La interculturalidad,
perspectivas en el contexto latinoamericano
Interculturality,
perspectives in the Latin American context
Edilberto Valencia Salazar
Universidad Nacional
Intercultural de la Amazonia
https://orcid.org/0000-0001-8512-7040
Jacqueline Méndez Gamboa
Universidad Nacional de Jaén
https://orcid.org/0000-0001-7611-3827
DOI: https://doi.org/10.36955/RIULCB.2021v8n2.008
Esta obra está bajo licencia
internacional Creative Commons Reconocimiento 4.0
Recibido: 21/06/2021
Revisado: 02/08/2021 Aceptado: 21/09/2021 Publicado: 31/10/2021
Resumen
El propósito de este
artículo es reflexionar sobre interculturalidad como tema emergente en la
modernidad, posmodernidad y su alcance, en el actual sistema político, en el
contexto Latinoamericano. Del análisis hecho e ideas expuestas se demuestra
que, si las políticas públicas interculturales siguen desarrollándose en el
actual sistema capitalista, no se podrá lograr los objetivos planificados
debido a que, el sistema neoliberal, va generando formas jurídicas capaces de
tergiversar el verdadero valor de los elementos culturales de los pueblos
originarios (mercancías turísticas o patrimonio cultural de la humanidad). La
interculturalidad debe ser una de las políticas públicas prioritarias en la
esfera de la educación para el siglo XXI y, debe fundamentarse en; aprender a
hacer, aprender a conocer, aprender a vivir juntos y aprender a ser, con más
importancia en aprender hacer, es decir, todo individuo debe saber hacer, lo
que aprendió y desarrolló en una universidad. Si esto no sucede entonces el
sistema universitario habrá fracasado, sobre todo, quienes lo instruyen.
Creemos que la interculturalidad funcional está contaminada porque fue
desarrollada por y para el estado actual neoliberal. Más bien debe considerarse
una interculturalidad objetiva sin ideologías que permita descolonizar el poder
del ser y del saber. Una de las formas de ir fertilizando y preparando el
terreno para el establecimiento de un nuevo sistema político y social, es
generando partidos políticos y movimiento sociales, capaces de incorporar a la
interculturalidad como elemento estructural y desarrollar liderazgo inclusivo.
Palabras
clave: Diversidad, modernidad, interculturalidad, políticas
públicas.
Abstract
The purpose of this article is to reflect on
interculturality as an emerging issue in modernity, postmodernity and its
scope, in the current political system, in the Latin American context. From the
analysis made and ideas presented, it is shown that, if intercultural public
policies continue to be developed in the current capitalist system, it will not
be possible to develop the planned objectives because, the neoliberal system,
is generating legal forms capable of distorting the true value of the cultural
elements of the original peoples (tourist goods or cultural heritage of
humanity). Interculturality must be one of the public policies with the highest
priority emphasis in the field of education for the 21st century and must be
based on; learn to do, learn to know, learn to live together and learn to be,
with more importance in learning to do, that is, every individual must know how
to do, what he learned and developed in a university. If this does not happen
then the university system will have failed and, above all, those who instruct
it. We believe that functional interculturality is contaminated because it was
developed by and for the current neoliberal state. Rather, it should be
considered an objective interculturality without ideologies that allows
decolonizing the power of being and knowing knowledge. One of the ways of going
under, fertilizing and preparing the ground for the establishment of a new
political and social system, is by generating political parties and social
movements, capable of incorporating interculturality as a structural element to
assume power. And develop inclusive leadership
Keywords:
Diversity, modernity, interculturality, public politics.
Introducción
En el presente trabajo se
analiza desde una perspectiva reflexiva, el desarrollo del enfoque
intercultural en el contexto de la modernidad y diversidad en un mundo
monocultural y globalizado. Así mismo, se analiza las perspectivas
latinoamericanas de la interculturalidad en el futuro por lo menos en el siglo
XXI. Así, se pretende responder a la interrogante ¿Cuál es el avance de la
interculturalidad en los estados latinoamericanos?, puesto que, en algunos de
ellos, se está reconociendo la diversidad cultural en el nivel supremo
constitucional, y también conociendo cómo, estas iniciativas, se está plasmando
en las políticas públicas.
