Formación de ciudadanía y diálogo intercultural en el Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe

Training for citizenship and intercultural dialogue in the National Cross-Cultural Bilingual Education Plan

DOI: https://doi.org/10.36955/RIULCB.2019v6n2.007
Esta obra está bajo licencia internacional Creative Commons Reconocimiento 4.0
Recibido: 17/09/2019 Revisado: 22/11/2019 Aceptado: 19/02/2020 Publicado: 18/06/2020

RESUMEN

Este trabajo indaga sobre el documento principal del Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe (PNEIB) al 2021 en el Perú. Esa propuesta educativa pone de relieve la revaloración de las lenguas originarias, la formación de ciudadanía y el diálogo intercultural entre los diversos actores sociales vinculados al proyecto. Entonces, esta investigación estudia cada uno de los tres ejes anteriores para dar cuenta de su eficaz implementación a partir del análisis discursivo del programa. Para ello, se emplea la propuesta de la interculturalidad crítica, el enfoque de las capacidades y la perspectiva del desarrollo del capital humano. Entonces, se analiza si el proyecto formulado por el PNEIB solo se sostiene a nivel discursivo o tiene un correlato efectivo en la implementación de esta política educativa.

Palabras clave: Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe, interculturalidad, lenguas originarias, ciudadanía, diálogo intercultural.

 

ABSTRACT

This work looks into the main document of the National Cross-Cultural Bilingual Education Plan (PNEIB in Spanish) 2021 in Peru.  This educational proposal highlights the revaluation of native languages, citizenship training and cross-cultural dialogue among the various social agents linked to the project.  Thus, this research studies each of the above three issues to account for their effective implementation based on the discourse analysis of the program.  For this purpose, the critical inter-culturality proposal, the abilities approach and the human capital development perspective are used.  We then analyze if the project formulated by the PNEIB is viable only at discourse level or has an effective correlation in the implementation of this education policy.

Key words: National Intercultural Bilingual Education Plan, inter-culturality, native languages, citizenship, cross-cultural dialogue.

 

INTRODUCCIÓN

El Ministerio de Cultura del Perú reconoce la existencia de 55 pueblos indígenas que utilizan 47 lenguas originarias dentro del territorio nacional. Este panorama ha generado, desde hace algunas décadas, un interés constante del Estado sobre la situación cultural de la nación y sus implicancias en el ámbito educativo. La heterogeneidad cultural del país ha supuesto una complejidad de base para la implementación de las políticas educativas estatales. Sin embargo, si bien la preocupación gubernamental en torno a este eje ha sido exhibida, solo se ha producido a nivel discursivo, pues únicamente se han implementado planes con muchas falencias y que no incorporan real, correcta y oportunamente a las culturas indígenas. A pesar de ello, en los últimos años, se han generado cambios y se ha intentado insertar el enfoque intercultural a las propuestas educativas.

Es ante este escenario que la selección de la política educativa a desarrollar y analizar en el presente trabajo será el Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe al 2021 (PLANEIB). Este plan es una herramienta de gestión elaborada y construida en un proceso que comprendió de cuatro fases, entre las cuales se halla la convocatoria y consulta previa entre el año 2015 y 2016 a especialistas y expertos académicos de ONG’s peruanas e internacionales, líderes de comunidades indígenas andinas y amazónicas, maestros y maestras bilingües. También, se han aplicado talleres macroregionales para discutir la situación y diagnóstico situacional de la EIB. Asimismo, incluyó una consulta técnica con la participación de la Comisión Nacional de Educación Intercultural y Bilingüe (CONEIB) que permitiera el armado de una matriz de planeamiento. Finalmente, se implementó la articulación de la revisión del diagnóstico con la planificación de estrategias y actividades del PLANEIB con proyección a que se le dé cumplimiento con metas específicas al 2021.

El Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe al 2021 tiene entre sus referentes normativos la Declaración de las Naciones Unidas (2007) y la Constitución Política del Perú (1993) respecto de los derechos de los pueblos indígenas. A partir de estos, se construyen las acciones, soportes y objetivos referidos al derecho a una educación de acuerdo con la cultura de origen, lengua materna y herencia cultural.

