Recibido: 11/07/2020 Revisado: 20/07/2020 Aceptado: 25/09/2020
Publicado: 25/10/2020
La teleeducación es la
modalidad de enseñanza-aprendizaje a distancia, flexible y
abierta basada en las TICs donde los participantes cuentan con
elasticidad en cómo, cuándo y dónde realizar la
acción formativa. Tiene la misma validez que su equivalente
tradicional y alcanza el mismo objetivo de enseñanza, logro de
aprendizaje y competencias profesionales por lo que se considera la
continuación de la educación y un reemplazo. Frente al
COVID-19 Perú estableció un estado de emergencia
sanitaria y una cuarentena estrictas con fuertes regulaciones. En el
sector Educación se suspendieron las clases, el año
escolar y se cerraron las instalaciones educativas. Sin embargo, la
sociedad mostró la fractura del civismo. Incumplimiento de
disposiciones del gobierno, inconducta en la convivencia colectiva,
ignorancia sanitaria, desigualdad social, informalidad, aglomeraciones
en mercados, bancos y transporte público, viviendas con familias
numerosas y costumbres provocaron la multiplicación del
contagio. En este ámbito la teleeducación también
implica el compromiso de los actores del proceso educativo, alumnos y
profesores con ambientes apropiados y acceso a medios, instalaciones
educativas con recursos digitales, capacidades para analizar recursos,
así como pensamiento basado en textos, imágenes, audios y
videos. Por lo tanto, la teleeducación se muestra como una forma
de enseñanza eficaz y de calidad para educar y proteger
sanitariamente a la ciudadanía y se muestra como un medio
válido y confiable para la educación en tiempos de
COVID-19 manteniendo así los servicios educativos y continuar el
desarrollo de individuos que aporten al bienestar y la prosperidad y el
desarrollo integral de la persona en la sociedad.
Palabras clave: Perú, cuarentena, pandemia, a distancia, enseñanza, COVID-19.
ABSTRACT
Tele-education is a flexible remote teaching-learning modality, based
on ICTs where the participants have elasticity in how, when and where
to carry out the training action. It takes the same goals as its
traditional equivalent and achieves the same teaching objective,
learning achievement and professional competences so is considered the
continuation of education. On the edge of COVID-19, Peru established a
strict state of sanitary emergency and quarantine with strong
regulations. In Education sector, lessons were suspended and the school
year and educational facilities were closed. However, society showed
the fracture of civility. Failure to comply with government
regulations, misconduct in collective coexistence, health ignorance,
social inequality, informality, crowds in markets, banks and public
transport and homes with large families cause the multiplication of
contagion. In this area, tele-education also implies the commitment of
the educational process actors, students and teachers with appropriate
environments and access to media, educational facilities with digital
resources, capacities to analyze resources as well as thinking based on
texts, images, audios and videos. Therefore, tele-education is shown as
an effective and quality form of education to teach, protect and keep
health, and it is shown as a valid and reliable way for education in
times of COVID-19, thus maintaining educational services and continuing
the development of individuals that contribute to the well-being and
prosperity and the integral development of the person in society.
Keywords: Peru, quarantine, pandemic, remote, teaching, COVID-19.
INTRODUCCIÓN
La teleeducación es aquella modalidad de
enseñanza-aprendizaje que está basada en las
tecnologías de la información y las comunicaciones y en
la que los participantes cuentan con elasticidad para decidir
cómo, cuándo y dónde realizar las actividades de
la acción formativa.
A diferencia de otras formas de enseñanza como las tradicionales
y comúnmente presenciales, las sesiones de aprendizaje
diseñadas para la teleeducación se caracterizan por ser
<<a distancia>>, con gran <<flexibilidad de
horario>> y sobre todo <<abiertas>>.
La característica <<a distancia>> hace referencia a
que la actividad educativa no se desarrolla dentro de un aula,
laboratorio, taller, salón de clases o espacio educativo formal
establecido, sino que los actores principales de la
enseñanza-aprendizaje, el profesor y el estudiante, pueden
encontrarse en lugares físicos diferentes y distantes y no
compartir los mismos ambientes; a este rasgo se le conoce
también como “no presencial”.
El atributo <<flexibilidad de horario>> apunta a que la
interacción entre los participantes durante la sesión de
clases no requiere suceder en un mismo momento del tiempo ni tener la
misma duración, de esta forma los involucrados en la actividad
educativa no necesitan coincidir cronológicamente en la mismas
horas de inicio y fin establecidas en un cronograma programado y
previamente establecido con los participantes para que ésta se
desarrolle; este aspecto se define a menudo como
“asincrónico”.
La particularidad <<abierta>> apunta a que la sesión
de clase en la que sucede la interacción puede ser accedida por
cualquier persona de forma libre sin que medie ningún acuerdo
previo determinado a través un procedimiento de
inscripción, también quiere decir que el público
objetivo a quien apunta una actividad de enseñanza-aprendizaje
puede ser diverso, con requisitos muy variados o sin cumplir requisitos
establecidos y por último también refiere a que las
sesiones de clases pueden ser observadas abiertamente por otros actores
distintos de aquellos definidos en el proceso de enseñanza.
Los expertos consideran que el proceso educativo en la modalidad de
teleeducación tiene el mismo grado de validez y alcanza el mismo
objetivo de enseñanza, logro de aprendizaje y competencias
profesionales que su equivalente tradicional, presencial,
sincrónico y cerrado, y que debe ser considerado como la
continuación de la educación y no la suplantación
del proceso habitual acostumbrado. (Sociedad de la información
de Uruguay a través de Educantel, 2020)
Perú fue uno de los primeros países en América
Latina en tomar la decisión de establecer un estado de
emergencia sanitaria a nivel nacional. El 16 de marzo, a través
de un decreto supremo puso a sus ciudadanos en una de las cuarentenas
más estrictas del continente para así intentar combatir
la propagación del COVID-19. (Decreto Supremo 044-2020, 2020)
Esta actitud fue saludada y en muchos casos aplaudida a nivel
internacional. Varios gobiernos latinoamericanos lo tomaron incluso
como un punto de referencia regional para el establecimiento de medidas
sanitarias en sus respectivos países. (Ipsos. Abril de 2020)
Actuar rápido y declarar un conjunto de restricciones y
regulaciones, evitar el contacto físico y el desplazamiento de
personas, cerrar las fronteras terrestres, marítimas y
aéreas, repatriar a los ciudadanos, reforzar los recursos del
sistema de salud a todos los niveles, crear nuevas condiciones
hospitalarias, paralizar la actividad productiva prescindible, crear
paquetes de ayuda económica a la población más
necesitada, entre otras, fueron las medidas tomadas por el Poder
Ejecutivo para enfrentar rápidamente la pandemia declarada.
La educación tampoco fue ajena a la afectación por estas
restricciones y regulaciones de cuarentena en momentos de emergencia
sanitaria. Parte de las acciones tomadas rápidamente en dicha
situación fueron: detener de forma temprana la enseñanza
en todo el país, suspender las clases a todos los niveles,
paralizar el año escolar, cerrar las instalaciones educativas,
impedir el desplazamiento de personas a las escuelas, colegios y casas
de estudio de cualquier tipo.
Estos esfuerzos del gobierno requirieron sin embargo del apoyo y el
compromiso de la sociedad peruana para lograr la efectividad esperada.
Perú daba la impresión de estar haciendo las cosas bien,
sin embargo, ¿Qué pasó?
La fractura del civismo salió a la luz inmediatamente. En
diferentes ciudades y regiones del país se mostraron algunas
realidades en el comportamiento de las personas para el cumplimiento de
sus deberes como ciudadano, y respetar las leyes y las disposiciones
del gobierno e instituciones de la administración y el orden
público y contribuir al correcto funcionamiento de la sociedad y
al bienestar de los demás miembros de la comunidad.
Se observó una conducta desfavorable en la relación entre
los individuos y la convivencia colectiva dentro del marco social,
así como la despreocupación y poco cuidado por los
intereses de la nación en un sector mayoritario de la
ciudadanía. Se sumaron a estas realidades la ignorancia
sanitaria de la población, la profunda desigualdad social y los
bajos niveles de la economía personal en los sectores
socioeconómicos pobres.
La prestación de la educación, como servicio primordial
en la sociedad, también se vio impactada. Se volvió un
reto para el gobierno defender este derecho humano y mantenerlo
disponible durante la cuarentena sin comprometer la salud de los
ciudadanos.
Entonces, ¿por qué este plan macro gubernamental
establecido de forma temprana no evitó el avance de los
contagiados, hospitalizados y fallecidos por COVID-19 en el
país? Muchos analistas encontraron varios factores que ayudaron
entender la respuesta a esta pregunta.
• Informalidad.
En el año 2017 el Informe Anual sobre Producción y Empleo
Informal en el Perú reflejó que algo más de dos
tercios de la PEA (Población Económicamente Activa),
72,5%, se dedicaba a la economía informal (Figura 1) (INEI,
2017).
Figura 1. Tasa de informalidad laboral en el Perú. Porcentaje
Fuente: INEI, 2017
Al revisar la Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida y
Pobreza en el Perú de 2019 se puede apreciar que este indicador
mostró una ligera recuperación, 71,1% (Figura 2)
(PERUCAMARA, 2019).
Figura 2. Tasa de informalidad laboral en el Perú
Fuente:
PERUCAMARA, 2019
Las personas que trabajan en oficios día por día obtienen
sus recursos monetarios y logran sus ingresos un día a la vez,
por lo que su pensamiento, modo de vida y gestión en el hogar
también tienen el mismo ritmo.
Estos ciudadanos, sustentados en la difícil condición de
su económica familiar y la de su hogar, encuentran la necesidad
de abandonar sus domicilios pese a las restricciones en las
regulaciones establecidas por el gobierno, y salen a trabajar
exponiéndose a espacios y ambientes con pocas condiciones
sanitarias, para conseguir el dinero necesario con el que luego obtener
alimento y recursos de higiene para los miembros de vivienda.
• Poca distancia física en los mercados.
En el Perú existen más de 2600 mercados de abastecimiento
con una expansión de 138 % en los últimos 20 años.
El 88,2 % de ellos son minoristas, lo que implica un comercio hacia el
consumidor final y por ende el contacto físico directo con la
población (Figuras 3 y 4) (Censo Nacional de Mercados de Abasto,
2016) “…los mercados de abastos continúan siendo la
principal forma de suministro de alimentos, bienes y servicios de los
consumidores a nivel nacional” (Sánchez, A. 2016).
Figura 3. Mercado de Abastos en el Perú. Distribución por Departamento
Fuente: CENAMA. 2016
Figura 4. Mercado de Abastos en el Perú. Distribución por Tipo
Fuente: CENAMA. 2016
Los mercados de abastos de alimentos generalmente constituyen sitios de
aglomeración de personas. A raíz del establecimiento del
estado de emergencia en el país, en el que se definieron
horarios reducidos de atención y cierres totales los fines de
semana y feriados como parte de las
regulaciones indicadas durante la cuarentena, estos mercados se convierten en una fuente de contagio considerable.
El presidente de la república declaró a dichos mercados
como principales sitios de contagio para los ciudadanos.
“Identificamos que los problemas se estaban dando en las zonas de
contagio más concentradas, que eran los mercados. Dijimos: vamos
a trabajar directamente con los municipios para revertir la
situación”, (Presidencia de la República del
Perú, 19/05/2020)
En muchos de los mercados se encontró que varios de sus
trabajadores resultaron positivo al COVID-19 en pruebas realizadas y
estuvieron trabajando días antes en dichas condiciones mientras
mantuvieron contacto y poca distancia física con otras personas.
Los ciudadanos al frecuentar estos mercados como compradores se
convierten en parte de estas aglomeraciones al desplazarse dentro del
amontonamiento caótico y desordenado y se exponen al contagio.
• Bancos.
Como parte del grupo de medidas tomadas para ayudar a la
población que hubiese perdido su empleo a causa de las
restricciones establecidas durante el estado de emergencia, el gobierno
creó un paquete de ayuda económica dirigido a 6,8
millones de hogares vulnerables. El paquete incluye el pago de bonos
monetarios a un miembro de cada uno de estos hogares. (Decreto de
Urgencia 053-2020, 2020)
Aunque el ejecutivo implementó formas virtuales para el cobro de
dichos bonos, solo un poco más de un tercio aproximadamente de
la PEA (Población Económicamente Activa) en el
Perú, 42 %, cuenta con acceso a servicios financieros (Tabla 1)
(Encuesta Nacional de Hogares, 2017).
Tabla 1. Inclusión financiera de la PEA en el Perú. Porcentaje
Fuente: Encuesta Nacional de Hogares, 2017
Muchos de los beneficiarios de estos bonos tienen entonces que
dirigirse presencialmente a alguna oficina bancaria a cobrarlos y
someterse también a los horarios reducidos de atención y
los cierres totales los fines de semana y feriado, hacer largas colas y
formar parte de las aglomeraciones que, una vez más, constituyen
fuente de contagio.
• Aglomeraciones en el trasporte público.
Los ciudadanos que tuvieron que salir a trabajar, comprar en los
mercados o realizar trámites en las oficinas bancarias
necesitaron movilizarse en transporte público, buses, metro,
taxis y otros.
En las estaciones se aglomeran gran cantidad de ciudadanos y hacen
largas colas. Igual sucede dentro de los vagones y buses durante el
desplazamiento a sus destinos. Algunas de estas personas fueron
identificadas positivos al COVID-19 quienes al no mantener la distancia
física mínima establecida se convirtieron en fuente de
contagio.
• Viviendas con familias numerosas.
Un número considerable de hogares en zonas
socioeconómicas pobres en el Perú residen en viviendas
hacinadas. En ellas viven 5 personas o más sin habitaciones
individuales para dormir, en algunos casos duermen 3 o 4 en un mismo
espacio cerrado y donde no existe una higiene y seguridad
satisfactorias.
Algunos de estos miembros de la familia salen diariamente a trabajar en
oficios informales, o asisten a los bancos a cobrar los bonos de ayuda
económica o se desplazan en transporte público para tales
fines, y regresan luego a sus hogares hacinados aumentando la
posibilidad de contagiar a sus familiares si fueron infectados antes.
• Costumbres.
Perú es un país con una gastronomía tan rica como
variada, siendo uno de los sitios más biodiversos del planeta y
con una agricultura basta y grande. El ciudadano peruano está
acostumbrado a ingerir productos alimentarios frescos, del día
si es posible, sobre todo los alimentos que provienen de la tierra,
como frutas y verduras, por lo que muchas personas acostumbran a salir
con frecuencia a los mercados locales que a veces también son
informales, para comprar alimentos de calidad y bajo precio,
exponiéndose a aglomeraciones y contagio.
Muchos ciudadanos, demuestran civismo y responsabilidad ciudadana y
cumplen las regulaciones establecidas por el gobierno peruano para el
estado de emergencia, algunos reducen las salidas y la
exposición al contagio al mínimo imprescindible, sin
embargo, otros no. El individualismo, egoísmo y la ignorancia
selectiva sobre lo que sucede alrededor provoca mucho daño. Esto
no solo afecta al Perú sino a todo el mundo. Los problemas de
fondo que ha descubierto la pandemia no son nuevos y han quedado
expuestos de forma brutal y dolorosa.
En la mayoría de los casos estos ciudadanos forman parte de la
cadena de personas en las que se puede encontrar un miembro que
participa de forma activa o pasiva de la educación en
algún nivel. Haberse expuesto al contagio y regresar a las aulas
para continuar con el proceso educativo tradicional, presencial,
sincrónico y cerrado se vuelve una fuente de contagio muy grande.
Mirando al futuro de corto y mediano plazo es entendible entonces que
las personas deben cambiar ciertos comportamientos en la sociedad, y en
ellos está la actitud hacia la educación. En este aspecto
urge por lo tanto buscar y defender el uso de formas de
enseñanza diferente a las tradicionales para mantener a la
ciudadanía educada y protegida sanitariamente. La
teleeducación se muestra entonces como una alternativa eficaz y
de calidad para llenar este vacío.
Sin embargo, la teleeducación no es ajena a dificultades y
barreras. Es justo también indicar que los esfuerzos para lograr
eficiencia y eficacia en su ejecución implican que los actores
del proceso educativo cumplan ciertos requisitos. Entre ellos se pueden
mencionar los más comunes a los que debe prestarse
atención primaria:
Después
de viajar a través de este análisis se puede llegar a la
conclusión de que recurrir a modalidades de educación que
proporcionen flexibilidad con la ubicación geográfica del
alumno y el profesor bajo la que pueden estar en espacios diferentes y
distantes entre sí y de la casa de estudios a que pertenecen,
así como facilitar a los demás actores del proceso
educativo que no compartan el mismo ambiente físico se vuelve
prioridad y estratégicamente imprescindible.
De igual forma, aportar conveniencia con la disponibilidad horaria para
la ejecución de las actividades de enseñanza-aprendizaje
facilita la autonomía de agenda del alumno y el profesor en la
gestión de su proceso educativo.
Mejorar la infraestructura de las instalaciones y capacitación
de los docentes en Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones para los recursos digitales se vuelve imprescindible.
En momentos de pandemia y crisis sanitaria mundial COVID-19, la
teleeducación constituye un medio válido y confiable para
la educación como alternativa para generar oportunidades y
resultados de igual calidad, extender y mantener los servicios
educativos, garantizar la calidad del proceso de
enseñanza-aprendizaje y continuar con la formación y el
desarrollo de individuos que aporten al bienestar y la prosperidad, en
la vida cotidiana de los ciudadanos y así continuar con el
objetivo fundamental: el desarrollo integral de la persona en la
sociedad.