DOI: https://doi.org/10.36955/RIULCB.2020v7n1.008
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Commons Reconocimiento 4.0
Recibido: 25/08/2020 Revisado: 02/09/2020 Aceptado: 04/09/2020
Publicado: 25/10/2020
RESUMEN
Desde que se declara el estado de alarma en Madrid, se ha podido
observar cómo el centro de España ha sido sacudido por
una crisis social sin precedentes, que se va incrementando según
pasan los meses. Las instituciones no han hecho lo suficiente para que
las llamadas “colas del hambre” no se repitiesen por todos
los rincones de Madrid. Esto ha sido la viva imagen de una ciudad que
sin el desarrollo de las redes vecinales y despensas solidarias no
hubiese sobrevivido.
Palabras clave: Madrid, solidaridad, asociaciones vecinales, despensas solidarias.
ABSTRACT
Since the state of alarm was declared in Madrid, it has been possible
to observe how the central part of Spain has been shaken by an
unprecedented social crisis, which is
increasing as the months are passing. Institutions have not done enough
to avoid the so-called "hunger queues", lines of people in front of
residents` associations waiting for food provided by the neighbours to
survive. This has been the spitting image of a city that without the
development of such networks and solidarity pantries would not have
survived.
Keywords: Madrid, solidarity, residents’ association, solidarity pantries.
INTRODUCCIÓN
Una semana previa a la declaración del Estado de Alarma en la
Comunidad Autónoma de Madrid, las asociaciones vecinales
decidieron, por prevención, echar el cierre a sus instalaciones
y a todas las actividades que estaban programadas para ese mes. El
cierre fue con la idea de que en veinte días volvería a
la normalidad, nadie imaginó que esa situación se iba a
alargar casi tres meses.
La situación de crisis en las familias y en los barrios de
Madrid se dejó ver apenas unas semanas después, cuando
las asociaciones vecinales y colectivos sociales recibían
peticiones de ayuda de sus vecinos y vecinas, por diversas situaciones
que impedían a las familias hacer la compra, ir al centro de
salud o recoger sus medicamentos en las farmacias. En ese momento
algunas asociaciones y colectivos decidieron ayudar a aquellas personas
que eran de riesgo a hacer las compras. Este proyecto se nutrió
de voluntarios/as de los propios barrios que salían a hacer la
compra a sus vecinos/as, acercar medicamentos de las farmacias o
pruebas de los centros de salud (que en ese momento permanecían
cerrados). Fue algo sorprendente que sin una coordinación previa
de todos estos colectivos se actuara de la misma manera.
Fue entonces cuando se creó el grupo de WhatsApp para la
coordinación de acciones conjuntas de las distintas “redes
de solidaridad” de toda la Comunidad de Madrid. En ese momento se
entendió que se debía dar un paso más,
señalar y responsabilizar a las instituciones (Ayuntamiento de
Madrid y Comunidad de Madrid) para que se adelantara a una
situación de crisis y emergencia social que todos los actores
sociales veían que se acercaba
.
DESARROLLO
Lo primero que se hizo fue sacar un comunicado criticando las palabras
de la Vicealcaldesa Begoña Villacís. Esta señalaba
que “Si tenemos que sacar algo bonito de esto, es que nos ha
hecho descubrir que tenemos vecinos, compartimos mucho más, nos
sentimos más madrileños que nunca” (Fuente:
Periódico “El País” 20 de marzo). Desde estas
entidades se entendió que se estaba intentando sacar
rédito político, más bien partidario, de una
emergencia social que golpeaba a los vecinos/as de una manera
más severa de lo que lo fue en el 2008. En este comunicado
comenzó una acción por redes sociales con el Hashtag
#SeLavanLaCaraConNuestrasManos (Figura 1)
Figura 1. Primera campaña de las Redes de Cuidados de Madrid
Gracias a estas acciones por redes sociales, los mass media comenzaron
a hacerse eco de estas acciones vecinales, que no eran
espontáneas, sino que se organizaron gracias a las asociaciones
y colectivos vecinales de los barrios y pueblos de Madrid. Por eso la
acción tenía como objetivo resaltar que el Ayuntamiento
de Madrid se estaba aprovechando del trabajo voluntario y solidario de
las redes vecinales, cuando tiempo atrás, los tres partidos
políticos que gobiernan en el Ayuntamiento y en la Comunidad
(Partido Popular y Ciudadanos con el apoyo de Vox) habían basado
su campaña política y propuestas en desmantelar todo el
tejido asociativo y cualquier lucha vecinal, calificando a las
asociaciones como “chiringuitos” del sector más
progresista de los anteriores gobiernos.