Los alcances de este plan contemplan cuatro ejes para su implementación, que incluyen el acceso, permanencia y culminación del EIB, la aplicación del currículo y propuesta pedagógica EIB (con materiales educativos pertinentes a los estudiantes), la formación docente y la gestión descentralizada-participativa que atiendan a las demandas educativas en EIB.

 

Justificación y relevancia del problema

El plan nacional de EIB sirve como sustento a la política general educativa de la nación. La EIB se enfoca en el desarrollo educativo de las poblaciones originarias y que habitan en territorios alejados de la urbe capitalina. Asimismo, se interesa por los grupos de individuos que tengan como lengua materna a un dialecto indígena, pero que se desenvuelven en ámbitos urbanos. En otros términos, esta propuesta busca velar por la atención de los aprendizajes de un sector importante de la población nacional y que, tradicionalmente, ha sido relegada de este derecho fundamental. Por tanto, revisar y analizar críticamente este planteamiento servirá para conocer los avances en la inclusión equitativa de las culturas indígenas en la construcción de un proyecto nacional. Además, posibilitará generar un mayor conocimiento y aporte sobre los límites de esta postura y mejorarla para que se convierta en un mecanismo importante de formación de ciudadanía. Asimismo, permitirá focalizar la atención para canalizar el empoderamiento social de estas poblaciones vulnerables.

El desarrollo de este trabajo está enmarcado en tres preguntas a través de las cuales se orienta en análisis crítico de la política educativa seleccionada. Así, esta elaboración ha sido construida bajo el enfoque de capital humano, el enfoque de capacidades y el enfoque intercultural, las cuales problematizan los alcances de la EIB según las siguientes interrogantes: ¿En qué medida el PNEIB permite la revaloración de las lenguas originarias? ¿El PNEIB promueve la formación de ciudadanía y la agencia en las comunidades indígenas? ¿El PNEIB promueve un diálogo intercultural eficaz?

 

Revaloración de las lenguas originarias

El análisis que realiza Catherine Walsh de la interculturalidad ha formulado tres instancias o modos en que se presenta en el entorno latinoamericano. En primer lugar, propone la existencia de una interculturalidad relacional que solo se enfoca en el mero contacto cultural; es decir, en un vínculo casi ascético, ya que no toma en cuenta los contextos de la interacción cultural. En otros términos, “hace referencia de forma más básica y general al contacto e intercambio entre culturas” (Walsh, 2009). En segundo lugar, aparece la interculturalidad funcional. Esta se refiere a la diversidad cultural, pero sin cuestionar las asimetrías, desigualdades e inequidades. En otras palabras, tiene su sustento “… en el reconocimiento de la diversidad y diferencias culturales, con metas a la inclusión de esta al interior de la estructura social establecida” (Walsh, 2009). Esta perspectiva sirve como herramienta para la inclusión de una cultura marginada en la matriz dominante. Al no denunciar la falta de equidad, avala una apropiación cultural de la metrópoli sobre las comunidades originarias. En tercer lugar, se presenta la interculturalidad crítica que sí pone en relieve la matriz de poder-étnico-racial. Entonces, se considera que “… reconocimiento de que la diferencia se construye dentro de una estructura y matriz colonial de poder radicalizado y jerarquizado” (Walsh, 2009). Esta postura crítica pone énfasis en el señalamiento de las causas de la dominación; por tanto, estas deben ser mencionadas y se debe evidenciar cómo los procesos están más allá de los discursos. A pesar de nacer y responder al contexto particular de Ecuador, para los fines del análisis, tomaremos como referentes a los dos últimos aspectos de los planteamientos de Walsh para luego de exponer los planes de la EIB.

En los planteamientos generales de la EIB, se señala que esta “busca garantizar el derecho que tiene toda persona a una educación de acuerdo a su cultura y en su lengua materna cuando esta es una lengua originaria, pero también el derecho de los estudiantes de pueblos originarios y/o indígenas a revitalizar su lengua de herencia… asegurándoles a su vez el acceso a otros escenarios socioculturales, al aprendizaje del castellano como lengua para la comunicación nacional, y al de una lengua extranjera para la comunicación en contextos más amplios” (PNEIB, 2016). Estos lineamientos hacen hincapié en la pericia y del aprendizaje del español como mecanismo para vincularse con una cultura ajena a lo indígena. Si bien se menciona el derecho a la enseñanza en alguna lengua aborigen, la revitalización lingüística se supedita a la asimilación del castellano y de una tercera lengua.

La política propuesta por el PNEIB pretende revalorar las lenguas originarias. Por ello, incluye y fomenta su uso dentro de la escuela a partir de las particularidades de cada comunidad. Sin embargo, otorga predominio “al aprendizaje del castellano como lengua para la comunicación nacional, y al de una lengua extranjera para la comunicación en contextos más amplios” (PNEIB, 2016). En este sentido, usar una lengua indígena solo es funcional para el desarrollo de capacidades y para que los miembros de las comunidades indígenas “accedan a otros códigos culturales de uso nacional e internacional” (PNEIB 2016: 10). Por tanto, es posible inferir que la EIB “tiene aún un marcado sesgo lingüístico” (Tubino, 2015) y no fomenta la inclusión del aprendizaje de otros horizontes culturales distintos a lo occidental hegemónico. Este planteamiento solo se orienta a un solo componente cultural, la lengua, y obvia a otros elementos.

Por otro lado, el PNEIB solo responde a una interculturalidad funcional, ya que sirve como mecanismo para la inclusión de las comunidades originarias en la matriz occidental a través del discurso de la posibilidad de inserción en el mercado laboral. Este busca producir réditos económicos que no solo beneficien a los individuos, sino que, también genere repercusiones en las cuentas nacionales. Desde el enfoque del desarrollo del capital humano, se menciona:

Investment in education has risen at a rapid rate and by itself may well account for a substantial part of the otherwise unexplained rise in earnings. I shall do no more than summarize some preliminary results about the total costs of education including foregone by students, the apparent relation of these costs to consumer income and to alternative investments, the rise of stock of education in the labor force, returns to education, and the contribution that the increase in the stock of education may have made to earnings and to national income(Schultz, 1961).

Esta postura sostiene que la educación puede ser una herramienta eficaz de desarrollo, aunque se valora, únicamente, la producción monetaria y que sea una forma de reinversión. Según Schultz y sus seguidores, el sistema educativo es el factor que puede combatir las desigualdades, porque incrementa la capacidad productiva y contribuye al incremento de los ingresos.

Según la teoría del capital humano, se ofertaría igualdad de oportunidades y movilidad social gracias a que la inserción en el sistema educativo permite desarrollar habilidades y destrezas y, a través de la meritocracia, las personas podrían obtener un empleo de alta remuneración. Sin embargo, este planteamiento no considera que los individuos parten de situaciones y condiciones diferentes, lo que imposibilita un desarrollo eficiente. Por tanto, el PNEIB y su idea de interculturalidad se sustentan en una perspectiva funcional para el desarrollo del capital humano, puesto que al no cuestionar las inequidades socioeconómicas que padecen los pueblos indígenas, solo buscan generar beneficios a las cuentas macroeconómicas del país. No tomar en cuenta los horizontes culturales relegados y pretender tener pericia solo en el uso del castellano produce sujetos que no tienen la agencia necesaria para revitalizar y empoderar su cultura de origen.

En síntesis, el PNEIB no promueve la revaloración de las lenguas originarias, dado que responde, únicamente, a la interculturalidad funcional, sirve solo al desarrollo del capital humano como retorno económico y no implementa la interculturalidad crítica para cuestionar las asimetrías. Entonces, “el discurso sobre la interculturalidad y la educación bilingüe que se imparte desde el Estado. Es un discurso culturalista acrítico sin contenido político y socioeconómico” (Tubino, 2015). Desde el Estado y la política educativa analizada, se presupone al lenguaje dominante, el español, como la lengua oficial y de las mayorías, lo que implica la asimilación de minorías locales a lo mayoritario y hegemónico. Por tanto, es posible argumentar que el EIB no fomenta la valoración positiva de las lenguas indígenas, pues su uso educativo es solo mecánico y serviría solo dentro de las aulas. Su utilización permanece aislada dentro de las comunidades y las horas de clase impartidas en ellas. En otros términos, “hay firmes evidencias que los lenguajes no pueden sobrevivir por mucho tiempo en el mundo moderno a no ser que sean usados en la vida pública, de esta manera, las decisiones gubernamentales...son decisiones acerca de qué lenguas prosperarán y cuáles se extinguirán” (Kymlicka, 2001). La utilización marginal de las lenguas aborígenes también se vincula por su nula o poca valoración social, puesto que no se ha creado formas de prestigiarlas eficazmente. Es decir, “El uso del lenguaje no puede asumirse como algo meramente técnico, en el sentido de algo objetivo y racional que simplemente es, sino que siempre está atravesado por el prestigio, el estatus y la valoración” (Zavala,2007).

Formación de ciudadanía

El enfoque del desarrollo de las capacidades propuesto por Amartya Sen realiza una crítica a la perspectiva del desarrollo del capital humano que iguala el desarrollo con la riqueza económica. El enfoque de las capacidades niega que desarrollarse solo implica el aumento de ingresos monetarios y que el fin no es este. El incremento de réditos solo es un medio para un fin mayor que es la libertad de los individuos. En otras palabras, “the capability approach gives central place to individual values, through focusing on the capability to be and do what is valuable to that person(Vaugham, 2016). Sin embargo, esta libertad se encuentra limitada por algunos factores de conversión como la pobreza o la desigualdad; por lo que se puede argüir que el individuo construirá su libertad por medio de negociaciones con factores externos a él.

Desde la política educativa estudiada, se propone “Garantizar aprendizajes pertinentes y de calidad a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, personas adultas y personas adultas mayores de todo el Perú, pertenecientes a los pueblos indígenas u originarios que contribuyan a la formación de ciudadanos y ciudadanas protagonistas y en la construcción de un proyecto colectivo de sociedad…” (PNEIB, 2016). Se intenta asegurar la calidad educativa de todas las comunidades y grupos etarios del país. Sin embargo, este proyecto excede la capacidad del mismo MINEDU, pues pretende educar incluso fuera de las aulas; por ejemplo, se menciona la educación de adultos mayores que no forman parte del sistema educativo y de escolarización. Asimismo, fomenta el protagonismo ciudadano, pero sin definir la ciudadanía que se desea conseguir.

Si bien, a nivel discursivo, el EIB impulsa la formación de ciudadanos y, por ende, el desarrollo de sus libertades y capacidades, aún se fomenta solo la libertad económica. Esta última se entiende como el simple aumento de recursos económicos, ya que el enfoque del PNEIB no cuestiona los factores de conversión presentes en las poblaciones indígenas como la desigualdad social. La presunta difusión y mejoramiento de las capacidades solo es instrumental a una economía que busca rentabilidad, puesto que la ciudadanía requiere de agencia y la libertad para desarrollarla. Sin embargo, no se toma en consideración los factores externos al individuo para la formación de su agencia y, por ende, el aumento de su protagonismo ciudadano. En el EIB, aún se pondera, únicamente, la libertad como capacidad para la inversión económica y no se incluyen otros aspectos relevantes para la construcción efectiva de ciudadanía como el prestigio social de las lenguas originarias.

El PNEIB tiene como finalidad contribuir a la formación y construcción de ciudadanos y ciudadanas de los pueblos indígenas a los que va dirigido el programa. Para comprender y analizar los mecanismos que promueve para ello, es necesario revisar la interculturalidad vista desde la perspectiva del Estado, en contraste con los discursos emitidos desde los movimientos indígenas y pueblos originarios. Ese es un punto de discusión que hace falta analizar, ya que se parten de supuestos diferentes. “En este contexto se entiende como la revalorización y el fortalecimiento de las identidades étnicas... implica la defensa de los territorios ancestrales y la educación bilingüe…” (Tubino: 2015), con lo cual se hace referencia a un tipo de interculturalidad que se refuerza con el derecho al territorio y a la identidad política desde lo que conforma lo étnico. Ello es contrastado con el discurso “oficial” que no define claramente los límites que lo enmarcan. La construcción de la ciudadanía involucra, desde diferentes niveles de participación social, el ejercicio de los derechos básicos de los pueblos. A partir de la realidad asimétrica que se vive en el país, hace falta un modelo renovado de ciudadanía que incorpore y proyecte diversos horizontes culturales, donde lo intercultural deje de ser solo un discurso teórico. Entonces, “ser ciudadano intercultural es ejercer el derecho a construirse una identidad cultural propia y no limitarse a reproducir en uno mismo ni la identidad heredada ni la identidad que la sociedad mayor nos fuerza a adoptar por todos los medios” (Tubino, 2015).