Sabemos que las políticas
públicas son formuladas desde los Gobiernos de turno con el propósito de
solucionar problemas que se generan en la ciudadanía. Desde esta perspectiva se
trata de verificar lo avanzado en Latinoamérica, en general y en el Perú en
particular y cuáles son las políticas públicas priorizadas. Por otro lado,
frente a las desigualdades sociales y constantes luchas generadas ante este
sistema capitalista neoliberal, se están proponiendo movimientos del tipo
social y político por los pueblos originarios de tal modo que permita ganar
espacios en la participación política en algunos estados.
1. La modernidad y la
diversidad cultural.
Sobre la modernidad en la
literatura actual se tiene dos versiones, la primera se gesta en Occidente
aproximadamente en el siglo XV, iniciándose con la crisis de la edad medieval,
que en su proceso emerge el subjetivismo cartesiano y la objetividad de las
ciencias Física-Matemática y, habría llegado a su fin con el ciclo de las
grandes guerras europeas de 1914 y 1945 (Daros, 2015). Por su puesto, hay que
mencionar los hechos más resaltantes que acompañaron el desarrollo de la
modernidad, por ejemplo, el Renacimiento Italiano, Reforma e Ilustración
Alemanas y las Revoluciones Burguesas de Inglaterra 1688, de Estados Unidos
1776 y de Francia 1879 y se consolida a partir del siglo XVIII (Aguiló, 2011).
La segunda versión es
formulada por Enrique Dussel quien argumenta que la modernidad se gesta con la
conquista hispano-portuguesa, empezada en 1492 en América, la cual posiciona a
Europa como “centro” de la historia (por primera vez) mundial. Esta versión de
la modernidad, demuestra su carácter opresivo y excluyente del indígena. La
colonización de América Latina por parte de España y Portugal es una muestra de
la expansión del Capitalismo (Mendoza, 2012). Para Marx (Citado por Daza, 2010,
p. 72). En la modernidad se evidencia el modo de producción capitalista y las
luchas de clases sociales.
En la modernidad se
desarrollan relaciones de dominio por parte de la sociedad capitalista quien
tiene el poder, un poder en el que están amalgamadas la idea de raza y división
del trabajo. La modernidad ha abolido el sistema jurídico y social feudal para proyectar
un sistema, individual y capitalista constituyéndose en un proyecto de alcance
global. Con la revolución de 1879 surgen los valores que se oponen a la
obtención del poder por la fuerza en lo social y político, y así nace el
Liberalismo, es decir, la intervención mínima del estado en lo social y
económico. Con el constitucionalismo formulado por el liberalismo es como si el
mundo estuviera integrado por solo una cultura universal y ha servido para
establecer un sistema social, político y económico, pero sin la abolición de
clases sociales. Los estados en este sistema son monoculturales y homogéneos,
que favorecen a una cultura nacional y no toman en cuenta la diversidad
cultural (Aníbal, 214).
En la modernidad también se
observa el fenómeno globalizante hegemónico que incorpora a toda la humanidad
en un todo. Como lo demuestra la expansión del capitalismo neoliberal en el
cual se articula nuevas formas de invasión, expropiación y colonización de
territorios de los pueblos originarios. Además, en este muevo contexto los
medios de comunicación informáticos reducen el tamaño del mundo hablando
figurativamente, sin embargo, la ventaja es que nos damos cuenta que existen
diversas culturas y formas de vida, lo cual trae como colación el renacimiento
de identidades locales, cuya cultura tiene un universo de saberes y
conocimientos que tienen que ponerse a prueba.
Por tanto, en este nuevo
contexto, los conocimientos generados por la ciencia no serían los únicos, sino
que habría otros conocimientos, el de los pueblos originarios que habría de
someterse a una construcción operacional para validarse. Así mismo ante la
diversidad de culturas, la modernidad propone la unidad de la humanidad que
cuenta con diferencias culturales en una mono cultura, pero bajo el yugo del
mismo sistema político social (Gonzales, 2007).
Lo diverso no debe
confundirse con lo diferente. Los seres humanos somos diferentes en lo
biológico, social y cultural, así como por el contexto donde vivimos y por la
forma como aprendemos. Somos y existimos por la diversidad bilógica. Gracias a
la diversidad cultural existen las sociedades. Las desigualdades son
engendradas por el sistema político, económico, por prácticas culturales y
algunas se crean en las escuelas (Arroyo, 2013). Creemos que es posible
suprimir ciertas desigualdades existentes en el sistema global actual, si se
elimina al capitalismo neoliberal y se implanta un sistema político, social y
económico que busque la construcción de una sociedad con equidad, visibilizando
las diferentes culturas. Aquí no se menciona a la democracia como sistema
político a tenerse en cuenta, ya que este es un sistema caduco, por ser un
sistema donde gobiernan las minorías, basadas en ideologías, como lo es, la
democracia de la posmodernidad, que niega el derecho a la libertad y el derecho
a una educación de calidad, con el sometimiento del individuo a ideologías y
subjetividades que lo hacen un ser inútil y servil a los intereses de la elite
del poder del capitalismo (Bueno, 2004).
Así mismo, en este marco
todas las instituciones de enseñanza–aprendizaje presentan un aspecto plural,
por un lado, los estudiantes provenientes de diversas culturas y, por otro, las
diferentes formas (estilos) de aprendizaje que manifiestan los estudiantes al
momento de procesar y asimilar la información. Debe buscarse un nuevo enfoque
en la educación, que tenga en cuenta las dos diferencias (Conde, 2017).
En la globalización como
parte de esa modernidad, se observa que la diversidad cultural es una cualidad
de algunas sociedades en las que generan diversas formas de organización social
y política, que ha permitido la convivencia de varias culturas. Sin embargo, la
definición de nación ha sido causante de que muchos estados modernos
manifiesten una posición hostil con la diversidad cultural (Lanegra, 2016).
Para la sociología, esta
diversidad global resalta también los problemas sociales, que se conoce por los
medios informativos, por ejemplo: las experiencias separatistas de la
Yugoslavia, Chechenia, los kurdos de los países árabes, los conflictos de
Ruanda, etc. las guerras del medio oriente, aunque resaltan lo económico, pero
no hay que ignorar lo cultural y religioso (Gonzales y Sánchez, 2001, citados
por Gonzales, 2007).
Además, los problemas en las
grandes urbes, donde se construyen viviendas en espacios cerrados, con la
finalidad de separarse de los vecinos en función a estratos sociales o las
diferencias culturales, el problema de los emigrantes en Europa y Estados
Unidos, y los estigmas de diversos grupos socio culturales, son expresiones
violentas que la diversidad global está experimentando (Reguillo, 2005 citado
por Gonzales, 2007).
2. La Interculturalidad en
las actuales Políticas Públicas
La interculturalidad tiene
sus orígenes paralelamente tanto en Europa y Latinoamérica en la década de los
80, primero en el marco educativo y luego se extiende a otras áreas, pero con
connotaciones diferentes. Tanto externa como internamente el termino de
interculturalidad fue vista primero como multiculturalismo y ha pasado por dos
etapas, la primera se usó para apaciguar problemas de conflicto social interno;
y, en su segunda etapa, se reafirma el término de interculturalidad. En
Latinoamérica, la interculturalidad formulada por una de las vertientes más
radicales busca la construcción de una convivencia cultural sobre la base de la
igualdad social (Mendoza, 2012).
Aquí, debe estar implícito
el reconocimiento tanto cultural, social como político de los pueblos
originarios, a ello, debe agregarse los inmigrantes internos y externos.
Habrá que repensar en un
concepto que permita polemizar y retar a la dominación en todos sus campos,
enfatizando el poder del conocimiento; haciendo notar, al mismo tiempo, el
cuestionamiento de la diferencia de poder apoyada por la interculturalidad funcional
construida por y para el estado actual, es decir, para un estado neoliberal.
Para ello, habrá que revolucionar las estructuras sociales, políticas,
gnoseológicas y epistémicas de dominación del saber y del ser, que aún mantiene
el modelo capitalista como es el “racismo”, considerando a unos seres humanos
como inferiores, respecto a las elites (Pérez, 2016), (Millán y Rincón, 2015).
Sobre definición de
interculturalidad
La interculturalidad es el
encuentro entre dos o más culturas, por supuesto suponiendo que hay sociedades
multiculturales. Atendiendo a la definición de palabra interculturalidad, la
cual proviene del prefijo Inter (“entre” o “medio de”), el núcleo cultura
(cultura), aquí parece surgir el problema en la definición de interculturalidad
con la de definición de cultura, es confuso ya que el termino cultura tiene
diferentes connotaciones, desde el punto de vista social, educativo, económico,
político, etc. y que aún falta definir. Así, podríamos atrevernos a decir, que
cultura es un concepto local y cambiante, y el sufijo dad que significa
cualidad. Así la interculturalidad formaliza la posición y el espacio de
reunión y comunicación entre culturas (Hernández, 2007).
Se podría entonces, definir
interculturalidad como un proceso dinámico de visibilizacíon de las diferentes
culturas para fortalecer el intercambio de conocimientos, saberes y prácticas,
con el objeto de contribuir a su desarrollo sostenible tendiente a la
construcción de una sociedad con equidad; entonces, debe contextualizarse el
problema social y teórico, es decir, se debe tomar o adecuarse a lo que ya
existe en otros sistemas sociales-políticos y que han dado resultados, por su
puesto contextualizando el tiempo y espacio (Berrospi, 2015).
De acuerdo a lo anterior, la
interculturalidad puede ser pensada como proyecto social, político y
epistemológico, que sucede por la lucha de poder en que se enfrentan procesos
de diferenciación, resistencia y sometimiento de los pueblos originarios
(Laura, 2004). Aquí, hacemos la observación, de que hay que tener mucho cuidado
de exacerbar a la interculturalidad con definiciones que no sean compatibles
con la realidad; porque caeríamos en idealismos que a nada bueno nos han
llevado y nos llevarían, por ejemplo, el idealismo alemán, causante de las dos
guerras mundiales 1914 - 1918 y 1939 -1945.
El sistema político actual,
a nivel mundial, es el capitalismo neoliberal que rige en todos sus niveles, en
Estados Unidos y sus aliados la Unión Europea, en otros países como China,
Rusia, etc. tienen economías mixtas opuestas al neoliberalismo, también
encontramos el neoliberalismo en algunos países de Latinoamérica: Colombia, Brasil, Chile, Perú, Paraguay, etc.
a excepción de Venezuela y Bolivia (Aguirre, et al. 2020), (Vidal, 2015).
A pesar de los esfuerzos,
los esquemas siguen siendo los impuestos por la cultura occidental, el
colonialismo, con la diferencia que han creado marcos jurídicos para que pueda
apreciarse los elementos típicos y folclóricos de una cultura como mercancía
turística inclusive algunos vestigios de la conquista y colonia son declarados
patrimonio cultural de la humanidad (Molina, 2012). En ese mismo contexto, las
organizaciones representantes de este sistema capitalista, como es la UNESCO, a
través de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
reconoce la crisis que está viviendo el sistema neoliberal y proponen una serie
de medidas para cerrar brechas frente a la desigualdad y pobreza, para lograr
la igualdad (con enfoque de derechos) y sostenibilidad ambiental. Para ello se
proponen: cerrar brechas con tasas elevadas; mejor gobernanza de los recursos
naturales; mejor repartición de los beneficios entre el capital y la mano de
obra (Naciones Unidas, 2014, pp.1-17).
Como se observa en la CEPAL
se proponen una serie de medidas, pero dentro de su sistema político
neoliberal. Lo único que pueden favorecer estas medidas es para que este
sistema se siga manteniendo; pero no para generar un cambio, considerando a la
diversidad cultural, la igualdad social, etc., como si lo proponen otros
sistemas sociales políticos, incluyendo a la interculturalidad, como termino
emergente que reclama la reivindicación de los pueblos originarios.
2.1 El contexto actual de
políticas públicas interculturales.
Antes de describir a las
políticas públicas en el contexto intercultural, es pertinente conocer su
definición. Según Turner y Hulne (1997) (citado por el Ministerio de Cultura,
2014), considera a una política como un conjunto de objetivos, decisiones y
acciones que lleva a cabo un gobierno, junto con el pueblo, para solucionar
determinados problemas que, en un determinado momento y espacio, consideran
necesario. En realidad, es un proceso complejo en cual se identifican cuatro
fases: la agenda, la planificación de estrategias, la implementación de las
estrategias y la evaluación de los resultados. Las políticas públicas
interculturales deben conducir procesos transformativos a largo plazo. Deben
ser aplicados en todas las esferas del estado con una nueva visión de la
ciudadanía. Una política intercultural debe liberarse de las singularidades
políticas, sociales y económicas que lleven a las desigualdades. Deben ir más
allá de búsqueda de la tolerancia y la coexistencia, para alcanzar el respeto y
convivencia entre culturas (Cruz, 2013).
Para el caso del Perú, el
Ministerio de Cultura es el responsable de todo lo concerniente con los
aspectos culturales del País, de acuerdo a Ley de Creación N.º 29565. Por lo
tanto, es correcto asumir que es el “ente rector” en cuanto a cultura e
interculturalidad. Dentro del ministerio de cultura, el Viceministro de
Interculturalidad tiene la función de formular políticas, programas y proyectos
que promuevan la interculturalidad, para fomentar y garantizar los derechos y
desarrollo de los grupos originarios, y construir una ciudadanía que respecte,
reconozca y se enriquezca de la interacción con la diversidad cultural, aquí
también funcionan: la Dirección General de Ciudadanía Intercultural; la
Dirección de Políticas para Pueblos Indígenas y el Grupo de Trabajo de Pueblos
Indígenas (GTPI) (Ministerio de Cultura, 2014), (Olivera y Dietz, 2017).
Habíamos manifestado
anteriormente que las políticas públicas deben abarcar todos los ámbitos:
social, político, económico, cultural, ambiental, etc. La educación es una de
esas dimensiones, y si es inclusiva mejor porque respondería a lo diverso; la
educación inclusiva presta especial atención a estudiantes especiales en
peligro de marginación o exclusión. Uno de los principales retos en
Latinoamérica es ofrecer una educación de calidad; en el Perú, se ha empezado a
simular con este objetivo, por un lado, en la educación básica, el Currículo
Nacional contempla la inclusión de personas con necesidades educativas especiales
y los lineamentos básicos sobre diversificación y adaptación curricular. Por
otro lado, en la educación superior universitaria -Ley Nº30220- exige una
educación de calidad y para ello, las Universidades deben brindar un servicio
de calidad. Así mismo, el Programa Nacional de Becas (PRONABEC), ha empezado a
formular modalidades con el objetivo de beneficiar a más jóvenes indígenas
desde 2012 de una manera muy lenta, quizá con la idea de buscar beneficio, es
decir, formulación de políticas populistas de los gobiernos de turno. Desde el
gobierno de Valentín Paniagua de noviembre del 2000 a julio del 2001, se han
venido creando universidades interculturales como respuesta a la Propuesta
Nacional para el Desarrollo de la Amazonía (2009). Actualmente, en el Perú hay
cuatro universidades interculturales: la Universidad Nacional Intercultural de
la Amazonía (UNIA), ubicada en el Departamento de Ucayali, Distrito de
Yarinacocha, creada por ley 27250 del 10 de diciembre de 1999; la Universidad
Nacional Intercultural Fabiola Salazar Leguía (UNIBAGUA), ubicada en el
Departamento de Amazonas, Distritito de Bagua y creada por Ley N.º 29614, el 12
de noviembre de 2010; la Universidad Nacional Intercultural de Quillabamba
(UNIQ), ubicada en el Departamento del Cusco, Distrito de Santa Ana y creada
por Ley N.º 29620 el 17 de noviembre de 2010; la Universidad Nacional
Intercultural de la Selva Central Juan Santos Atahualpa (UNIJSA), ubicada en
Departamento de Junín, Distrito de Chanchamayo y creada por Ley N.º 29616, el
17 de noviembre de 2010.
La creación de estas
universidades son respuestas populistas, porque ninguna de estas universidades
muestra que tengan el “enfoque intercultural”. Aún más, ninguna de estas
universidades demuestra tener un modelo educativo, donde están plasmadas los
elementos de su política educativa como universidad para solucionar los
problemas de la comunidad, región y país. Por lo menos, la Universidad
Intercultural de la Amazonia, no lo demuestra. Por otro lado, los planes
curriculares de sus escuelas en la UNIA están bajo el enfoque por competencias,
aplicados desde el 2011, y que ha sido replicado en el 2018, sin ningún
análisis (evaluación integral) de si el currículo anterior ha dado buenos
resultados o no, estos resultados pueden inferirse, pues la mayor parte de los
egresados no puede sacar su título por deficiencias al momento de hacer una
tesis, es decir, no demuestran competencia. Por otro lado, teniendo la
experiencia, de la aplicación de este enfoque en la Educación Básica, aplicado
desde 1995, seguimos demostrando deficiencias en compresión lectora y de
ciencias como lo demuestran las pruebas PISA del 2015, el Perú ocupo el último
lugar. Estos resultados quizá se deban a que, el enfoque por competencias es
parametrizado como camisa de fuerzas, es decir, se sigue una receta sin tener
en cuenta el desarrollo del pensamiento, razonamiento crítico y reflexivo que
debe tener un profesional (Moreno y Soto, 2005).
Las deficiencias arriba
mencionadas se deben también a otros factores, uno de ellos sino la más
importante, es que los docentes no cumplen la función de instructor, porque el
docente debe instruir, debe transmitir y enseñar a razonar sobre el
conocimiento científico, sin subjetivismo e ideologías que crean el facilismo y
tergiversan el sentido de la educación; además, el docente desconoce de nuevas
metodologías pedagógicas, aquí hay que ser estrictos, respecto al verdadero
sentido de la pedagogía, como es el arte de enseñar, no las pedagogías
fomentadas por los pedagogos que creen que lo saben todo, sin embargo, no saben
lo que enseñan. Por otro lado, el estado no se preocupa por especializar al
docente universitario en general, becas a docentes universitarios, etc. Esto
demuestra, que las políticas del estado peruano en el contexto intercultural
son incipientes (Paya, 2010).
Las políticas de educación
inclusiva deben ser transversales e ir acompañadas de otras políticas sociales,
con una perspectiva multisectorial, para ello, se debe tener en cuenta cómo
mejorar, por ejemplo: el nivel educativo, la alfabetización, formación docente,
retención y prevención de la deserción escolar, población rural y pueblos
originarios, becas, utilización y acceso a las TIC (Paya, 2010).
Uno de los principales retos
para el siglo XXI, frente a la diversidad cultural, creemos que es la
educación, porque el conocimiento es poder, y eso lo sabe quiénes fomentan el
capitalismo.
Según la UNESCO la educación
para el siglo XXI debe fundamentarse en: aprender a hacer, aprender a conocer,
aprender a vivir juntos y aprender a ser.
Diríamos con más énfasis en aprender hacer, es decir, todo individuo
debe saber hacer bien lo aprendido en una universidad, si esto no sucede o
demuestra, entonces el sistema universitario está fracasando y sobre todo
quienes instruyen.
Hay que mirar la historia
desde el punto de vista consecuente, para no cometer los mismos errores en el
futuro, por ejemplo, uno de los errores gracias a los valores democráticos de
entonces, fue la segunda guerra mundial, que costo millones de vidas. Y para no
repetir esos errores es necesario el establecimiento de un sistema político que
busque la libertad del hombre y la equidad en salud, educación y justicia
(Ladrón y Navarro, 2009).
Hay diversos movimientos
sociales que se han gestado en diferentes países de Latinoamérica con sus
propias características, pero todos ellos tienen un común denominador las
desigualdades radicales en lo social, económico, educativo, de salud, etc., y
esto se desarrolla en supuestas democracias que aún no atienden las necesidades
de gran parte de la sociedad. Democracias que han servido para el surgimiento
de una clase dirigente millonaria y corrupta, que se mantiene por las
constantes impregnación de ideologías, en los diversos campos y más aún en el
sistema educativo, esto trae como consecuencia una pauperización del ser humano
en todo su ser, es decir, se está generando zombis, que sirven para ciertos
propósitos de quienes los formaron a través de sistemas educativos creados para
esto. Nuestra generación no vera estas consecuencias, corresponderá, a las
nuevas generaciones, resolver este problema que ojalá tenga solución.
Necesitamos sistemas políticos superiores que le den libertad al ser humano
dentro de la realidad. Téngase en cuenta que no estamos hablando de esta
democracia en la que estamos inmersos, una democracia llena de ideologías y
contradicciones (acentuado en de la posmodernidad) que necesariamente deben
desaparecer (Bueno, 2004).
Creemos que no todo está
perdido, siempre después de atravesar un túnel hay luz. Los pueblos originarios
han comenzado a participar en la gestación de políticas públicas en algunos
estados de Latinoamérica, a través de la organización de partidos o
agrupaciones políticas, por ejemplo: Movimiento Pachacuti, dirigido por Luis
Macas, en Ecuador, y el Movimiento Político Winaq, en Guatemala, dirigido
Rigoberta Menchú, o buscando alianzas entre organizaciones como es el caso del
Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por Evo Morales (Machaca, 2013).
Debemos agregar que el (MAS)
hace su aparición en la escena política en 1995, convirtiendo en presidente de
Bolivia a Evo Morales en el 2006. Desde entonces han paso 14 años 9 meses y el
MAS ha ido generando un socialismo que se hace en la práctica, con resultados
positivos para mejorar la calidad de vida de la Mayoría (poblaciones
indígenas). Con un golpe de estado, Evo Morales es obligado a Renunciar 2019.
Porque ocurrieron estos hechos, diríamos por un lado por el descuido de la
formalidad (no respetar las normas y no haber creado un respaldo militar que
apoye la revolución); y, por otro lado, no haber aprendido de la historia, en
algunos países se iniciaron revoluciones socialistas, que hoy han desaparecido,
y en otras de ellas sobrevive un hibrido entre socialismo y capitalismo. Porque
el capitalismo internacional-nacional, no se va a quedar de brazos cruzados,
siempre va estar minando para retomar al poder donde haya un intento de
establecer gobiernos con prácticas socialistas. El objetivo que persigue el
capitalismo Internacional-nacional, es la expropiación de los recursos (materia
prima) de cada país, a costa de enriquecer a una clase dominante (minoría) por
corrupción y mantener adormilada y embelesada a la clase dominada (mayoría)
(Cabrera, et al., 2013)
Conclusiones
La diversidad cultural, dentro
del contexto de la modernidad actual, solo muestra las diferencias y
desigualdades propias de un sistema capitalista monocultural y globalizante.
Tal vez en el transcurso de este siglo XXI, las generaciones de jóvenes de esta
diversidad de culturas puedan luchar por suprimir el sistema político actual y
establecer un nuevo sistema político y social, y la interculturalidad desde el
punto de vista objetiva tenga real y sostenida participación en esta
construcción. Las políticas públicas interculturales, así como están pensadas
perece ser excelentes iniciativas, que buscan el desarrollo de los pueblos
originarios. Pero si estas siguen desarrollándose en el sistema capitalista
actual, hay mucha duda que logren desarrollar los objetivos planificados. Porque
el sistema capitalista va generando formas jurídicas capaces de tergiversar el
verdadero valor de los elementos culturales de los pueblos originarios (por
ejemplo, mercancías turísticas o patrimonio cultural de la humanidad).
Creemos que la
interculturalidad funcional está contaminada o desvirtuada, porque fue
desarrollada por y para el estado actual neoliberal. Debe tomarse una
interculturalidad objetiva sin ideologías o el que haga sus veces, que permita
descolonizar el poder del ser y del saber (conocimiento).
Una de las políticas
públicas con mayor énfasis, debe ser en la esfera de la educación para el siglo
XXI y debe fundamentarse en: aprender a hacer, aprender a conocer, aprender a
vivir juntos y aprender a ser, con más realce en aprender hacer, es decir, todo
individuo debe saber hacer lo aprendió en una universidad. Si esto no sucede
entonces el sistema universitario está fallando y sobre todo quienes lo
instruyen.
Creemos que una de las
formas de ir fertilizando y preparado el terreno para la implantación de un
nuevo sistema político y social, es generando partidos políticos. Y movimientos sociales capaces de incorporar
a la interculturalidad como elemento estructural, asumir el poder y desarrollar
liderazgo inclusivo.
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