En este momento se entendió que la batalla de las asociaciones y
colectivos vecinales iba a ser dura, nunca se pudieron imaginar
cómo iba a evolucionar esta situación.
Después de algunas semanas (mediados del mes de abril),
más de sesenta entidades comenzaban a abrir las puertas de sus
locales para la entrega de comida a familias que por diversas
situaciones no podían hacer frente al pago de la compra, lo que
suponía muchas familias en una situación de pobreza sin
precedentes en la Ciudad de Madrid.
La mayoría de estas redes vecinales fueron evolucionando a
“Despensas Solidarias”, encargadas de recoger y repartir
comida a las familias que se encontraban en situaciones muy precarias,
sin trabajo, sin cobrar los subsidios y con menores a su cargo a los
que alimentar.
Se generó una red de voluntarios/as, alrededor de esas
asociaciones y colectivos, para comenzar a repartir comida. Fue
entonces cuando estos actores funcionaban a la par, con los mismos
fallos, las mismas dudas y las mismas peticiones a las
administraciones, fue cuando la coordinación tomó forma y
se creó “Redes de Cuidado de Madrid”1, con una
participación de más de 60 entidades (Figura 2).
Figura 2. Infografía FRAVM
En todos los barrios la demanda de comida comenzó a
incrementarse, dejando ver que la capacidad de estas despensas
tenía límite y un fin, ya que se estaba repartiendo
comida en los locales principalmente de asociaciones vecinales y con un
matiz de emergencia social.
No todos los barrios lo sufrieron igual, fue entonces cuando las
llamadas “colas del hambre” se hicieron eco de manera
estatal y europea, gracias a los medios de comunicación que
hicieron un gran seguimiento y sirvieron de altavoz para todas estas
entidades.
El Gobierno de España sacó una medida en el mes de marzo
para ayudar a las empresas a tener cerrado y poder pagar a sus
trabajadores, los ERTE (Expediente de Regulación Temporal de
Empleo), el gobierno aseguraba el 75% del sueldo de los trabajadores.
El problema vino cuando a la mayor parte de estos trabajadores no se
les pagó el ERTE hasta el mes de mayo o junio, lo que hizo
aumentar estas “colas del hambre”.
También hay que resaltar que durante estos meses las ONGs,
Cáritas, Cruz Roja y el Banco de Alimentos de Madrid se
encontraban sobrepasados y con pocos productos que dar en sus cestas,
lo que supuso un incremento de las familias en las Despensas, ya que de
alguna forma se sustituyó su trabajo por las entidades locales.
Esto supuso que muchas entidades y colectivos asumieran una actitud
crítica ante las entidades que históricamente se han
encargado de la caridad y de la ayuda humanitaria en los momentos de
las crisis.
En el mes de mayo la situación política era diferente, se
repetían las concentraciones y manifestaciones en las puertas de
Ayuntamientos, Juntas de Distrito (son los órganos de gobierno
en la Ciudad de Madrid que está dividida en 21 distritos), ya
que la situación se agravaba y las administraciones no
hacían lo necesario para paliar, ayudar y sostener la ayuda de
alimentos a las familias que lo necesitaban. Hablamos de una ciudad que
en cifras del año 2019 encontramos una diferencia entre estos
distros de la renta per cápita media reseñable.2 Las
únicas ayudas que dieron desde las Juntas y la Comunidad eran
las relacionadas con las familias cuyos hijos e hijas recibían
la beca de comedor, algo que fue muy criticado tras las palabras de la
Presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Diaz Ayuso, en la que
reconocía que los menús infantiles que se llevaban
repartiendo durante este periodo se servían por parte de
Telepizza y Rodilla y que la comida que estos repartían no era
nada adecuada para los menores, no era saludable y no se
modificó hasta tres meses después de la
declaración del Estado de Alarma. El ayuntamiento por su parte
no contrató a más personal para la primera asistencia en
Servicios Sociales, los teléfonos estaban colapsados y era
imposible que atendieran a esa cantidad de familias, las redes y
despensas solidarias pasaban los datos a servicios sociales siempre que
las familias estuviesen de acuerdo, que en un noventa por ciento de los
casos así era. El dinero sobrante de los contratos de las
fiestas de los barrios sí se destinó para comidas a
domicilio para las familias registradas en Servicios Sociales, una
comida insuficiente y preparada, que impedía la independencia de
las propias familias y la incapacidad de poder desayunar o merendar, ya
que estos menús sólo se entregaban para la comida y la
cena.
La crispación política e ideológica se
podía notar en las calles de Madrid, algunos colectivos
fascistas (como Hogar Social Madrid) repartían alimentos solo a
personas españolas, aprovechándose de su situación
de precariedad máxima para el reparto de su propaganda
política.
Al llegar el mes de agosto muchas despensas llegaron a su fin, muchas
de ellas llevaban más de tres meses repartiendo comida, con el
desgaste que supone eso, el número de familias que se iba
incrementando, estas despensas fueron cerrando, quedando a día
de hoy algunas abiertas, pero con muchas limitaciones. Algunas de estas
asociaciones y colectivos analizaban que la situación de
emergencia ya había pasado y que las instituciones habían
tenido tiempo de sobra para dar una respuesta a estas familias, con el
pesar de muchas de ellas, estas despensas han ido cerrando en todo
Madrid.
No es hasta finales del mes de agosto cuando el Ayuntamiento de Madrid
decide sacar la tarjeta monedero y poder ayudar así a las
familias más desfavorecidas de la ciudad. Esta medida se llevaba
pidiendo años atrás por parte de todas estas entidades
(Figura 3).
Figura 3. Infografía FRAVM
La realidad a día de hoy es que la situación de las familias de Madrid
no ha mejorado, el hambre sigue siendo parte del día a día de muchos menores,
el paro y la precariedad golpea a los barrios y pueblos de Madrid, mientras que
los responsables políticos de las instituciones miran para otro lado, haciendo
caso omiso de las peticiones de las entidades y colectivos que han tenido que
ver cómo sus vecinos y vecinas han tenido que hacer colas para recibir
alimentos.
Perfil de las familias y voluntarios
Para poder entender la situación de estos últimos meses en Madrid, es
importante saber qué tipo de familias asistían a la recogida de alimentos y de
qué tipo de voluntarios/as se nutrían estas despensas solidarias, para poder
entender por qué se ha llegado a esta situación.
Las familias que principalmente contactaba con las Despensas eran
familias compuestas por personas migrantes, personas que trabajan en la
economía sumergida (cuidadoras de ancianos, limpiadoras domésticas, cuidadoras
de menores, personas sin contrato) y que por tanto no podían recibir ningún
subsidio; personas sin permiso de residencia en España, personas pendientes de
asilo político, personas que aún no habían cobrado el ERTE, familias muy
numerosas con los dos progenitores desempleados, familias monomarentales o
personas con ningún arraigo familiar en Madrid.
De todos estos casos, el rostro de todas estas personas, ha sido el de
las mujeres, las mujeres como las proveedoras de alimentos y de sostener a la
familia, mientras que los hombres, desempleados, asumen el papel de la
vergüenza. Como siempre el rostro de la pobreza pertenece a la mujer y en esta
ocasión se ha vuelto a repetir. Las mujeres, madres, esposas, tías, abuelas o
hijas, han sido las valientes que se han atrevido a dar rostro a esta crisis
social.
Muchas de estas familias se incluían como voluntarios/as de la propia
despensa de alimentos (Figura 4), la idea de
estas despensas era generar redes de apoyo mutuo, la solidaridad como pilar
ideológico de estas despensas, alejado de la caridad cristiana o religiosa que
impera cuando se habla de la ayuda humanitaria.
Figura 4. Despensa Solidaria La Elipa
Las Despensas no hubiesen funcionado sin los voluntarios/as, estas
personas eran vecinos/as de los propios barrios, personas que se
encontraban teletrabajando, en ERTE o desempleadas, cercanas a las
asociaciones, vecinos/as que siempre han querido ayudar y que comparten
los principios de la colectividad vecinal.
El problema vino cuando estos voluntarios/as volvieron a sus
respectivos trabajos, se fueron de vacaciones, un factor importante a
la hora de tomar la decisión del cierre de las despensas. Sin
una cantidad importante de personas voluntarias no era posible asumir
el reparto de alimentos, la logística y la preparación de
esta ayuda.
Existía otro tipo de voluntariado menos activo pero fundamental
para la red vecinal que sostenía esto, aquellas personas que
donaban todas las semanas un carro de la compra, dinero en
metálico o comercios locales que situaban cajas para que sus
clientes donasen algo de su propio comercio, todo para poder comprar
productos específicos (cosas para bebés, higiene,
productos para personas con alergias o intolerancias, productos
frescos, etc.) Estas personas fueron fundamentales, pero también
fueron disminuyendo, por tanto, las despensas se encontraron sin
voluntarios activos ni pasivos, sin donantes.
El perfil es importante a la hora de analizar las personas que componen
los barrios de Madrid y las propias desigualdades que se dan entre los
sectores más precarios de la sociedad. Los barrios con menos
renta per cápita de Madrid fueron los más activos y con
despensas con más capacidad (hablamos de Vallecas, Carabanchel,
Latina o Usera), esto demuestra que hay solidaridad de clase y
empatía. Gracias a estas dos características las familias
en Madrid han podido llevarse un plato caliente a la boca todos los
días.
Redes digitales y brecha digital
La importancia de las redes sociales en esta pandemia ha sido
fundamental para dar a conocer las iniciativas vecinales, tanto las
redes de solidaridad de los primeros meses, como las despensas
solidarias. La capacidad de poder llegar a muchas personas de manera
online ha facilitado la organización de estas acciones. El uso
de las herramientas telemáticas para poder mantener reuniones,
han servido para continuar con el trabajo diario de estas asociaciones
y colectivos.
Pero esto acarrea dos consecuencias fundamentales, derivadas de la brecha digital.
Los dos actores que más han salido perjudicados en esta
época han sido las personas mayores y las familias con
condiciones materiales de vida precarias (como las familias usuarias de
las despensas solidarias). El acceso a las nuevas tecnologías se
hace complicado para las personas mayores que no tienen un uso
cotidiano con un ordenador o con un smartphone, esto supuso que las
personas que contactaron con las redes solidarias eran sus familiares o
personas cercanas, lo que dificultó la comunicación con
algunas personas y por lo que muchas de ellas no pudieron acceder a
estas ayudas.
Las familias usuarias de las despensas, muchas de ellas, no tienen
acceso a internet, lo que supone que muchos menores no han podido
continuar las clases online (produciendo una brecha en el nivel
educativo público) y otro aspecto importante a señalar,
es que las propias familias no podían acceder a la
petición de ayudas públicas, como el IMV (Ingreso
Mínimo Vital), ayuda que lanza el Gobierno de España para
ayudar a estas familias. Esta ayuda solo se podía tramitar de
manera online, por lo que muchas despensas solidarias habilitaron salas
con ordenadores y voluntarios/as con conocimientos en internet, para
ayudar a estas familias a poder pedir esta ayuda.
La brecha digital es un problema a día de hoy en la sociedad
española, ya que mucha gente se queda fuera de la vida
estudiantil y laboral por no tener un acceso gratuito a Internet o a
los medios tecnológicos.
Propuestas y respuestas políticas por parte de los actores implicados
El portavoz y enlace con las administraciones de la Comunidad
Autónoma de Madrid ha sido desde el primer momento la FRAVM
(Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid), ha
sido el encargado de mantener las comunicaciones por la vía
más institucional. Sobre todo, ha tenido mucha presencia en las
negociaciones con el Ayuntamiento de Madrid.
La FRAVM mantuvo una sola reunión con el Ayuntamiento de Madrid,
antes ya habían atendido algunas peticiones como la
creación de unas “Mesas Sociales” en los 21
distritos de la capital, algo que el Ayuntamiento de Madrid
comunicó a estas Juntas de Distrito, esto sucedió el 15
de abril y solo en algunos de estos distritos (solo 4 de los 21) se
crearon estas mesas, que tenían como objetivo generar una
coordinación entre los agente sociales (Despensas Solidarias,
ONG y los Servicios Sociales de cada distrito), por lo tanto el
objetivo de las asociaciones y de los colectivos no llegó a
cumplirse, ya que el Ayuntamiento seguía sin hacerse cargo de la
situación de estas familias.
No es hasta el 12 de junio cuando el Ayuntamiento se reúne con
la FRAVM3, la Red de Cuidados de Madrid tiene varias propuestas
estrellas, una de ellas es la llamada “Tarjeta Monedero”,
una ayuda para las familias, que consiste en dar una tarjeta con dinero
para que estas familias puedan comprar alimentos en los comercios de
los barrios (ayudando de esta manera también al comercio local),
otra de las propuestas fundamentales es la contratación de
más personal para servicios sociales y la apertura de los
Centros Culturales para el almacenamiento y reparto de las cestas de
comida. El Ayuntamiento asumió que se iban a desarrollar todas
estas medidas de manera urgente. Unas semanas después fueron
aprobados por unanimidad en el Consistorio los llamados “Acuerdos
de la Villa”4, algo que fie criticado por todos los actores
sociales, ya que era un proyecto que no recogía las propuestas
sociales que durante meses se habían realizado.
A día de hoy sigue existiendo una lista de espera muy amplia de
familias en la Ciudad de Madrid para ser asistidos por los Servicios
Sociales y la aprobación de la ayuda “Tarjeta
Monedero”5 ha llegado en el mes de agosto y solo podrán
acceder a ella las familias que no reciban ninguna otra ayuda como la
RMI (Renta Mínima de Inserción), por lo que la ayuda
llega a muy pocas familias.
Podemos concluir que las Instituciones madrileñas no han sabido
dar una respuesta a esta situación de crisis social, que
necesita de inversión pública en la parte más
social. Lo que ha sucedido es que el Ayuntamiento de Madrid ha esperado
a que las Despensas Solidarias cerrasen y se mantuviese el modelo de
ayudas sociales anterior, basado en la caridad religiosa, dependiente
de instituciones como Cáritas y Cruz Roja
(externalización de la pobreza) y no ha ayudado a las
asociaciones y a ese tejido a generar redes de empoderamiento y de
ayuda mutua para que esta situación no se vuelva a repetir,
siendo conscientes que esta pandemia no ha pasado y que lo peor desde
el punto de vista social, está aún por llegar. La
situación actualmente que viven los distintos municipios de
Madrid respecto al número de contagios del Covid-19 se
incrementa de manera desigual, siendo los barrios y municipios del sur
de la Comunidad los más afectados y con cifras más
altas6, que coincide además con los barrios y municipios con las
rentas más bajas, con lo que podemos extraer que esta pandemia
entiende de clases sociales y no afecta a todos los ciudadanos por
igual.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS