RESUMEN:
Palabras clave: Redacción, investigación, artes escénicas, cultura académica
ABSTRACT:
Starting academic life represents a problem to new
comers into higher education. This
situation is aggravated in the case of students in art-related majors, as
there is a pre-conception that these disciplines are oriented towards the
development of artistic skills only.
However, university life also implies the development of other skills
related to academic life. Considering these difficulties, we present in this
text some perspectives about the teaching of essay writing and research at
university level. We propose that the
content of the student’s major field of studies courses should be articulated
with the research practice by means of writings that evidence the
textualization of the artistic practice, knowledge that is valuable in the
specialization.
Key words: Essay writing, research,
performing arts, academic culture
INTRODUCCIÓN
Sobre este
aspecto, resulta útil el acercamiento a la investigación en artes que propone
Frayling (1997). El autor identifica tres tipos de investigación en relación
con las artes. Uno de ellos se denomina investigación para las artes, la cual
genera insumos para el trabajo artístico, por ejemplo, las indagaciones “que
buscan generar tecnologías para el trabajo artístico” (Contreras, 2017). El
siguiente tipo de investigación en artes es aquella que se realiza a través de
las artes, que se diferencia de la anterior en tanto produce nuevo conocimiento
en base a la creación, como una nueva técnica actoral, por ejemplo. La tercera
es la investigación dentro las artes, en la que se trabaja con preguntas
establecidas, hipótesis y con herramientas de análisis que pueden provenir de
otros campos del conocimiento, como la semiótica, los estudios culturales, etc.
En una investigación de este tipo, la práctica artística es el objeto de
estudio.
Por su parte,
Borgdoff en el texto “El debate sobre la investigación en artes” propone,
también, tres categorías para distinguir los tipos de investigación: la primera
es la investigación en las artes2, aquella en la que no existe
separación entre sujeto y objeto, entre el investigador y la práctica
artística. Esta es el componente principal no solo del proceso de
investigación, sino de los resultados que se generan. La segunda categoría es
la de la investigación para las artes, que es aplicada y en la que, de modo
similar a la que propone Frayling, el arte es el objetivo, pues aporta
instrumentos que se usarán en propuestas escénicas. La tercera modalidad de
investigación es sobre las artes, en la que, desde una distancia teórica, se
extraen conclusiones válidas sobre una práctica artística. Sobre este tipo de
investigaciones, sostiene Borgdorff: “es común en las disciplinas académicas de
humanidades que se han ido estableciendo, incluida la musicología, la historia
del arte, los estudios teatrales, los estudios de los medios de información y
los de literatura” (2005: 9). Esta última, quizá, es la que está más ligada a
lo tradicionalmente conocido como “académico”, al “investigador tradicional”.
Sin embargo, en el marco de la reglamentación de la nueva Ley Universitaria,
los estudiantes de los espacios académicos que ofrecen bachillerato y
licenciatura deben graduarse con trabajos de investigación que validen sus
habilidades como investigadores.
En ese
sentido, como docentes de redacción e investigación académica, ¿cómo afrontamos
esta situación? ¿Estamos preparados para complementar la formación como
investigadores de los artistas escénicos? En este texto, planteamos una posible
alternativa frente a esta problemática, a partir de nuestra experiencia como
parte del equipo de la Dirección de Investigación de la Escuela Nacional de
Arte Dramático (ENSAD), institución que implementó durante el 2016 - 2017 un
programa de investigación orientado a mejorar las capacidades de redacción en
el ámbito académico de sus estudiantes.
Sobre el modelo de investigación en artes
escénicas
La
investigación en artes escénicas puede ser diversa, y no solo implica lo
práctico, en tanto existe una mirada desde el cuerpo y la creación, sino
también procesos teóricos orientados a concretar las búsquedas que orientan la
creación escénica. Para el desarrollo de la investigación artística, resulta
fundamental hacer comprensible el conocimiento sensible producido mediante la
exploración artística, con la finalidad de que sea valorado por la comunidad
académica.
De acuerdo
con Pérez Royo, existen dos modelos previos, tradicionales, de investigación en
artes escénicas. Uno de ellos es el modelo educativo, según el cual “la
formación artística se comprendía como un proceso de transformación y
crecimiento espiritual global y espiritual del alumno basada en un énfasis
igual en el cultivo de las dimensiones físicas, emocionales y sociales de la
personalidad” (2010). Este tipo de formación estaría orientado no a que el
estudiante “aprenda” ciertas técnicas o teorías, sino a que su personalidad se
forme de tal modo que pueda producir artísticamente. Es decir, estaba más
orientado al desarrollo de una sensibilidad particular, casi esencialista,
sobre el arte: formar actores “sensibles” que generen experiencias estéticas.
El otro modelo es el profesional, que “consiste en producir actores y
bailarines profesionales de gran capacidad” (2010). En este, se valora el
resultado, ya que el egresado de los centros de formación artística que se
ciñen a este modelo debe crear propuestas escénicas o ser parte una propuesta
escénica con nivel suficiente para expuesta ante un público. Estos egresados,
deberían, idealmente, ser virtuosos en su campo: bailarines o actores
profesionales.
Pérez Royo
afirma que no basta con articular estos dos modelos educativos, sino que es
necesario implementar una “transformación cualitativa definida por una
orientación hacia la investigación, un énfasis en la producción de conocimiento
y en la integración de la teoría y la práctica” (2010, p. 126). En el marco de
esta problemática, en nuestra ciudad, durante los años 2016 y 2017, la Escuela
Nacional Superior de Arte Dramático, con la finalidad de brindar a su comunidad
académica implementó un programa de investigación que buscó, en primera instancia,
brindar a los docentes las herramientas de investigación que les permitan
academizar su trabajo y, en segunda instancia, introducir, mediante talleres, a
los estudiantes a la práctica investigativa. En este texto, expondremos algunas
de las ideas principales que guiaron dicha experiencia.
Un primer
momento del programa de investigación estuvo enfocado en el cuerpo docente,
pues no todos contaban con las herramientas propias del ámbito académico, sino
que su formación, y la que brindaban a los estudiantes, estaba fundamentada en
la práctica; es decir, en la enseñanza de técnicas vocales, actorales y de
diseño escenográfico para que los egresados, de acuerdo al segundo modelo
profesional que refiere Pérez Royo, tengan capacidades suficientes para ser parte
de puestas en escena profesionales. El estatus universitario de la ENSAD
determinaba que la práctica artística debía ser posible sistematizarse en un
documento escrito. Dicho de otro modo, tanto docentes como estudiantes deberían
escribir acerca de su propia práctica artística. En ese sentido, los
profesionales de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático debían ser
capaces de convertir sus experiencias creativas en conocimiento posible de ser
difundido en el ámbito académico.
Los
estudiantes, tanto de actuación como de diseño escenográfico3,
mostraban algunas dificultades que les impedían desarrollar con solvencia la
comprensión y producción de textos, ya que su formación estaba principalmente
orientada al desarrollo de sus capacidades de creación. Como consecuencia de
esto, al llegar al último año, tenían dificultades para escribir su tesis de
grado, es decir, cuando tenían que escribir sobre su propia práctica artística.
Debíamos aspirar a un modelo que articule lo práctico con la escritura académica.
Para esto,
fue necesario contar con especialistas que acompañen este nivel de tareas
académicas, pues la comunidad de la ENSAD no estaba familiarizada completamente
con estas prácticas. El cuerpo docente del programa estuvo conformado por
profesores y asistentes de docencia, en ambos casos, con formación en humanidades
y con experiencia no solo en el dictado de cursos de este tipo, sino en
investigación académica, es decir, contaban con tesis de licenciatura,
artículos académicos publicados, etc. Este grupo de profesores tuvo que adecuar
sus conocimientos, pues debían ayudar a los estudiantes a que organizaran la
información sobre su práctica escénica, sobre la que luego escribirían. Por
otro lado, la alianza con los docentes de las especialidades fue clave, ya que
ellos son los portadores del saber específico de las disciplinas artísticas.
Así, ellos orientaban a los estudiantes en lo respectivo a su curso en
específico, mientras que el docente del taller de investigación guiaba la
escritura sobre la práctica artística.
La inserción de los estudiantes en la cultura
académica
La dirección
general de la ENSAD4, con el objetivo de ofrecer a sus estudiantes
una formación de calidad, solicitó a la dirección de investigaciones a cargo
del profesor Percy Encinas, el diseño e implementación de la segunda etapa de
del Programa de Inserción Académica (PINAC) que afronte la situación dada con
los objetivos que conlleven a la excelencia académica de sus egresados. De
acuerdo con Encinas (2016), en el programa concebimos a la cultura académica
como:
El conjunto
de prácticas, valores, hábitos y modos de relacionarse en una comunidad
profesional específica, según el campo de estudios. Esta cultura puede variar
en distinta medida según la institución, el país o la época, pero por lo
general comparte las principales características entre los parámetros de su
campo. Por ejemplo, puede haber más diferencias entre la cultura académica de
los veterinarios y los estudiantes de Literatura dentro de una misma
universidad, en un país en el mismo año que entre la comunidad de Literatura de
un país sudamericano y uno europeo, incluso en dos décadas distintas”.
En ese
sentido, se buscó introducir a los estudiantes en las prácticas académicas
propias del campo, a saber, la lectura y la escritura y los mecanismos para
optimizar ambas dinámicas. Estas son clave para el desempeño óptimo al interior
de la comunidad universitaria. Además, están configuradas por normas generales
y también específicas de su propio campo. Entre las normas generales que todo
universitario debe manejar están las ortográficas o de normativa general, que
usualmente son enseñadas durante los primeros ciclos universitarios al interior
de cursos como lenguaje o redacción. Sin embargo, el PINAC no estuvo pensado como
un taller de redacción o un curso que nivele el manejo del lenguaje de los
estudiantes, sino que se buscó instalar “una relación directa y estrecha entre
las prácticas letradas (lectura y escritura) que desea desarrollar en los
estudiantes y los contenidos propios de su especialidad” (Encinas, 2016). Para
este fin, se trabajó en torno a la articulación de los contenidos de los cursos
de carrera, de modo que los estudiantes redactaran sobre su propia práctica.
Emplear los
contenidos de los cursos hizo posible la motivación de los estudiantes, ya que
se hallaban frente a problemas reales de su campo de estudio. Así, por ejemplo,
los estudiantes de actuación 1 debían redactar sobre la aplicación de
determinada técnica actoral para la construcción de un personaje. Esto los
obligaba a reflexionar sobre su propia práctica artística y a evidenciar en el
discurso escrito su proceso de creación. El nexo entre la práctica académica y
el contenido de los cursos de especialidad fue clave.
El PINAC tuvo
dos modalidades: el taller TICA (Taller de Introducción a la Cultura
Académica), dirigido a estudiantes de los primeros ciclos (1er, 2do,
3er) y TACIA (Taller de Comunicación e Investigación Académica,
dirigido a quienes estaban en un estadio intermedio de su formación (5to
y 7mo). Posteriormente, frente a la necesidad de asesorar a los
alumnos que estaban por egresar que ya estaban redactando sus tesis, se
implementaron asesorías académicas, bajo la modalidad de acompañamiento de un
docente especialista en redacción académica que participaba en las clases de
investigación actoral, así, este profesor conocía de cerca las investigaciones
y las observaciones de los profesores especialistas que asesoraban los trabajos
de grado.
En el taller
TICA, se buscó que los estudiantes valoren la actividad del investigador como
razón fundamental de su formación y que identifique temas posibles de ser
objetos de investigación. Para lograr esto, se incluyeron algunos temas sobre
las características del texto académico, el registro, estrategias lectoras y
estrategias de redacción para que puedan describir y explicar. Las tareas
académicas que se encomendaban en este taller tenían relación con sus cursos de
especialidad. En el taller TACIA se buscó que el estudiante formule un problema
de investigación pertinente y posible de ser desarrollado a lo largo de su
formación universitaria, ya que en la ENSAD es usual que los estudiantes, a
partir de 7mo ciclo definan su tema de trabajo para graduarse. Eso debía ser
redactado bajo la forma de un proyecto de investigación pertinente
académicamente. Las asesorías académicas fueron sesiones en el profesor del
PINAC comentaba, principalmente, la organización del trabajo y orientaba la
redacción.
Esta
experiencia demostró que, para una inserción en la cultura académica exitosa de
estudiantes que no están familiarizados con este tipo de prácticas y, más aun,
en carreras relacionadas con lo artístico, que son concebidas como espacios de
formación de artistas con habilidades propias de su disciplina y no necesariamente
de investigación o de redacción académica, resulta pertinente la articulación
de las prácticas letradas con los temas de los cursos de especialidad, de modo
que el estudiante se sienta motivado y que pueda, desde el inicio de su vida
universitaria, constatar que la textualización de aquello que él hace sobre el
escenario es conocimiento valioso, necesario de ser difundido.
Notas:
(1) En
Lima, existen diversos espacios académicos que brindan formación en Artes
Escénicas a nivel superior: La Facultad de Artes Escénicas de la Universidad
Católica del Perú, la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático, la Facultad
de Ciencias Humanas de la Universidad Científica del Sur y la Universidad
Nacional de Música. Podríamos incluir a la Escuela Nacional del Folklore.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS