EDITORIAL

Estimados lectores:

 

El vertiginoso desarrollo que viene sucediendo en los últimos 60 años en sectores    de importancia como: la tecnología de materiales, la biotecnología electrónica y la computación, nos ha hecho testigos y participes de la actual revolución del saber.   Sin duda, los diversos sistemas productivos han experimentado cambios desde todo punto de vista, ganando en eficiencia, productividad y rentabilidad. Lo que parecía imposible hace 20 años, hoy es una realidad. Socialmente, la gestión del conocimiento también ha cambiado, las aspiraciones sociales son otras y si bien algunos “problemas históricos” persisten, no es menos cierto que la complejidad de las grandes ciudades cada vez es más común.

 

La aplicación de la ciencia y la técnica ha generado un nivel de avance en el conocimiento que supera las expectativas que se tenían hace unos años, y es en ese momento donde comienza a tomar un papel muy importante el estudio de la ética en cada área, así como en las valoraciones de la aplicación de los avances, de sus límites, sus controles y para generar el debate adecuado, como piedra angular en el momento actual. Las consecuencias negativas que también van apareciendo en el desarrollo científico técnico, deben ser estudiadas razonablemente para tomar las medidas adecuadas. Por otra parte, surgen nuevas posiciones a favor o no de los límites permisibles a los que se acepte llegar, pero lo innegable es que el mismo proceso cognoscitivo debe generar su manejo adecuado y sus regulaciones.

 

En este número, me place exponerles un compendio de diez artículos originales, que abordan con una mirada ética, algunos de los problemas generados con el desarrollo, tales como: la superpoblación, la disponibilidad de recursos hídricos, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, entre otros.

EL EDITOR