En resumen, el PNEIB no promueve eficazmente la formación de ciudadanía y la capacidad de agencia de las comunidades originarias. Por un lado, no define lo que es ciudadanía y menos aún la ciudadanía que se espera crear dentro de un proyecto de nación que emana del Estado. Consolidar la formación ciudadana es indispensable para que los sectores marginados consigan agencia necesaria para su desarrollo. Ciudadanía y agencia son indesligables. Por otro lado, “la capacidad de agencia es una propiedad combinada, por eso supone no solo el crecimiento de impulsos internos sino también de condicionamientos externos sin los cuales no es posible la ciudadanía como praxis del desarrollo” (Tubino, 2015). Es decir, se requiere que el EIB incida en el análisis y mejora de las condiciones que posibilitan el desarrollo educativo. Por tanto, una eficaz implementación de la política intercultural bilingüe supone crear un entorno adecuado para su progreso. El PNEIB se desarrolla casi exclusivamente a nivel declarativo, pues únicamente, hace énfasis en un solo aspecto de su propuesta. Si bien el incremento y avances en el acceso son importantes e innegables, solamente se postula la producción de un plan curricular adecuado a los contextos de cada población, la mejora de las condiciones laborales de los maestros que son parte del proyecto, la potenciación de la gestión descentralizada y el incremento de la participación social. Estos elementos son mencionados, pero no son conceptualizados, ni se propone un plan para su ejecución.

Diálogo intercultural

El diálogo intercultural es una postura que fomenta la interacción, intercambio, conocimiento y comprensión entre diversas culturas. Para consolidar esta perspectiva, no deberá imponerse condiciones al diálogo, sino que su desarrollo debe construirse en constante interrelación horizontal entre los diferentes mundos y entornos culturales. Además, se tendrá en cuenta las condiciones en las que se realizará el diálogo como elemento fundamental del mismo. También, “Se trata de un proceso histórico – con sus cursos y sus recursos – que involucra la creación progresiva de nuevos estilos de convivencia, más flexibles y permeables; y de nuevas formas de entender y poner en práctica el ejercicio diferenciado de la ciudadanía” (Tubino, 2016). Asimismo, se requiere reconocer las diferencias, tanto en el ámbito privado como público, para evitar la verticalidad de las relaciones y la homogeneización cultural.

En el 2016, la política educativa intercultural bilingüe menciona que “es fundamental diseñar e implementar el Modelo de Servicio EIB... En relación con ello, es necesario mejorar el desarrollo de programas especializados de enseñanza del castellano como segunda lengua (para la forma de atención respectiva), el tratamiento del enfoque intercultural y el diálogo de saberes que permita articular los conocimientos” (PNEIB, 2016). Se establece la implementación de la interculturalidad y la necesidad de diálogo. Por un lado, como se mencionó, la perspectiva intercultural es un intento fallido de valoración positiva de las lenguas y conocimientos indígenas. Por otro lado, el reconocimiento de los saberes de los pueblos originarios no tiene una formulación específica para su ejecución y la valía de la ciencia aún permanece por encima del conocimiento indígena; es decir, todavía se mantiene relegado del prestigio social.

Respecto a los modelos de intervención del PNEIB, se mencionan tres formas de acción. En primer lugar, aparece la EIB de fortalecimiento lingüístico que está “dirigida a atender de manera pertinente a estudiantes de pueblos originarios y/o indígenas que tienen la lengua originaria como lengua materna y que deben aprender el castellano como segunda lengua” (PNEIB, 2016). En segundo lugar, se presenta la EIB de revitalización cultural y lingüística. En tercer lugar, se menciona la EIB en ámbitos urbanos. Para estas dos últimas, la política educativa dice que “Esta forma de atención opera por demanda explícita de la comunidad y la escuela” (PNEIB, 2016). Entonces, se puede entender que se formulan dos mecanismos de atención. Primero, para fortalecer una lengua, el Estado brinda atención educativa en la lengua materna para el aprendizaje del español. Entonces, el fortalecimiento se supeditada al conocimiento de una segunda lengua. La revaloración lingüística se configura como una herramienta para que las comunidades indígenas internalicen una cultura diferente a la suya. Se destaca que este mecanismo es normativo, pues se pondera el ‘deber’ aprender del castellano y no se especifica la forma de fortalecer, efectivamente, las lenguas originarias. Segundo, la revitalización de la lengua y la atención urbana de la EIB no emana del Estado como una política nacional incluyente. Implementar la EIB solo es posible, si alguna comunidad hace un pedido al gobierno. Este modo de tratamiento evidencia el desinterés estatal, ya que la práctica intercultural no es prioritaria al no ser obligatoria en aquellos contextos.

En síntesis, es posible argumentar que la PNEIB no promueve un diálogo intercultural, pues la propuesta del EIB no cuestiona las condiciones de su implementación y deja de lado el peso sociohistórico que enmarcan las relaciones culturales, las que podrían limitar el desarrollo adecuado de las comunidades indígenas y sus lenguas. Asimismo, el supuesto de la interacción de lenguas en equidad no se cumple, ya que las modalidades de atención tienen un carácter excluyente. Respecto al ámbito rural, la EIB se focaliza en su ejecución dentro de la Educación Básica Regular (EBR) y, en particular, en la educación inicial y primaria. Enfocarse en solo dos niveles educativos demuestra la discontinuidad del programa. La posible revaloración cultural y lingüística lograda en esos primeros años de educación se verá mermada debido al recorte de su implementación. Si bien se enfatiza el aprendizaje intercultural en los niños y adolescentes, no se continúa con el plan de revalorización y de producción de prestigio social al excluir la educación secundaria y el sistema universitario. Respecto al ámbito urbano, el PNEIB no ofrece una propuesta de atención educativa con enfoque intercultural. Únicamente, se menciona que la EIB se hará presente por demanda expresa de la comunidad. Es decir, ni la EBR ni la educación universitaria tienen la obligación de incluir esta perspectiva en su sistema de enseñanza.

 

CONCLUSIONES

El PNEIB desarrolla un discurso meramente declarativo de intenciones sobre la interculturalidad y sus implicancias para la revaloración cultural y lingüística de los pueblos originarios del Perú. El discurso del interculturalismo estatal revela un enfoque prescriptivo e incluye una serie de normas y principios que, a pesar de intentar administrar la educación de las comunidades indígenas con esas normativas, no es clara ni especifica en sus directrices para la ejecución. “Se trata de un discurso normativo que debe actuar en la realidad y que se legitima solo si es capaz de producir cambios prácticos…” (Tubino: 2015). Es decir, este proyecto educativo permanece como tal; es decir, una propuesta por realizar, dado que sus planes no tienen repercusión en la realidad y siguen siendo solo enunciaciones que no permiten la agencia de las comunidades marginadas.

Es paradójico que el PNEIB declare su intención de impactar en la educación de los miembros de la nación, al decir que van a “Garantizar aprendizajes pertinentes y de calidad a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, personas adultas y personas adultas mayores de todo el Perú…” (PNEIB, 2016, p. 21), y su propuesta no incluya la educación secundaria y universitaria. Incluso el propio carácter constitutivo de la EIB no le permitirá influir en la educación de adultos mayores, por ejemplo, ya que esta política se funda en la escolarización tradicional, que requiere de ámbito cerrado y jerarquizado por normas y un cuerpo directivo como los profesores o directores de colegios.

En otra instancia, es posible argumentar que la política educativa del PNEIB tiene una perspectiva acrítica de las condiciones que enmarcan su implementación. Tal situación responde a que el propio Gobierno y Estado, junto con sus políticas, no cuestionan el entramado de relaciones sociales, económicas y culturales. Entonces, “el modelo de Estado y democracia que tenemos es excluyente de la institucionalidad indígena y de las normatividades de nuestras culturas originarias” (Tubino, 2015, p. 132). En otros términos, se evade el cuestionamiento del origen de las inequidades y desigualdades. Asimismo, se interpreta el ámbito sociocultural de la nación desde un paradigma monocultural que solo valora la perspectiva dominante, la cual busca la asimilación o la homogeneización cultural de los pueblos indígenas. Por tanto, el horizonte cultural etnocéntrico que se revela en el subtexto de la EIB es el sustento para que sus planes no se consoliden y signifique solo acciones sueltas sin articulación ni relevancia.

Las acciones y actividades propuestas por el PNEIB, al ser eventos sin articulación, generan discontinuidad en la propuesta general de revaloración. Es imposible prestigiar las lenguas indígenas y su cultura, si la EIB solo se instala en un sector de la EBR y se excluye el ámbito universitario y el entorno urbano. Revalorar positivamente a los pueblos originarios se logrará cuando la EIB propicié los mecanismos necesarios para la formación de una ciudadanía que incluya a esos sectores. No solo se debe dar relevancia al acceso, sino que es indispensable recurrir a los cambios de mentalidades de toda la población. La focalización del EIB, exclusivamente, trabaja en los contextos rurales y se aleja de las urbes. Entonces, con el PNEIB “solo se trabaja la interculturalidad con los que padecen la discriminación y no con los que la ejercen” (Tubino, 2015).

En conclusión, las propuestas del PNEIB del 2016 no son eficaces ni efectivas para la revaloración lingüístico-cultural, la formación de ciudadanía y capacidad de agencia y la implementación de un dialogo intercultural. Esa imposibilidad nace, porque el programa solo es funcional para la continuación de una matriz hegemónica que valora la reproducción del capital económico, desde el enfoque del desarrollo del capital humano, y no cuestiona las asimetrías y condiciones sociohistóricas, económicas y culturales en los que se desenvuelven las comunidades originarias. Tal situación no permite que se cree una ciudadanía efectiva de los pueblos rurales y que es condición indispensable para que se genere agencia. Ante este panorama, asimismo, será imposible que se fomente el diálogo intercultural entre los diversos horizontes culturales que existen en la nación. Entonces, será necesario que el Estado cambie la forma en la que propone y ejecuta este proyecto. Además, se debe incluir las acciones propuestas desde la sociedad civil y de otros organismos. Es decir, “Esto no es responsabilidad exclusiva del Estado. La sociedad civil tiene un rol importante que cumplir en este campo. Las universidades no estatales tienen también la responsabilidad de ofrecer una educación que promueva el desarrollo de la libertad de pensamiento, de la razón práctica y la apertura a la diversidad cultural como un valor y no como un defecto” (Tubino, 2015). La valoración positiva de las culturas y conocimientos ancestrales se vinculan directa e indesligablemente con el prestigio social asignado. Si no se fomentan modos de prestigiarlas fuera de sus territorios, será imposible crear las condiciones mínimas para el desarrollo educativo.

Entonces, se revela el presupuesto excluyente del PNEIB, dado que solo se busca su implementación en un sector específico de la EBR (inicial y primaria) y, con ello, se crea una discontinuidad en el proyecto. Además, se excluye el campo universitario de la incorporación del enfoque intercultural. Es una paradoja que el espacio tradicional y evidente de cuestionamiento y, a la vez, formulación de saberes y conocimientos no se inserte en la EIB. El lugar tradicional en el que nace el conocimiento oficial, la universidad, se configura como un ámbito ascético que no puede autocuestionarse. Por ello, no discute los alcances de lo que difunde y lo que valora; por tanto, no debate críticamente lo que sucede a nivel social y educativo, salvo en algunos reducidos espacios. La razón universitaria podría convertirse o se ha convertido en razón instrumental de una perspectiva hegemónica al no considerar el enfoque intercultural en su desarrollo y, con ello, no valorar positivamente los saberes ancestrales y la heterogeneidad cultural. 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS