente va a estar marcado por constantes
vicisitudes.
Teniendo en cuenta estos
aspectos es que la educación de la nueva era debe reinventarse, es por ello que
se ve en la necesidad de trabajar por establecer nuevos paradigmas, todo ello
en aras de responder a la globalización
y a las nuevas tecnologías, es precisamente allí donde recae la importancia de
trabajar el proceso de enseñanza aprendizaje con un enfoque por competencias, lo
cual coadyuve a alcanzar mejores
resultados y de esta manera estar a la
par con las demandas de la competitividad que plantean las nuevas políticas. De
hecho, para que la educación pueda responder de manera eficaz a todos estos
nuevos desafíos se plantea que esta debe cimentarse sobre cuatro aprendizajes
que le ayudaran a cada ser humano a adquirir los conocimientos, habilidades y
actitudes, necesarias para desempeñarse en el contexto. Delors (1996) plantea:
Se habla de aprender a
conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; aprender a
hacer, para poder influir sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos,
para participar y cooperar con los demás
en todas las actividades humanas; por último, aprender a ser, un proceso
fundamental que recoge elementos de los tres anteriores. Por supuesto, estas
cuatro vías del saber convergen en una sola, ya que hay entre ellas múltiples
puntos de contacto, coincidencia e intercambio (pp. 95-96).
En el entorno educativo
actual aún se sigue vivenciando la prevalencia en las aulas educativas por el
aprender a conocer, donde el aprender a hacer lo llevan a la praxis en menor
proporción, y los otros dos pilares planteados aún los siguen dejando de lado
totalmente. En el aprendizaje por competencias esta situación se convierte en
un grave error, dado que en un sistema educativo donde se propenda por formar
seres competentes estos cuatro pilares deben ser abordados en la misma medida, en aras de que el sujeto en formación
logre aprehenderse de un conocimiento tanto teórico como práctico, además de
poseer las habilidades cognitivas, procedimentales y actitudinales, que le permitan alcanzar una formación
integral, lo cual contribuya a que este se desenvuelva de una manera competente
en el contexto en el cual vive inmerso,
respondiendo de esta forma a las exigencias del contexto contemporáneo.
Ahora bien, para la
formación de ese ser competente sea hace inminente acabar definitivamente con
el aprendizaje memorístico, donde al
educando recibe solo un cumulo de conocimientos el cual no logra llevar a la
práctica y donde no se preocupa por potenciar la convivencia pacífica, el
trabajo en equipo, la libertad, la democracia, además no asimila la importancia
de la solidaridad, respeto por los demás,
etc, convirtiéndose este tipo de enseñanza en algo inerte, que no le
permite salir de lo rutinario, y por ende no responde a sus intereses ni a sus
expectativas, lo cual dificulta que el
discente potencie sus características tanto
sociales como individuales. Es precisamente atendiendo a esto que
resulta como pieza clave para la formación de seres competentes trabajar en
cada aula educativa los cuatro pilares planteados, y no olvidar que en este
tipo de aprendizaje todo debe girar en torno al estudiante, él es el principal
protagonista, y la función del docente radica en ser un guía, cuyo principal
objetivo se debe centrar en pro de la formación de seres emancipados,
empoderados de las dificultades que atraviesa el mundo y dispuestos a aportar
todo su conocimiento, con un sentido social y ético en aras de forjar una mejor
sociedad.
Para lograr lo expuesto en el apartado
anterior, se hace urgente darle un nuevo giro a la planeación didáctica, con
miras de responder a las exigencias del nuevo milenio. Ascencio (2016) afirma:
La planeación didáctica implica la
organización de un conjunto de ideas y actividades que permiten desarrollar un
proceso educativo con sentido, significado y continuidad. Constituye un modelo
o patrón que permite enfrentar de forma ordenada y congruente, situaciones a
las que el estudiante se enfrentará en su vida profesional o cotidiana y en el
caso del profesor, a su práctica docente (p.109).
Enfocándose en este
planteamiento, se acentúa mucho más la necesidad de resignificar el aspecto en
mención, con el firme propósito de potenciar el tema de las competencias, y es
que este cambio resulta indispensable, más en la nueva realidad a la cual se ve
sometida la humanidad, debido a la terrible pandemia que aqueja al mundo,
precisamente ese caos, incertidumbre que ha conllevado toda esta situación a
nivel global, exige una reestructuración, es allí donde entra y cobra
importancia planear acorde a la nueva realidad ( la educación virtual), ya que ella se ha convertido en la
herramienta con la cual cuentan las sociedades para tratar de seguir con un
ciclo educativo normal. Salvador (2017)
manifiesta:
La escuela como centro de
cultura debe de germinar y generar las posibilidades para hacer frente a los
grandes cambios que exige el proceso formativo integral del ser humano. En los
diferentes niveles educativos debe de existir el compromiso impostergable de
reconocer y reencauzar la dirección del proceso de enseñanza – aprendizaje
desde las nuevas exigencias de nuestra realidad social. Es decir, brindar a los
estudiantes los elementos suficientes y necesarios para que ellos sean los
protagonistas del cambio y transformación de su contexto inmediato (p.88).
Teniendo como base lo
señalado en el apartado anterior, se hace evidente la urgencia de una restructuración
en la planeación didáctica, en fin de responder a la educación virtual, donde
cabe añadir que primero se debe comenzar en acabar con los currículos que se
centran solamente en asignaturas, donde predomina el aprendizaje memorístico,
de hecho, el desafío de la realidad actual, es construir currículos donde el
eje o transversalidad de este se centre en las dimensiones del ser humano, esto
conllevaría a enfocarse en potenciar
proyectos de aula, los cuales pasarían a convertirse en un aspecto fundamental
en la educación en mención, y es que la idea es diseñar ambientes
pedagógicos donde se tenga en cuenta el
contexto, las particularidades e intereses de los educandos, se les permita la
participación activa, se planteen experiencias de aprendizaje significativas,
con tareas auténticas, las cuales se conviertan en un reto o desafío para los
aprendices y que estos a su vez lo
puedan evidenciar en la puesta en práctica del saber adquirido, coadyuvando con ello a forjar un ser
autónomo, colaborativo, crítico, reflexivo, resiliente, flexible e innovador,
capacitado para asumir los retos del entorno desde una perspectiva holística y
transdiciplinar. Es inminente que en esta nueva estructuración curricular el
educando debe pasar a convertirse en el protagonista de su propio proceso de
aprendizaje, fortaleciendo con ello su competencia de aprender a aprender de
manera constante, otras situaciones que se deben tener en cuenta es el nuevo
rol que debe desempeñar el docente, el cual pasa de ser el transmisor de conocimientos
a ser un acompañante, el mediador, el gestionador de los ambientes de
aprendizaje.
Es por ello que se vuelve a
afirmar la necesidad de enfatizar en realización de esta clase de planeaciones,
la cual demanda inminentes reestructuraciones curriculares, contribuyendo a
fortalecer el desarrollo de competencias, es en ese punto cuando se proponen
algunas estrategias que conlleven a
mejorar este aspecto, algunas serían, involucrar a la comunidad educativa,
motivándolos a que piensen, reflexionen acerca de los cambios o
transformaciones necesarios para
afrontar la nueva realidad, realizar un diagnóstico de manera interna, de las
carencias, necesidades y expectativas del currículo, tener muy en cuenta los
lineamientos macro, meso y micro que brinden un norte para realizar esta nueva
reestructuración, determinar los resultados de aprendizaje que ayuden a
establecer el perfil del egresado, tener presente el plan de estudios, el cual
debe ir en todo momento afín con los elementos de la competencia y con los
resultados de aprendizaje, además de
tener claridad en el programa del área o la asignatura y cómo van a ser
las actividades de enseñanza-
aprendizaje, plantear lineamientos para la evaluación de los aprendizajes, lo
cual deje entrever el resultado del aprendizaje, asimismo organizar un sistema
de seguimiento, que permita reafirmar que el aprendizaje por competencias debe
ser versátil, flexible, pero sobre todo adaptado al contexto.
Se añade que la evaluación también debe dar un
giro, acabando con la imagen o concepción de coercitiva, de aprobatoria,
redefiniéndose como parte fundamental de este proceso, pero desde una
concepción formativa, la cual permita dejar al descubierto las falencias y de
esta manera se pueda trabajar en ellas, alcanzando de esta forma un mejor
desempeño o resultado de aprendizaje. En
base a ello se hace notable la importancia que cobra las nuevas
reestructuraciones en el proceso educativo, resaltando el papel preponderante
que juega en este caso las planeaciones didácticas. Salvador
(2017) plantea:
El plan de clase recobra
notable importancia al convertirse en el eje transversal que garantiza al
docente aterrizar las actividades de manera sistémica y sistemática. En tal
razón, es una tarea permanente de los educadores indagar, innovar y transformar
su práctica educativa a partir de los paradigmas contemporáneos que favorecen
la formación integral de la personalidad de los estudiantes (p.88).
Partiendo de este postulado
, se proponen algunos de los aspectos que más se deberían tener en cuenta para
la planeación didáctica en el contexto educativo virtual, en aras de potenciar
competencias acordes a las demandadas
del siglo XXI, ¿Quién aprende?,
¿cuál es la nueva realidad en estos tiempos?, ¿en qué sociedad se está
involucrando este ser que aprende?, ¿cuál es el aporte que deben hacer las
diferentes disciplinas?, ¿cuál es la importancia de la autorrealización del
estudiante?, teniendo en cuenta todo esto se debe trabajar en busca de realizar
una planeación didáctica flexible, enfocada en preparar para enfrentarse al
caos, a la incertidumbre, a la adversidad, que forme a un discente autónomo, capaz de pensar por sí mismo, y que
sea resiliente. Rodriguez (2012). manifiesta:
La planeaciòn didàctica es de suma
importancia en el quehacer del profesor, porque aquì es donde el profesor
refleja su creatividadal al momento de seleccionar y organizar actitivades de
aprendizaje con enfoques que permitan al estudiante desarrollar competencias y
actitudes crìticas sobre lo que aprende (p.20).
Ahora bien, los docentes en
esta nueva realidad a la que se le ha llamado la educación virtual, deben
enfatizar en ciertos aspectos en aras de potenciar el desarrollo de
competencias, mediante la planeación didáctica, es por ello que deben iniciar
reconociendo y planteando el propósito de aprendizaje, ósea lo que se quiere
lograr, para ello hay que tener en cuenta las competencias, las capacidades de
aprendizaje, el desempeño y la evidencias, para así poder elaborar los
criterios de evaluación, seguidamente
proponer una experiencia de aprendizaje, donde se tenga en cuenta un
diagnóstico, que debe ser realizado con anterioridad, cuyo
fin se centra en recoger
información acerca de qué saben los educandos, las experiencias que tienen con
respecto a la temática a trabajar, cuáles son sus mayores intereses, etc,
además no dejar de lado los materiales con los que se cuentan, pero sobre todo
con los que cuenta el educando, ya que siempre este deberá estar en el primer lugar, se anota
que se hace necesario mirar el
currículo, para enfocarse en él de acuerdo al área, teniendo claro que es
indispensable a la hora de planificar. Al centrarse en este nuevo modelo para
la planificación didáctica cabe señalar algunos de las estrategias que más
están siendo utilizadas, y que han logrado impactar en el mejoramiento de los
resultados, entre ellas se encuentra el aprendizaje basado en problemas, el
aprendizaje colaborativo, el aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje
basado en estudio de casos, etc, todo esto enfocado en el contexto en el cual
vive inmerso el educando. De hecho las nuevas reestructuraciones a las que se
ha visto abocada la planeación didáctica
para el desarrollo de competencias en la era de la educación virtual,
han sido motivo de mucha polémica, porque aún se sigue sumergido en el
aprendizaje tradicional, es muy difícil para la sociedad romper paradigmas,
donde muchos de los miembros de las
comunidades educativas siguen atónitos
ante todos estos cambios, dado que el mundo no estaba preparado para
ello, y de un momento a otro les ha tocado de una u otra manera enfrentarse a
esta nueva realidad, la cual no terminan de asimilar.
Todo esto demuestra la
necesidad de formar personas que se desenvuelvan de una manera competitiva en
un mundo cambiante, lo cual exige hablar de competencias, a consecuencia de
esto las políticas educativas hacen evidente la urgencia de establecer modelos
curriculares que tengan como eje principal este enfoque. Por eso se hace
inminente que todas las áreas del saber abordadas desde el mismo currículo
institucional y plasmadas en la planeación didáctica apunten a entregarle a la
sociedad seres competentes. De hecho, se parte de lo evidente, donde se
comprende que el proceso educativo no se quedó estático y no esta excepto de
estos cambios, es por ello que se abre la necesidad de buscar las alternativas
para formar a toda la comunidad educativa (docentes, padres de familia,
estudiantes) en las nuevas tendencias, entre ellas las plataformas
tecnológicas, las cuales representan un medio eficaz para avanzar sin necesidad
de salir de casa. Al respecto Semana (2020) sustenta que es inminente asimilar
el cambio que ha sufrido la educación, por lo cual se hace urgente
redireccionarla. Es allí donde se debe resignificar el nuevo papel que debe
afrontar el padre de familia, el estudiante y por ende la escuela. Además, no
se puede desconocer que la interacción y la comunicación entre los integrantes
de este sistema se transformó, reconociendo con ello que ahora se encuentran
sujetos al uso de plataformas tecnológicas lo cual coadyuva a darle continuidad
al proceso educativo, y a la vez deja como resultado distintas formas de actuar
y pensar, pero que al final permiten el
acompañamiento y constante apoyo desde casa, logrando de esta forma estar acorde a las nuevas exigencias.
Por esta razón, los medios
que se utilizan para la interacción en el aula constituyen un puente entre la
cultura del contexto, los claustros educativos y la que se genera a través del
trabajo, la cual siempre debe enfocarse en que los discentes cimienten el
conocimiento, de tal manera que se convierta en la herramienta principal para
resolver no solo las actividades
planteadas dentro del aula, sino, que también les sirva para afrontar de
la mejor forma las situaciones que van a
vivenciar fuera de ella, claro está con unos conocimientos, actitudes y valores
que conlleven a que enfrenten con éxito su propia realidad.
Pero es aquí, en este punto
donde hay que hacer un alto en el camino y determinar la importancia que cobran
algunas de las nuevas tendencias en el sector educacional, entre ellas la necesidad de articular las TIC en todos
los niveles y comunidades educativas, de hecho al analizar minuciosamente este
aspecto, es cuando se comienza a notar el abismo de desigualdades existentes
entre muchos sectores, por ejemplo,
entre el rural y el urbano, dejando en evidencia las desventajas a las
cuales se ven expuestos muchos de los educandos en este nuevo modelo de
enseñanza- aprendizaje, impuesto precisamente por las situaciones adversas que
está atravesando la sociedad(pandemia actual).
Se puede concluir diciendo
que la educación ha representado y va a representar en todos los tiempos el
medio más poderoso que tiene un ser humano para formarse e integrase de una
manera productiva a la sociedad en la que se vive inmerso actualmente. De allí la importancia de recibirla
equitativa y de calidad, la cual conlleve a el desempeño eficiente de los seres
humanos en ambientes complejos, es por ello que resulta relevante el modelo
educativo basado en competencias, el cual pretende la formación de personas que
puedan desempeñarse de la mejor forma en un mundo en constante dinamismo y
evolución.
La educación del siglo XXI
se debe centrar en el desarrollo de las competencias, un enfoque que enfatiza
en la flexibilización y la autorrealización, en aras de forjar un ser que logre
una total emancipación.
Los sistemas educativos han
sufrido con el paso de los años ciertas transformaciones, los cuales han
logrado que la educación se vivencie de una forma diferente. El mundo moderno
trajo consigo nuevos requerimientos para el campo educativo, es por ello que se
hace necesario romper ciertos paradigmas y buscar mediante las TIC nuevas
formas de enseñanza- aprendizaje.
Se da paso a la era digital
y con ello a un sin número de herramientas que le permiten al educando
adentrarse en otra forma de aprendizaje, las nuevas tendencias educativas
juegan un papel de suma relevancia en el estudiante de hoy en día, ya que estas
representan el puente para mantenerse en el nivel que demanda la sociedad
actual.
Para potenciar el ser que
demanda la era moderna se urge redireccionar todo el proceso educativo, y más
cuando se hace imperante atender a las nuevas exigencias del contexto, como lo
es el confinamiento, distanciamiento social, cierre de escuelas. De hecho, para
que ese cambio emerja, resulta imprescindible tener muy en cuenta las nuevas
tendencias y necesidades, es precisamente allí donde se hace urgente darle un
nuevo giro al diseño curricular y por ende a las prácticas áulicas, con el
firme propósito de educar respondiendo al mundo contemporáneo.
La reestructuración
curricular pasa a convertirse en el factor esencial para afrontar la nueva
realidad en la que se encuentra sumergida la sociedad debido a la pandemia
actual (covid 19).
La planeación didáctica en
su nueva reestructuración se debe caracterizar por ser flexible, donde se
trabaje por diseñar estrategias que conlleven a crear situaciones
significativas, vivenciales y contextuales, las cuales respondan a los
intereses y necesidades de los educandos, lo cual permita trazar propósitos de
aprendizaje donde se implementen actividades auténticas que conlleven a
realizar una evaluación procesual y formativa coadyuvando a desarrollar el
pensamiento sistémico y crítico.
La escuela, los estudiantes,
los padres de familia y los docentes cobran un nuevo rol, cada uno adquiere un
alto grado de responsabilidad, evidenciándose a través de la autonomía que debe
adquirir el discente, el sentido de compromiso del padre y el papel de
orientador u acompañante en el proceso del maestro.
Las TIC se convierten en la
herramienta principal que media el proceso educativo a la hora de impartir las
clases, enviar las evidencias del trabajo propuesto y las retroalimentaciones
dadas por los docentes.
La brecha existente en cuanto
al tema digital sigue predominando en muchos sectores, lo que deja entrever la
desigualdad existente más que todo en los grupos donde prevalece un alto índice
de pobreza y vulnerabilidad.
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